Norma McCorvey, conocida por el pseudónimo “Jane Roe” con el que puso la demanda del caso que estableció el derecho constitucional al aborto en EEUU, falleció el sábado a los 69 años en una residencia de Katy (Texas).
El periodista Joshua Prager, que trabaja en un libro sobre el histórico fallo “Roe v. Wade” confirmó al Washington Post la muerte de la activista por una enfermedad del corazón.
McCorvey, que tenía 22 años cuando su caso llego al Supremo, pasó casi toda su vida en el centro del debate sobre el aborto en Estados Unidos, primero como icono y activista de los derechos reproductivos y, a partir de 1995, como férrea opositora al aborto tras bautizarse como católica.
Cuando presentó la demanda en 1970, McCorvey buscaba poder abortar legalmente tras un embarazo no deseado, por lo que apeló una ley estatal de Texas que -como la mayoría de los Estados entonces- solo permitía la práctica en caso de que peligrara la vida de la mujer.
Lo que no se esperaba era que su caso acabaría pasando a la historia con la sentencia del Supremo que abrió la puerta a la legalización del aborto en el país.
El Supremo dictaminó que una mujer, junto con un equipo médico, puede optar por abortar en los primeros meses de embarazo sin cortapisas legales, aunque con restricciones si el estado de gestación es más avanzado.
El fallo técnicamente no indicó que el aborto fuera legal, sino que declaró inconstitucional la interferencia del Estado en la decisión de la mujer sobre la continuación de su embarazo.
En la década de 1980, Norma McCorvey, hizo público su nombre y se convirtió en una figura del movimiento a favor del aborto con su trabajo en clínicas que practicaban la interrupción del embarazo.
Sin embargo, en 1995, dijo que su demanda había sido una equivocación y se declaró contraria al aborto, tras ser bautizada como católica por un reverendo líder de un grupo antiabortista.
Desde entonces, se convirtió en activista del movimiento antiabortista en Estados Unidos, donde el debate sobre la interrupción del embarazo sigue siendo uno de los asuntos sociales más controvertidos.
Este movimiento celebra una marcha en Washington cada año el 22 de enero, en el aniversario de la histórica sentencia “Roe v. Wade”, para pedir que se revoque esta decisión judicial.
El presidente de EEUU, Donald Trump, indicó durante la campaña que estaba a favor de esa petición y de que la decisión sobre el aborto “vuelva a los Estados”, además de comprometerse a nominar jueces del supremo antiabortistas.
Mike Pence fue este año el primer vicepresidente en el cargo en intervenir en la marcha antiabortista de Washington el 22 de enero, donde declaró que “el movimiento provida está ganando” en EEUU con la victoria de Trump, las mayorías republicanas en las dos cámaras del Congreso y el poder conservador en los Estados.