La rabia feminista organizada en la calle. Un grito de furia colectiva se percibe en los ojos de las mujeres que esta tarde han decidido tomar la calle contra la sentencia dictada este jueves que condena a los miembros de 'la manada'. La convocatoria, que ya circulaba en redes sociales desde el miércoles, ha tomado fuerza tras la lectura pública del fallo, que ha rebajado los hechos a un delito de abuso sexual, al entender los magistrados que no hubo violencia ni intimidación.
Las protestas se suceden por varias ciudades de España tras oír el fallo pronunciado por el presidente de la Sección Segunda de la Audiencia Nacional, José Francisco Cobo, que ha leído la sentencia pasadas las 13.00 horas. En ella, condena a los cinco miembros de 'la manada' por un delito continuado de abuso sexual con prevalimiento. Esto es, aprovechándose el agresor de una situación de superioridad manifiesta que coarta la libertad de la víctima.
Les ha absuelto así del delito de agresión sexual, que pedía la Fiscalía y la acusación particular. Y es que el tribunal ha entendido que no medió violencia ni intimidación en los hechos ocurridos el 7 de julio de 2016, cuando una joven denunció haber sido agredida en un portal de la calle pamplonesa Paulino Caballero. La sentencia considera que no hubo agresión sexual porque no hubo una violencia física explícita.
Pamplona, la ciudad donde se produjeron los hechos, ha sido una de las que más se ha volcado en esta concentración. Miles de personas marchaban ya a las siete de la tarde por las calles del Casco Viejo. Tanto el Ayuntamiento como el Gobierno foral han sido acusación particular. Centenares de personas coreaban la misma frase que servía de lema en el resto de movilizaciones, la sentencia en la calle: “No es abuso, es violación”.
En Madrid, pasadas las 19.30 las aceras de la calle San Bernardo ya estaban repletas de mujeres para mostrar su apoyo a la víctima. Unos minutos más tarde, se han echado al centro de la vía y la Policía Nacional ha cortado el paso de los vehículos. “Si no nos matan, nadie nos cree”, gritan. Elia y Ester tienen 20 y 19 años respectivamente, y aseguran que “saliera lo que saliera” ya habían decidido acudir a la concentración en la capital. “No estar es ser cómplice con el sistema” dice Ester, que enseña un cartel morado en el que se lee “Os da más reparo sentenciar una violación que cometerla”.
El carácter multitudinario de la concentración ya se observa en las calles aledañas, repletas de gente que se unen a una misma reivindicación: “Sola, borracha, quiero llegar a casa”. Y es que el juicio a 'la manada' ponía en juego varios conceptos sociales y judiciales, entre ellos, qué se entiende por consentimiento o por violencia. Un fallo muy esperado que no ha contentado a los colectivos feministas. Se nota la fuerza del pasado 8M, el golpe en la mesa que sacó de casa a miles de mujeres en toda España en una jornada histórica de movilización. “Luego diréis que somos cinco o seis”, gritan. Son más, muchas más mujeres y hombres que acompañan los que le están echando un pulso al machismo y a la “justicia sexista”, lo llaman, desde la calle.
En Barcelona, la Plaza Sant Jaume se ha llenado de gritos como “yo te creo” o “si nos tocan a una nos tocan a todas”, uno de los lemas que ya se escucharon en la primera marcha que se celebró en noviembre en apoyo de la víctima de 'la manada'. “Hemos venido aquí a expresar nuestra indignación por una sentencia que no solo es injusta, sino que nos dice que es incapaz de reconocer una violación”, expresa Montse Pineda, activista en la entidad Creación Positiva, una de las organizadoras de la protesta.
Las mujeres también se han concentrado en Valencia, en una plaza del Ayuntamiento a rebosar que cantaba “Tranquila, hermana, aquí está tu manada” y “Si toquen a una ens toquen a totes” (“si nos tocan a una nos tocan a todas”). “Jueces machistas” ha sido otro de los lemas más coreados en Sevilla, que también se ha unido, como casi todas las ciudades españolas, a esta movilización contra la sentencia y a favor de la protección de la mujer ante las violencias sexuales. En Bilbao, las personas congregadas, que han cortado el tráfico en la calle Buenos Aires, han coreado eslóganes como “No estás sola, te queremos”.
“Es algo así como si todas nos sintiéramos interpeladas por esto. No es solo la víctima de sanfermines, es que muchas mujeres hemos vivido agresiones sexuales a lo largo de nuestra vida. Y eso es una vulneración de derechos”, cuenta convencida Ángela desde Madrid, que hace hincapié en el cuestionamiento al que se enfrentan las victimas de violencia sexual. Un clima de sospecha y de duda que pisotean las asistentes en un clamor colectivo. El poder de convocatoria del movimiento feminista ha hecho que apenas se pueda acceder a las puertas del Ministerio de Justicia y la Policía haya tenido que cerrar las bocas del Metro que permite llegar a la sede de un ministerio, claman, en el que “no hay justicia”.
Teresa señala y mira para los lados para hablar “de la gente joven”, con la que asegura que está “muy emocionada” porque “se han sumado al feminismo de una manera que antes no ocurría”. Lo dice recordando los 8M de hace años, cuando “se tenía más miedo”. Y es que el movimiento feminista se ha revitalizado en los últimos años con mujeres jóvenes, que, desde los colegios y universidades, han dado un impulso. “Aquí estamos las feministas”, gritan entre palmas.
Poco después, la concentración se convertía espontáneamente en marcha y las feministas caminaban por Gran Vía escoltadas por la Policía Nacional. A la altura de Callao, un par de furgones policiales cortaban la arteria madrileña y la manifestación se partió por calles aledañas con el grito “Aquí estamos las feministas”.
La sentencia de las mujeres fue unánime en las calles de España: “No es abuso, es violación”.