La Fundación Franco intenta sortear su ilegalización cambiando sus estatutos
La Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) tiene una estrategia para evitar su ilegalización: cambiar sus estatutos. El Gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado su intención de prohibir las fundaciones de carácter fascista y la sociedad franquista ha reaccionado a esta amenaza solicitando un retoque al articulado que adapte los fines de la institución a la Ley de Fundaciones.
Los cambios fueron presentados en abril en el Protectorado de Fundaciones, que todavía no ha respondido a la petición, según adelantaba La Razón. La maniobra pretende sortear la futura reforma y aplicación de la Ley de Memoria Histórica que supondría ilegalizar este tipo de entidades, como estudia el nuevo Ejecutivo.
Este periódico ha preguntado por el caso a la Fundación Franco y a su presidente, Juan Chicharro, sin recibir respuesta por el momento. El Congreso de los Diputados ya aprobó –en febrero de 2017– una Proposición No de Ley de (PNL) que pedía investigar a la fundación al entonces Gobierno de Mariano Rajoy, que ignoró el asunto. La iniciativa de En Marea fue votada en contra por el PP y contó con la abstención de Ciudadanos y la aprobación de PSOE, Unidos Podemos, ERC, PNV, PDeCat y EH Bildu.
La FNFF es la más visible de un grupo de sociedades que convierten a España en el paraíso de las fundaciones fascistas. La Fundación Franco trabaja como un lobby que ensalza al dictador y usa la justicia contra la Memoria Histórica. En las últimas fechas, y al hilo de la anunciada exhumación de los restos momificados de Franco, ha lanzado una campaña para blindar el Valle de los Caídos y la tumba militar golpista e incluso ha llamado a un “nuevo alzamiento”.
La “situación de emergencia” de la Fundación Franco
El retoque solicitado para los estatutos de la entidad franquista está centrado en sus fines fundacionales. El texto indica en origen –en su artículo 6– que la fundación está destinada a “enaltecer la figura de Franco” y “exaltar su vida como modelo de virtudes puestas al servicio de la patria”. Y que “preservar su legado” sirva para “difundir” y proyectar “su ideario sobre el futuro de la vida española”.
Los nostálgicos del franquismo han pedido al Protectorado de Fundaciones que acepte el cambio en el articulado. La finalidad de la FNFF sería entonces “difundir y promover el estudio y conocimiento sobre la vida, el pensamiento, el legado y la obra de Francisco Franco en su dimensión humana, militar y política”, según aparece ya en la página web de la fundación. Centrar el rango estatutario en “los años de su mandato” y el “estudio y conocimiento del Estado que rigió los destinos de España entre 1936 y 1977”.
La Fundación Franco vive una “situación de emergencia” con su prevista prohibición, según escribe en una carta el presidente del ente privado, Juan Chicharro. Y el traslado de la momia del dictador fuera del Valle de los Caídos ha estrechado el círculo.
Pedro Sánchez cree “que con esta acción va a humillar a Franco” pero “el General ya les venció en la guerra”, avisa el antiguo ayudante del rey emérito Juan Carlos al presidente de España. Chicharro envía además un recado a la Iglesia, a la que hace responsable de la futura exhumación: “los restos del Caudillo se encuentran en una Basílica inviolable en la que rige el derecho canónico”.