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Así gasta la Iglesia el dinero público recaudado por el IRPF libre de control fiscal

El Congreso exigirá al Tribunal de Cuentas la fiscalización del dinero que la Iglesia recibe a través del IRPF después de el tribunal haya rechazado hacerlo con los votos de los representantes del PP. Han sido 251 millones en el último ejercicio, y cuyo reparto se decide, de manera unilateral, por los responsables de la Conferencia Episcopal. Lo que se sabe del reparto del IRPF es muy poco.

En la última Memoria Justificativa de Actividades presentada por la Conferencia Episcopal (CEE), el órgano de gobierno de la Iglesia española, se relata a grandes rasgos a qué destina ese dinero público, aunque dejando muchas lagunas y sin ninguna precisión. Estos millones que recibe a través de la Declaración de la Renta son una mínima parte de todos los que recibe procedentes de fondos públicos.  

Salarios de curas

¿A qué se dedica el dinero del IRPF? Siempre según dicha memoria, a trece apartados, aunque el 81% de los recursos (199,7 millones de euros) se envían directamente a las diócesis “para la realización de sus actividades pastorales”. ¿Qué significa eso? Durante años, nada se ha explicado sobre esto, más allá de suponer que el grueso de esa cantidad iba a pagar el salario de los curas y obispos en nuestro país, ya que las diócesis con más parroquias y sacerdotes son las que más dinero reciben. Lo cual supondría que, en la práctica, el Estado financia el sueldo del clero católico y su jerarquía.

¿Y cuánto cobra un cura en España? El sueldo medio de uno de los 19.000 sacerdotes españoles está en torno a los 900 euros al mes, en catorce mensualidades, mientras que el de un obispo asciende a unos 1.250 euros al mes. A ello hay que sumar los gastos comunes de las casas parroquiales o sedes episcopales –asumidas por la comunidad o la diócesis correspondiente– y lo recaudado como donativos o por el cobro de los “servicios pastorales” (bodas, comuniones, funerales, bautizos, etc..), que no se registran y, por lo tanto, no están sujetos a investigación alguna. 

Para la CEE, en el reparto se tienen en cuenta “la extensión de la diócesis, el número de habitantes, el número de parroquias, el número de sacerdotes, seminarios y pastoral vocacional”. Lo que también deja claro la memoria es que, una vez hecho el reparto, cada diócesis “lo integra dentro de su reparto, atendiendo a las normas propias de organización económica”, sin más explicación.

Madrid es la diócesis más beneficiada, con más de 14 millones de euros, seguida por Valencia (8,7), Toledo (5,4) o Santiago de Compostela (5,2), mientas que el Arzobispado Castrense, con 129.000 euros, es el que menos recibe, aunque hay que añadir que, en este caso, el sueldo de sus sacerdotes es asumido por Defensa (los capellanes castrenses son personal militar a sueldo del Estado). Ibiza, Jaca, Menorca reciben menos de un millón de euros.

Seguridad Social, Cáritas, Universidades

El 19% restante de los recursos del IRPF (casi 52 millones), siempre según la Conferencia, se emplea en una docena de actividades. La más significativa es el “importe de las cotizaciones pagadas a la Seguridad Social por el conjunto de sacerdotes diocesanos”, que alcanzó los 16 millones de euros. Los sacerdotes españoles cotizan por el Salario Mínimo Interprofesional.

Aunque Cáritas y sus proyectos reciben otro tipo de financiación, tanto por la casilla de “otros fines” como por la financiación de sus actividades sociales y caritativas, una parte mínima del IRPF de la Iglesia católica, en concreto seis millones, también se dedica a “aportaciones extraordinarias” a las Cáritas diocesanas, en un gesto de la CEE durante la crisis que se ha mantenido.

También se incluiría en el IRPF una parte para la comunicación, en cuyo conglomerado está la televisión 13TV. Como dijo el responsable de las finanzas de la Conferencia: “Con ese dinero las diócesis atienden todas las obligaciones de la Iglesia(...)  y algunas acciones pastorales estratégicas, desde una beatificación..., televisión o cualquier otro”. No especificó más. 

Bajo el epígrafe “Ayudas a distintos centros de formación”, la Iglesia dota 5,99 millones de euros, que se reparten a distintas facultades eclesiásticas, la Universidad Pontificia de Salamanca (propiedad de la Conferencia) y distintos colegios en Roma y Jerusalén.

Las “Campañas de Financiación de la Iglesia” superaron los 4,6 millones de euros, entre la campaña de la Asignación Tributaria (3,6) y el Día de la Iglesia Diocesana (1,02). La “Rehabilitación y construcción de templos” se lleva 4,58 millones de euros de la “X” de la Iglesia, mientras que “el funcionamiento de la estructura de la Conferencia Episcopal” suma otros 2,6 millones de euros.

El dinero de la Renta también se dedica, aunque en menor medida, a financiar “actividades pastorales en el extranjero” (1,27 millones de euros), y la Conferencia de Religiosos (Confer) apenas recibe un millón de euros, siempre según esta memoria.

Los últimos epígrafes se dedican a un mínimo fondo para “Insularidad”, que cobran las diócesis de Canarias, Tenerife, Mallorca, Menorca, Ibiza, Málaga (por Melilla) y Cádiz (por Ceuta), de medio millón de euros, y la “Aportación a instituciones de la Santa Sede, que no alcanza el medio millón de euros. Después del reparto, los obispos obtuvieron un superávit de 4,8 millones de euros, que se aplicaron al denominado ”Fondo de Estabilización del Sistema“.

Otras vías de financiación

Los 251 millones recaudados por la Iglesia vía IRPF no son, ni mucho menos, todo el dinero que la institución recibe anualmente de fondos públicos. Un informe de la organización Europa Laica hizo una estimación que elevó esa cantidad hasta los 11.000 millones de euros en distintos conceptos, que van desde los conciertos a los colegios católicos a la financiación de centros sanitarios, sociales o militares gestionados por la Iglesia.

Ese cálculo incluye las exenciones fiscales como en el caso del IBI valoradas en 3.000 millones al año, 4.600 millones para pagar a los 16.000 profesores de Religión y los conciertos con los centros religiosos, 3.200 millones para dispensarios y centros para transeúntes, como hospitales y centros de salud dirigidos por órdenes religiosas, y otros 500 millones para la conservación del patrimonio artístico propiedad de la Iglesia, entre otros.

El IRPF es el 23% de lo que recauda

El dinero del IRPF solo supone el 23,5% del presupuesto de las diócesis españolas, según se afirma en la memoria, que coloca a las “aportaciones directas y voluntarias de los fieles” como su principal fuente de financiación, en torno a un 37% (unos 350 millones de euros que, recordemos, no se declaran al considerarse donativos). Otro 21% (240 millones) se engloba bajo el término “Otros ingresos corrientes”, que no se estipula, como tampoco el 11% (unos 110 millones de euros) que sale de “Ingresos por patrimonio y otras actividades”, otro 6% llamado “Ingresos extraordinarios” (que suele tratarse de herencias) y un 2% de “Necesidades de financiación” (tampoco explicitadas).