Hallados más de 100 plaguicidas diferentes en los alimentos que se consumen en España

Raúl Rejón

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Aunque en España se analiza poco la presencia de insecticidas, herbicidas o fungicidas en lo que comemos, la Agencia Española Alimentaria (AESAN) halló hasta 106 tipos diferentes de plaguicidas en los alimentos que llegan a los consumidores, según la recopilación de datos hecha por Ecologistas en Acción.

Con datos de 2022, de los 106 plaguicidas que se han detectado, hay 59 considerados disruptores endocrinos y otros 32 productos que no están permitidos (porque son muy tóxicos) que llegan muchas veces por autorizaciones de uso excepcional.

Los resultados del análisis de los datos oficiales que ha presentado este miércoles Ecologistas revelan que los alimentos más contaminados son las frutas y verduras, en las que un 43% de los productos analizados presentó plaguicidas, muy por delante de los cereales, con un 9%.

En el grupo de los tomates se han hallado 31 plaguicidas (19 posibles disruptores), en las manzanas 22 fitosanitarios, en las naranjas otros 22, igual que en las mandarinas. En las lechugas seleccionadas se encontraron 21 productos químicos.

“En el top de alimentos con más plaguicidas siempre están los más utilizados, los que se pueden comprar todo el año porque están disponibles en las estanterías”, apostilla el responsable del trabajo, Koldo Hernández.

Lógicamente, a los cultivos no se les aplica una única sustancia así que, una misma pieza puede presentar un cóctel químico: se han analizado alguna perascon nueve tipos de plaguicidas, una mandarina con ocho y algún tomate también con ocho productos.

Este control de plaguicidas, obligatorio por la legislación europea, es, a juicio de esta organización, muy poco exhaustivo. Desde luego si se compara el nivel de análisis en España con el resto de la Unión Europea, parece que es así.

España está a la cola en muestras analizadas por 100.000 habitantes con 3,61. Muy lejos del máximo de la UE, Bulgaria, que analizó más de 200. Tampoco se está cerca de las otras potencias agrícolas de la Unión: Alemania controla 22 alimentos por cada 100.000 habitantes, Francia unas 19 muestras e incluso Portugal analiza más de nueve.

En este sentido, en España no se ha buscado, por ejemplo, Glifosato, el herbicida más extendido, vendido y utilizado tanto por privados como las administraciones públicas. “De 30 países que participan en estos análisis, 25 sí buscaron glifosato, un producto que está en un tercio de los ríos y acuíferos españoles”, remata Hernández para ilustrar el bajo nivel de análisis en España.

España es una potencia agrícola en Europa. Y está a la cabeza en la venta y uso de plaguicidas. De hecho, ha encabezado la lista de la UE en 2020 y 2021. En 2022 ha pasado a ser segunda, por detrás de Francia. Ese año hubo un descenso generalizado en el uso de pesticidas y España, en particular, vio caer mucho el volumen: se pasó de 76 a 56 millones de kilos en un año. “Se debió en gran parte al incremento de los precios”, dicen los ecologistas.

España está a la cabeza de ventas de plaguicidas en Europa. Ha encabezado la lista en 2020 y 2021 y fue la segunda en 2022. En 2022 hubo un descenso generalizado, según reflejan las tablas de Eurostat, en el uso de estos productos “debido en gran parte al aumento de precios”, explican los ecologistas: se pasó de 76 a 56 millones de kilos.

El uso intensivo de pesticidas en la UE durante mucho tiempo ha hecho que los suelos en los que se aplican presenten ahora niveles de tóxicos mucho más elevados de lo que se había previsto y calculado a la hora de autorizar el uso de esos productos. Los resultados del estudio muestran que casi todos los suelos europeos contienen mezclas de residuos de pesticidas y que la manera de calcular su presencia puede no ser fiable“, concluyó el estudio de la Universidad de Wageningen que reveló esas concentraciones inesperadamente elevadas.

De todos esos pesticidas detectados en alimentos en España, en muy pocas ocasiones las cantidades del compuesto incumplían los máximos permitidos por la normativa. Apenas un 0,6%. “Pero el límite máximo es el mismo para los adultos hombres y mujeres, que para los niños y los ancianos”, contrapone Koldo Hernández. Además, una cosa es la regulación y otra la ciencia: no hay dictamen sobre la acumulación en el tiempo de estos productos ni sobre el efecto combinado de estar expuesto a varios tóxicos a la vez. “Nadie está expuesto a uno solo”, dice Hernández. “¿Cómo se evalúa el efecto combinado de 50 sustancias? Vivimos en una ficción que nos da seguridad”, remata.