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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

CORONAVIRUS

Los iconos de la pandemia pasan a la segunda fila

Sanidad pone punto y final a la única rutina institucional que sobrevivía a la mejoría de los datos de contagios. La ministra Carolina Darias ha cancelado las reuniones semanales con los consejeros de salud de las comunidades autónomas. A partir de ahora se espaciarán, posiblemente cada 15 días. Según fuentes del Ministerio ya no tiene sentido seguir convocando el Consejo Interterritorial de “manera automática” y la ministra aboga por hacerlo “cuando se necesite” en el futuro.

El fin de esta comparecencia una vez a la semana revela algo más: la pérdida paulatina de presencia pública de los iconos de la pandemia. Los referentes informativos que copaban las mañanas, las tardes y las noches en periódicos, radios y televisiones pasan con la buena situación epidemiológica a un segundo plano.

“Ojalá pueda estar fuera de los focos mucho tiempo y que la gente pueda ir olvidándose de las personas y centrándose en los problemas sanitarios”, dijo hace unas semanas Fernando Simón, el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, en su reaparición en público tras dos meses fuera de los focos.

Durante muchos meses se apostó a diario tras un atril del Gobierno para contar las últimas novedades de una pandemia que tenía angustiada a la población. El portavoz científico terminó convertido –casi al nivel del ministro Salvador Illa– en un icono: en la conversación social se instalaron conceptos epidemiológicos como incidencia acumulada a 14 días o R0, pero también su último corte de pelo o su escapada de verano a surfear en Portugal. La importancia mediática era tan relevante, atravesaba tanto el día a día de la población, que dio ruedas de prensa incluso infectado y en aislamiento en su casa. Se hicieron también camisetas con su cara.

Las comparecencias diarias pasaron a ser bisemanales; después se celebraban únicamente los lunes. Hoy ya no existen y Simón suena como favorito para dirigir el nuevo Centro Estatal de Salud Pública, cuya puesta en marcha está prevista para el segundo semestre de 2022. Salvador Illa, el ministro al que Pedro Sánchez asignó poco antes de la pandemia la cartera de Sanidad porque “tenía una carga menor que otros ministerios” y así tendría tiempo para hacer política en Catalunya, ahora tiene un escaño en la oposición del Parlament.

“Todo tiene su principio y su final. Si se continúa normalizando la situación, y todo indica que vamos muy bien, nuestro papel como responsables de trasladar el discurso se irá diluyendo porque ya no seremos tan necesarios”, indica Amós García Rojas, presidente de la Asociación Nacional de Vacunología y representante español del Comité Permanente de la OMS para Europa.

García Rojas no sabe cómo pasó de ser un vacunólogo anónimo que había dado sus batallas contra problemas de salud pública fuera de la exposición mediática a posar junto a una pintada que dice “Amos tu eres el cobi” mientras bromea que no sabe si se refiere a la enfermedad o a la mascota olímpica. Cuando estalló la pandemia estaba a punto de jubilarse. “Los profesionales ya nos habíamos batido el cobre frente a problemas de salud pública previos (la infección por VIH, las vacas locas, la gripe porcina...) pero nunca con tanto protagonismo”, recuerda.

El acoso hacia los técnicos que han comunicado la pandemia –y a los científicos que la han investigado, según un estudio publicado por la revista Nature– no es un fenómeno exclusivamente español. El Gobierno británico tuvo que poner un escolta a Chris Whitty, el portavoz inglés para la estrategia contra el COVID-19, al ser zarandeado en un parque de Londres el pasado mes de julio. “Que paseando por una céntrica calle de Las Palmas me llamen a grito pelado 'asesino' e 'hijo de puta' son cosas que me han dejado despavorido”, contaba García Rojas en esta entrevista.

Otro de los rostros ya desaparecidos de la primera línea de exposición es el de Raquel Yotti, exdirectora del Instituto de Salud Carlos III. Fue la responsable del estudio de seroprevalencia que estimó cuántas personas se habían contagiado de coronavirus en España. Una de cada diez, según las últimas conclusiones. Yotti fue nombrada secretaria general de Investigación del Ministerio de Ciencia en agosto de 2021.

Pedro Gullón, profesor universitario, investigaba las desigualdades sociales y las enfermedades crónicas hasta marzo de 2020. Un día empezó a llamarle la prensa y llegó a atender a 37 medios en una jornada, cuenta en conversación con elDiario.es. “Es normal que la gente esté cansada de la pandemia y acabará cuando se deje de hablar de ella. Forma parte de la desescalada y es un proceso lento pero constante: menos novedades, menos interés mediático y menos ruedas de prensa”, analiza. “A nivel personal ha sido marciano a más no poder. Ver tu nombre en muchos sitios da un poco de vértigo, incluso síndrome del impostor. Es mucha responsabilidad intentar explicar una realidad que en ocasiones era difícil de entender porque íbamos a matacaballo”, añade.

Los expertos coinciden en que no han sido ellos sino la sociedad quien ha ido construyendo los “conceptos de la pandemia”. “Las medidas no farmacológicas se han ido nombrando así: confinamiento, confinamiento perimetral... Otros conceptos han surgido a base de repetirlos aunque tienen poca base científica como 'vacuna esterilizante'. ¿Alguna lo es, lo sabemos seguro? Son conceptos que han trascendido y se quedan, se instalan en la conversación social”, reflexiona Gullón.

Todos confían en que el interés por la salud pública –y sobre todo la inversión en ella– no decaiga una vez se supere la pandemia. “Espero que una de las enseñanzas sea que es fundamental para afrontar los problemas que asustan a la ciudadanía para que la próxima vez nos coja armados. El sistema sanitario –remata García Rojas– nunca puede ser objeto de recortes”.