Garantía de “reinicio” si el bebé muere, apartamentos individuales durante la estancia en el país, un 3% de descuento en todos los programas por el 'Black Friday' o la posibilidad de elegir el sexo del bebé por más dinero. Son estrategias publicitarias que usan algunas de las empresas intermediarias que ofrecen servicios de gestación subrogada y que intentan captar clientes en España. La práctica no está permitida en nuestro país, pero hay agencias que ofertan la posibilidad de hacerlo en el extranjero y que suelen encargarse de todo el proceso. De esta forma, se han inscrito más de 2.500 bebés como ciudadanos españoles a través de los consulados gracias a una instrucción de 2010 que lo posibilita.
Las técnicas que utilizan como reclamo han sido evaluadas por el Observatorio de la Imagen de las Mujeres (OMI), dependiente del Instituto de las Mujeres, que ha publicado un análisis de estas prácticas basado en las 77 quejas recibidas entre 2018 y 2021 y la revisión de las páginas web y redes sociales. No obstante, solo tres quejas se refieren a agencias de este tipo, mientras que la mayoría se dirigen contra asociaciones de familias por gestación subrogada o medios de comunicación. Pero el grueso del estudio se basa en el análisis de cómo se dan a conocer algunas de estas empresas y la lógica mercantil que hay detrás.
El organismo del Ministerio de Igualdad censura que no haya mecanismos jurídicos en España “disponibles” para impedir estas promociones. Y, de hecho, ha hecho público el análisis poco después de que la reforma de la ley del aborto diera su primer paso en el Consejo de Ministros, una norma que califica la gestación subrogada como una “forma grave de violencia reproductiva” y declara ilícita la publicidad que tenga como fin la promoción comercial de esta práctica. A la espera de concretarse el impacto de la prohibición, al texto aún le queda un largo camino por delante y, de momento, el análisis es un primer acercamiento: de las 23 empresas que se han revisado, 15 tienen su localización en España.
Su actividad consiste en hacer de intermediarias entre las personas o parejas que quieren acceder a la gestación subrogada y las clínicas y centros en países en los que es legal, entre ellos Canadá, Estados Unidos, Georgia o Ucrania, que, al menos hasta la invasión rusa del pasado febrero, se había convertido en uno de los destinos más populares. Las agencias se encargan de prácticamente todos los trámites y servicios: desde el enlace con las clínicas en los países de origen a la contratación de seguros, viajes, estancias, traductores o asesoramiento para la inscripción del bebé a la vuelta a España.
“Un menú de opciones”
No todas utilizan las mismas técnicas. De hecho, varias han suavizado en los últimos años el lenguaje con el que se refieren a esta práctica y algunas ya no explicitan en un lugar visible de sus páginas web los elevados precios de los paquetes, que pueden costar de los 50.000 euros en Georgia a los 120.000 en Estados Unidos, por ejemplo. Pero para el Instituto de las Mujeres lo “grave” es que “promuevan” una práctica que no está permitida en nuestro país y denuncia que lo hacen “sin ningún tipo de restricción” y “recurriendo a estrategias comerciales dirigidas tanto a ampliar la demanda como a blanquear su actividad”.
Las estrategias son diversas: entre ellas, el ofrecimiento de “un menú de opciones” más o menos caras en función de los servicios, así como de “las características de las gestantes y la futura criatura”. En una de las quejas recibidas por el OMI, la empresa Feskov, con sede en Ucrania, Bélgica y Reino Unido, oferta un “paquete de subrogación VIP” con la posibilidad de elegir el sexo. En la web se pueden ver los precios: este paquete cuesta 59.000 euros en Ucrania y hasta 80.000 el paquete “deluxe” en República Checa.
Otros ejemplos pasan por contenidos en los que se intenta buscar potenciales clientes aludiendo a la ventaja de “mantenerse en forma” o incluso “no perder el ritmo laboral” al recurrir a la gestación subrogada y evitar el embarazo y el parto, detalla esta misma compañía. Otro de los anuncios es el que hizo la compañía ucraniana BioTexCom el pasado noviembre, que ofertaba un descuento del 3% en “todos nuestros programas” por el 'Black Friday'. Esta empresa, que cuenta con filial en España, está siendo objeto de una investigación abierta en el verano de 2019 por la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
Pero además el análisis se detiene en el lenguaje, las imágenes y la lógica que suelen seguir algunas de estas agencias para “enmascarar”, dice el organismo, el “proceso real”: “La gestación, mediante condiciones contractuales, de una criatura a la que la madre gestante deberá renunciar”. La publicidad recurre habitualmente “a imágenes idílicas” de bebés “rollizos, blancos y de ojos claros”, aunque a veces “también se incluye un cupo de diversidad” a las que acompañan las promesas de “cumplir un sueño” o “un deseo”.
“Te quedas sin niño y sin dinero”
Es habitual también la garantía de “seguridad” en el proceso. Pero no “entendida como una gestación sin complicaciones”, sino “en llevar a buen término y dar cumplimiento a la relación contractual”, lamenta el Instituto de las Mujeres. “Garantía de reinicio en caso de fallecimiento del bebé”, promete una de las empresas: “Lamentablemente a partir del séptimo mes de embarazo, todas las agencias consideran que, si el bebé nace prematuramente y fallece, el programa se ha cumplido y tú te quedas sin niño y sin dinero”, apunta.
El estudio detecta la utilización de imágenes de gestantes siguiendo “los habituales cánones de belleza publicitarios” e identifica algunas otras fórmulas para atraer clientes como “formularios para elegir madres subrogadas” o “nuestra propia base de madres y donantes de óvulos del fenotipo europeo, asiático y africano que te permite elegir a tu donante ideal”. Parte de la oferta se basa, además, en “complementos” en la estancia en el extranjero, que “anima a coger los paquetes con más elevado precio” y que llegan a incluir teléfono móvil, cochecitos, canastillas, alojamientos individuales o vuelos en clase preferente. “Las diferentes empresas compiten en este tipo de servicios para incrementar su cuota de mercado”, añade.
Además de las denuncias referidas a las empresas, el informe detalla algunas otras quejas recibidas por el OMI. De hecho, 50 se dirigen a la Asociación Son Nuestros Hijos, entre ellas, una por la campaña que puso en marcha en 2018 en Madrid que hace uso del tradicional lema feminista “Nosotras parimos, nosotras decidimos” con el hashtag #YoGestaría. El organismo reconoce que “no puede considerarse publicidad ilícita”, pero la rechaza porque “promueve una práctica que sí lo es”. Otras reclamaciones se refieren a reportajes en medios de comunicación y una contra el Metro de Bilbao por una campaña que mostraba a dos padres por gestación subrogada como una de las imágenes para conmemorar su 25 aniversario.