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Las empresas españolas invierten la mitad que la media europea en investigación

La inversión española en ciencia se ha desplomado desde 2010, hasta alcanzar niveles propios de hace más de una década. A pesar de las tímidas subidas de los últimos años, el gasto real ejecutado apenas se acerca a los valores alcanzados a finales del siglo pasado y mucho menos a la media de la Unión Europea, de la que cada vez estamos más alejados.

Pero España no solo se queda atrás en inversión pública, la inversión privada está aún más lejos de los niveles medios del continente, a pesar de que el PIB ha crecido en los últimos cuatro años. España crece, pero lo hace de espaldas a la ciencia, lo que deja a los científicos españoles ante un panorama desalentador y a nuestra economía a expensas de una nueva crisis.

“A pesar de los recortes en educación y en ciencia hemos vuelto a crecer, lo que quiere decir que España está creciendo de espaldas al conocimiento”, explica a eldiario.es el director general de la Fundación COTEC, Jorge Barrero. “Hay que recordar que fue la fragilidad de nuestro sistema productivo lo que nos hizo sufrir tanto durante la crisis y si repetimos la apuesta del pasado, seguiremos siendo débiles”.

La economía española creció un 3.1% en 2017, con lo que suma cuatro años seguidos de crecimiento, tres de ellos por encima del 3%, según los datos del INE. Sin embargo, el crecimiento de nuestro sistema de I+D no ha alcanzado esos valores, con lo que el porcentaje de gasto con respecto al PIB apenas se ha notado y sigue estando en torno a un 1,3%, muy lejos de la media de la UE, que se encuentra cercana al 2,1%.

La baja inversión de las empresas españolas

Según el informe de COTEC, publicado el pasado año, la diferencia de esfuerzo no es la misma en todos los sectores. El esfuerzo presupuestario del sector público era aproximadamente un décima inferior al de la media europea, mientras que el de las empresas españolas es poco más de la mitad del promedio de la Unión, con apenas un 0.65% del PIB frente al 1,3% de la UE.

Este dato también lo destaca otro informe publicado el pasado mes de septiembre por el Observatorio Social de la Caixa, en el que se asegura que “nuestras empresas deberían invertir casi el doble para llegar a la media europea, y casi el triple para alcanzar los valores medios de la OCDE”. A pesar de ello, destaca Barrero, “el sector privado es el que salvó la cara del I+D en España el año pasado”, con un crecimiento de un 3% que, aunque sigue siendo menor que el PIB, “ha compensado la caída en el gasto público, que es una completa anomalía en Europa”.

Además, desde el comienzo de la crisis se ha producido una concentración del gasto en I+D empresarial en un grupo cada vez más reducido de empresas. “En 2008 había el doble de empresas que declaraban actividades de I+D de las que hay ahora”, asegura Barrero. Alemania, el país que más empresas tiene entre las mil que más invierten en I+D, tiene 46 compañías que invierten más de 59.600 millones de dólares anuales, según datos de la consultora PwC, mientras que España apenas cuenta con 8 empresas, que invierten poco más de 3.300 millones.

El mercado laboral no cuenta con los científicos

“Esta diferencia es excesiva”, afirma el profesor de la UDIMA, Pedro Aceituno. “Por mucho personal que contraten las universidades o el CSIC, el principal gap a la hora de contratar investigadores está en el sector empresarial”. Como coordinador de el informe INNOVACEF que cada año analiza los niveles de confianza de los investigadores españoles, Aceituno advierte que “las expectativas de los jóvenes investigadores españoles sobre su carrera no son muy halagüeñas, pero son aún peores entre los que han estado fuera y luego han regresado”.

“Nuestra principal preocupación es que los científicos retornen, pero una vez que están aquí, no hacemos nada por retenerlos y eso es grave”, asegura Aceituno. “Tenemos gente que es válida, que quiere y tiene la capacidad de crear nuevos productos, pero no estamos siendo capaces de incentivarles con una carrera que resulte atractiva”.

Sin embargo, este economista tiene una visión optimista de la situación y considera que para resolver el problema de la I+D empresarial tiene que haber un “esfuerzo compartido” entre el Gobierno, las empresas y la comunidad científica. “Si hay voluntad por parte de todos los actores implicados se puede encontrar una solución, porque no estamos ante una situación tan compleja”.

Para intentar abordar el problema de la falta de inversión en I+D empresarial, este profesor apuesta por incentivar la contratación de científicos por parte de las empresas. “Hay una falta de cultura empresarial a la hora de contar con científicos y creo que ahí se debería centrar la acción del gobierno, potenciando programas como el Torres Quevedo”, asegura. “Si las empresas ofrecieran más puestos de trabajo para investigadores habría más flujo de científicos hacia el sector privado y esto es algo muy necesario”.

Una política científica “errática”

Barrero también considera que la incorporación de doctores al sector privado como un paso necesario y aplaude programas como el de doctorados industriales, un sistema de ayudas para la formación de investigadores en empresas. Sin embargo, también señala la falta de importancia que las empresas y el gobierno le han dado al “gran activo” que suponen los científicos españoles. “El drama no es que no seamos un país de ciencia, el problema es que lo somos, pero lo estamos perdiendo”, asegura.

La apuesta de Barrero para mejorar la inversión privada en I+D “es la compra pública de innovación, es decir, que la administración apueste por proyectos innovadores y arriesgados”. Sin embargo, el director de COTEC se muestra dubitativo con respecto a las acciones del actual gobierno en este sentido. “Estamos en un país en el que se entiende que hay que incentivar la compra de pisos, en lugar de invertir en una startup”, por lo que “hace falta un giro radical en la políticas y los presupuestos destinados investigación e innovación, porque el enfoque actual no es suficiente”.

La profesora de economía de la Universidad Carlos III, Aurelia Modrego, coincide en que las actuales propuestas del gobierno no son suficientes, ya que no ofrecen un espacio que de confianza a las empresas. “Si nuestra política científica es tan errática como la de estos últimos años, si el gobierno no da una señal clara de que realmente considera la I+D como un elemento fundamental para el desarrollo del país, difícilmente se conseguirá atraer a las empresas”.

Además, Modrego insiste en la necesidad de crear “un sistema de información” que permita saber qué medidas funcionan y cuáles no. Las empresas apenas se han aprovechado de los pocos incentivos fiscales disponibles y los créditos para I+D son la partida presupuestaria que tiene un menor porcentaje de ejecución. “Si los préstamos no se utilizan, si las medidas que hemos aplicado no funcionan en la práctica, habrá que cambiarlas”.