Irlanda ha dicho “sí” al matrimonio homosexual. En un país mayoritariamente católico, el 62,07% del electorado ha respaldado en el referéndum celebrado este viernes, la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo, según ha informado la Comisión del plebiscito. La asistencia a las urnas ha sido del 60,52 %, la más alta desde el referéndum sobre la legalización del divorcio celebrado en 1995, después se han celebrado 20 plebiscitos más.
Los datos oficiales dados indican que los votos en contra de la propuesta del Gobierno, de coalición entre conservadores y laboristas, para autorizar y dar categoría constitucional al matrimonio homosexual alcanzaron el 37,93 %.
El escrutinio ha comenzado a las diez de la mañana (hora española) de este sábado, después de 15 horas de votación en la jornada previa, marcada por una participación de entre el 50 y el 60% del electorado. Apenas una hora después del comienzo del cómputo de los sufragios y a falta de resultados definitivos, las primeras proyecciones indicaron ya que el apoyo al matrimonio homosexual se imponía en casi todas las circunscripciones de Dublín y en las de las zonas rurales.
En las últimas semanas, los sondeos detectaron un avance de sus detractores, así como la existencia de un alto porcentaje de indecisos, casi un 25 % que podría ser decisivo para el resultado final si ambas posturas están más igualadas de lo previsto. Los resultados definitivos se conocerán entre las cinco y las siete de la tarde (hora española).
Comparativamente, en los dos últimos plebiscitos solo un 33 y un 39 % del electorado acudió a las urnas para pronunciarse en 2012 y 2013, respectivamente, sobre la reforma de la Ley del Menor y la abolición del Senado.
La República de Irlanda ya promulgó en 2010 la ley de Relaciones Civiles que, por primera vez en este país, concedía reconocimiento legal a las parejas de hecho del mismo sexo, pero elude calificar a esas uniones de “matrimonio”.
Con la victoria del “sí”, el matrimonio entre parejas del mismo sexo será reconocido por el artículo 41 de la Carta Magna, lo que le concederá protección constitucional y le equiparará al matrimonio tradicional.
El “Sí, quiero” en un país mayoritariamente católico
Irlanda “brilla” hoy en todo el mundo tras aceptar en referéndum la legalización del matrimonio homosexual, ha subrayado el ministro irlandés de Sanidad, el conservador Leo Varadkar, el primer miembro de un Ejecutivo de Dublín abiertamente gay.
Varadkar, quien reveló este año su condición de homosexual, ha asegurado que este país, aún mayoritariamente católico, vive este sábado una “jornada histórica y muy especial” gracias al “sí” dado en el plebiscito de la víspera a la propuesta de su Gobierno, de coalición entre conservadores y laboristas.
“Algo se ha despertado dentro de los irlandeses con este referéndum”. “Para mucha gente, esta consulta representó una cuestión personal. Miembros de la comunidad gay, lesbiana o transexual pertenecen a una minoría, pero gracias a tantos amigos, familiares o compañeros de trabajo son una mayoría”, ha dicho Varadkar.
El ministro de Sanidad ha reiterado que se siente “muy orgulloso” de ser irlandés por el mensaje que el electorado de este país ha enviado al mundo: “Para mí, no solo ha sido un referéndum, ha sido una revolución”.
La ONG pro Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW) ha afirmado que este“sí” de Irlanda a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, garantizará la igualdad matrimonial y disminuirá la discriminación contra el colectivo de personas gays, lesbianas, bisexuales y transexuales (LGBT).
“La gente de Irlanda ha expresado su apoyo al Derecho Fundamental de casarse entre parejas del mismo sexo”, ha sostenido el director de HRW para la defensa de los derechos de las lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, Boris Dittrich. “El voto también indica que la mayoría de los votantes irlandeses rechaza las tácticas bochornosas de la oposición”, ha añadido.
El arzobispado irlandés: hay que reaccionar a estos cambios
El arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, ha afirmado que el “sí” del electorado irlandés al matrimonio homosexual es un ejemplo de la “revolución social” que atraviesa “desde hace tiempo” este país y reconoció que la Iglesia católica debe reaccionar a estos cambios. Diarmuid Martin considera que ha llegado el momento de que la jerarquía católica inicie un proceso de profundo debate y de “revisión de la realidad”.
El máximo dirigente de la archidiócesis de Dublín ha asegurado que los responsables católicos deben hallar un “nuevo lenguaje” para propagar más eficazmente el mensaje de la Iglesia, sobre todo entre los más jóvenes, cuyo voto ha resultado clave en la consulta sobre el matrimonio entre parejas del mismo sexo.
Con la victoria del “sí”, el matrimonio entre parejas del mismo sexo será reconocido por el artículo 41 de la Carta Magna, lo que le concederá protección constitucional y le equiparará al matrimonio tradicional.
Durante la campaña, la Iglesia católica, apoyada por un reducido número de grupos conservadores, antiabortistas y una minoría de senadores y diputados, sostuvo que el matrimonio homosexual atenta contra los valores de la familia tradicional y que modificará radicalmente los procesos de adopción y de maternidad subrogada, al tiempo que erosionará los derechos del menor.