La Comunidad de Madrid tiene un déficit de 60.000 plazas de comedor en los centros de enseñanza públicos. Esta falta de plazas afecta a todos los ciclos educativos, pero especialmente a los que imparten ESO, Formación Profesional y Bachillerato, según ha denunciado CCOO en un comunicado.
El problema, sin embargo, no alcanza a los centros privados, explica la responsable del sindicato a nivel regional, Isabel Galvín, hasta el punto de que pese a que estos tienen menos alumnado que los públicos, cuentan con una mayor proporción de usuarios de comedor.
En el curso 2022/23 el porcentaje de alumnado madrileño en segundo de Infantil en centros públicos era del 54,8%, pero los usuarios del comedor representaban el 50% del total. En Primaria, parecido: el 54,7% del alumnado madrileño cursaba esta etapa en un centro público, pero el porcentaje de los que acudían al comedor baja al 49,6%. El desfase es mayor en la ESO: el 53,1% del alumnado madrileño acude a un IES público, pero sólo el 2,8% usa el comedor escolar. En cuanto a FP y Bachillerato, solo el 0,7% de los usuarios de comedor de Bachillerato es alumnado de centros públicos, cuando los escolarizados en esa etapa son mayoría en los IES. “Solo en la ESO, para tener un porcentaje de alumnos de centros públicos similar al de los privados, habría que dotar a los centros de 60.000 plazas de comedor”, reitera Galvín.
CCOO es consciente de que en las etapas más avanzadas (ESO, sobre todo Bachillerato) la norma en la región en los centros públicos es la jornada continua (acaba a mediodía), pero eso no es óbice para que el alumnado pudiera disfrutar del comedor escolar. “Podrían comer después de clase. En la privada lo hacen, pero en los centros públicos no hay comedores”, explica Galvín. “Y es un servicio escolar que muchas familias necesitan para los alumnos también porque en muchos casos, lamentablemete, sería la única comida buena que tendrían. Pero eso no ocurre en la pública y sí en concertada”, añade.
Según CCOO, si hubiera “una mayor equidad en la asignación de los fondos para ayudas al comedor” se generaría una mayor demanda en la escuela pública. Pero sin comedores a los que acudir, porque no existen en los institutos, es difícil pedir una ayuda.
Caos en la gestión
Este curso que ahora acaba ha sido caótico en la gestión de becas de comedor en la Comunidad de Madrid. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso se vio superado por las peticiones de las familias, el sistema colapsó y el Ejecutivo acabó decidiendo conceder las becas a todo el que la hubiera pedido, tuviera méritos para ello o no. Pero al cabo de unos meses, cuando consiguió resolver los problemas, exigió el dinero que le había ido dando a algunas familias, bien porque la beca que finalmente se les concedió no cubría todo el coste del comedor, bien porque acabaron rechazando su petición. Familias vulnerables de toda la región se vieron en noviembre con una deuda de cientos de euros que no esperaban.
En España, aproximadamente la mitad de las familias que pide una beca para el comedor se queda sin ella, según la ONG Educo. En cifras absolutas, esto quiere decir que un millón de niños y niñas no tienen ayudas para este servicio, que aunque se basa en ofrecer “al menos una comida completa y nutritiva” al día a los más vulnerables, ofrece más, según Educo. “Además aprenden hábitos nutricionales y sociales, juegan, se relacionan con sus compañeros y compañeras, gestionan conflictos o administran su tiempo libre. Por todo ello, desde Educo consideramos que el comedor escolar y el espacio del mediodía forman parte del derecho a la educación de la infancia”, añaden.