La medicina privada aplica nuevas fórmulas para hacer negocio gracias a los recortes en la sanidad pública

A rebufo de los recortes que se impusieron a la sanidad pública, la tarta de la sanidad privada en España no para de crecer. Y se hace cada vez más atractiva. Ha pasado de 21.500 millones de euros en 2006 a 28.500 en 2015, de los que más del 80% lo ponen las familias. Los problemas que han ido resquebrajando el sistema público según perdía inversiones han coincidido con el crecimiento de la medicina privada. Y al calor de ese flujo de millones han surgido nuevas fórmulas de negocio que aprovechan esta coyuntura e, incluso, subrayan que la sanidad pública ya no es suficiente para poder así captar pacientes. Clientes.

El gasto sanitario directo de particulares ha subido 3.000 millones en cinco años: pagos por medicamentos, por tratamientos odontológicos, por prótesis, pero también por consultas, pruebas diagnósticas, asistencia hospitalaria, intervenciones quirúrgicas… A ese negocio, tradicionalmente copado por aseguradoras, han llegado plataformas que gestionan tratamientos con el método pay-as-you-go: abonar lo que se consume cada vez (tiendas de servicios médicos se autodenominan algunas).

El caldo de cultivo, utilizado como argumento de venta, es el deterioro del servicio público derivado del recorte de recursos llevado a cabo por las administraciones. “Actualmente puedes usar la sanidad pública, con sus limitaciones y esperas”, afirma el vídeo promocional de la plataforma Ofersalud –que no ha contestado a las cuestiones de eldiario.es sobre su modelo de negocio–.

La fórmula se basa en que los clientes abonen los tratamientos o consultas que consuman sin pagar una prima mensual como con los seguros privados. A cambio se ofrecen descuentos en las tarifas nominales de los centros o los profesionales sanitarios. La guerra de precios de las aseguradoras por captar el creciente volumen de personas que suscriben estas pólizas ha creado una sanidad low cost, en la que los sanitarios dan servicios a bajo coste para satisfacer los acuerdos con las aseguradoras, según cuentan fuentes de este sector. En este contexto están buscando su nicho de negocio estas nuevas plataformas.

28.000 sanitarios menos

La desinversión de los gobiernos en sanidad empalmó cuatro años seguidos de recortes desde 2010, según el Sistema de Cuentas de la Salud del Ministerio de Sanidad (cuyos datos más recientes son de 2015). A partir de ahí se frenaron los recortes, aunque aún lejos de recuperar los niveles de 2009.

De hecho, la organización Amnistía Internacional analizó hace poco más de un mes las consecuencias de la austeridad sanitaria impuesta en 2012 por el Gobierno de Mariano Rajoy. Pretendía ahorrar 7.000 millones de euros, aunque no se ha realizado seis años después un análisis sobre la implantación de aquel Real Decreto. Amnistía subrayaba que la medida conllevó copago, lista de espera, reducción de plantillas… “que han deteriorado la accesibilidad, la asequibilidad y la calidad”.

En ese sentido, menos recursos se han traducido en, por ejemplo, menos sanitarios para atender pacientes. El sindicato CCOO ha calculado que en el sector público se esfumaron más de 28.000 puestos de trabajo. La Encuesta de Población Activa refleja ahora, en 2018, que el empleo en la sanidad pública ha crecido a un ritmo muchísimo menor que en el sector privado: un 17% frente al 60% de las empresas.

Con menos profesionales, la atención se resiente. En el último barómetro sanitario del CIS, de mayo de este año, el 62,5% de los usuarios afirmaba que “nunca o casi nunca” conseguían cita en Atención Primaria para el mismo día en que lo necesitaban. En 2012 todavía estaban en el 58,8%. Al mismo tiempo, el CIS constataba cómo la proporción de pacientes que optaban por acudir a unas urgencias privadas en 2017 llegó al 28% cuando en 2003 se quedaba en el 21%.

“Sin listas de espera, al momento”, asegura otra de estas gestoras, ClinicPoint, al explicar su método que tampoco ha respondido a la petición de información de este medio. Agita así otro de los problemas que ha tenido que sobrellevar la sanidad pública acuciado por la falta de inversión: las listas de espera quirúrgica. En España se mantiene por encima del medio millón de pacientes y supera los 100 días de media, según la última revisión ministerial de diciembre de 2017 (hubo una bajada de 21.000 personas respecto a seis meses antes).

La espera para entrar en el quirófano padeció especialmente el recorte en personal o en los programas específicos para aliviar el embudo en las intervenciones. Tanto se exacerbó la situación que, ahora, varias comunidades autónomas han tenido que idear fórmulas (más o menos exitosas) para intentar revertir la situación creada: la Comunitat Valenciana puso en marcha los auto conciertos en los hospitales para que cirujanas operaran fuera de sus turnos. Castilla y León lanzó en 2016 un plan específico denominado Perycles para abordar este problema. En Madrid, la Consejería de Sanidad durante el Gobierno de Cifuentes inventó unos pactos de gestión con las unidades hospitalarias, aunque el Tribunal Supremo los anuló finalmente.

El lobby privado pide 1.500 millones públicos

En esta misma línea, otra de las gestoras online, iDoctor, incluye entre sus virtudes: “Sin listas de espera. Garantizamos la mejor atención a nuestros pacientes evitando las largas listas de espera de la sanidad pública”. El director financiero de esta plataforma, Rafael Torres, sí ha atendido a eldiario.es. Subraya que este modelo “no es un formula exclusiva de la sanidad, en la actualidad se está imponiendo el sistema del ”pago por uso“’. Admite que ”las desinversiones en el Sistema Público facilitan la implantación de nuestro modelo de negocio porque alargan los tiempos de espera, calidad… No tenemos tiempos de espera y eso lo agradecen los usuarios de nuestra plataforma, más aún cuando la Sanidad Publica gestiona las citas con el retraso por todos conocido“.

De hecho, la Fundación IDIS, un grupo de presión que aglutina a empresas sanitarias privadas, ha planteado que los presupuestos públicos destinen 1.500 millones de euros a su sector para solventar la cuestión de las listas de espera, según su criterio.

Así que mientras la política de los gestores del sistema público acumulaba problemas, el negocio privado ha incrementado casi todas sus variables: las clínicas privadas ingresaron 6.175 millones de euros en 2016, 890 más que en 2010. El número de personas con seguro sanitario privado superó en 2017 los 11,5 millones de pólizas. Un salto de más de un millón respecto a 2013. Todo ese volumen dejó unos ingresos mayores a 8.000 millones de euros el año pasado, según ha explicado la Asociación Empresarial del Seguro (Unespa) con datos de ICEA. La tarta, de momento, no mengua.