El pueblo celebra sus fiestas dividido en una calma tensa entre quienes defienden la inclusión de las mujeres en La Gaita y quienes consideran que la tradición masculina no debe tocarse. La lucha por la igualdad continúa en Cervera del Río Alhama a ritmo de castañuelas y sonido de gaita y tambor. Y se mezcla cada vez que llegan las fiestas patronales con la calma tensa de un pueblo divido entre quienes han entendido que en este siglo ya no caben más desprecios a las mujeres y quienes siguen pensando que lo más importante es mantener la tradición.
Hace ya diez años que un grupo de mujeres comenzó su activismo en Cervera para poder participar de los actos centrales de las fiestas de su pueblo. Querían bailar La Gaita, una colorida danza que recorre las calles del pueblo en los días más importantes, junto a los hombres, protagonistas únicos de este ritual desde hace unos 500 años.
Aunque despacio, van dando pasos: ya han conseguido bailar sin recibir insultos, sin que les apaguen las luces al entrar a la iglesia o se corte la música cuando ellas levantan un pie. Pero no porque la tradición y el pueblo hayan cedido sino porque ellas han ido cambiando su estrategia. Han creado su propia Gaita, que es incluso más numerosa que la tradicional, la masculina. Se han constituido como asociación y con sus cuotas y algunos apoyos consiguen contratar a sus propios gaiteros para que al menos la música no pare.
Y así recorren las calles del pueblo en su día grande. Ellas por un lado, ellos por otro. “Este año ha habido un punto de inflexión con la publicación realizada por la cofradía”, explica Irene, una de las danzadoras, “la oposición tan firme a que bailemos con ellos, el hecho de decir que es algo antidemocrático o hablar incluso de chantajes ideológicos ha sido un detonante muy fuerte para el pueblo y ha hecho que tengamos más claro que nunca que la lucha sigue”.
La realidad es que el pueblo está dividido. “Ambos grupos tenemos grandes apoyos”, explican las chicas, “a ellos les apoya más la gente que vive en el pueblo durante todo el año y nosotras tenemos más apoyo de todas las personas que descendemos de Cervera pero que hemos salido a vivir a otras ciudades”.
Hay incluso familias en las que el tema no se habla para no discutir. “Yo al principio lo pasé muy mal porque mi hermana y mi hija se implicaron en esto y era para mí un sinvivir”, dice una de las pocas personas del pueblo que quieren hablar del asunto, “yo no quería malos rollos con la gente del pueblo y tampoco entendía que ellas quisieran hacer todo de repente. Había mucha tirantez y lo pasaba mal. Yo le explicaba a mi hija que estaba de acuerdo con la Gaita Mixta pero que no se puede acabar con 500 años de tradición de repente. Ahora ya bailan, y lo hacen de forma mixta porque tienen tres chicos en el grupo, poco a poco”. Reconoce que su postura es más tradicional pero se le corta la voz cuando dice emocionada lo orgullosa que está de ellas. “Con ellas hasta el fina, pierdo sueño por estar aquí a su lado, es una satisfacción muy grande como madre y como hermana”, concluye emocionada.
A lo largo del recorrido un pequeño grupo de personas acompaña a las chicas, uno mucho más numeroso les acompaña a ellos. En este último grupo nadie quiere hablar del tema. “Yo lo entiendo todo, pero la tradición es la tradición. ¿Que bailen las chicas? Ya están bailando. Que bailen todos juntos ya es otra cosa. Sí pero no”, sentencia. Tampoco los danzadores quieren hablar e incluso se dan la vuelta cuando se les pregunta su opinión sobre una futura Gaita Mixta.
Silencio. Es la respuesta mayoritaria de un pueblo ante un problema real que ya no tiene marcha atrás. “Sabemos que es difícil pero no vamos a parar y sentimos que cada vez tenemos más apoyos, que cada vez les va a resultar más difícil defender esa postura de oposición a las mujeres”, comenta la portavoz de la Gaita Mixta. Óscar, uno de los chicos que se ha integrado en el grupo de las chicas también considera que las cosas van cambiando. “Yo bailaba con los chicos y desde que ellas empezaron siempre las he apoyado. He tenido algún jaleillo porque el último día me metía a bailar con ellas o porque me colocaba algún lacito para apoyarlas así que vi que esa Gaita no me representaba y me cambié con ellas para luchar por una Gaita oficial Mixta”, explica, “al principio sentía mucho más rechazo pero ahora ya me van entendiendo, aunque muchos no están de acuerdo”.
Apoyos políticos y tibieza en las instituciones
Para el alcalde del pueblo, el popular Álvaro Forcada, tampoco parece ser una situación cómoda aunque no termina de posicionarse. “Soy el alcalde de todo el pueblo, de los que piensan de una manera y de otra. Hay que respetar las diferentes posturas y en lo que se pueda aunar sensibilidades para lograr un consenso y que todo el mundo disfrute de las fiestas”, repite una y otra vez sin aclarar si considera que las mujeres deben integrarse en igualdad.
El Gobierno de La Rioja trata también de esquivar la polémica. “Es una tradición arraigadísima”, comienza el portavoz del Ejecutivo regional, Alfonso Domínguez, “un asunto local que pertenece al municipio y a sus tradiciones”. Sí ha añadido que “el Gobierno de La Rioja está en el siglo XXI y en su apuesta por la inclusión de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad y siempre en igualdad”. Una de cal y otra de arena.
Sí ha sido más tajante el Partido Socialista de La Rioja. Su líder, la ex presidenta Concha Andreu, ha pedido al propio presidente Gonzalo Capellán que se posicione y ha llegado a afirmar tajante que “las tradiciones, si son casposas, habrá que cambiarlas”. Considera que no cabe más debate en la actualidad y que no habrá igualdad mientras hombres y mujeres no puedan tener acceso a las mismas cosas.
La hermandad de la Gaita Mixta con las chicas que llevan años luchando por la igualdad en el Alarde de Irún ha traído hasta Cervera a la Secretaria de Igualdad de Podemos en Euskadi, Garbiñe Ruiz, acompañada de los dos concejales de la formación en Irún y de los principales representantes de Podemos en La Rioja. “Hay un paralelismo con lo que sucede en Irún y Hondarribia y por eso hemos querido acompañarles y darles un abrazo para que poco a poco se puedan ir cambiando las tradiciones y compartirlas de forma igualitaria”, ha explicado Ruiz.