Los obispos acusan al Constitucional de “darwinismo al servicio del capitalismo salvaje” por avalar el aborto

“Es triste ver cómo un Tribunal Constitucional se ha apañado para avalar una ley injusta, ideológica y contra la ciencia, que le quita la dignidad y el respeto a la vida a ciertos seres humanos por su edad”. La Conferencia Episcopal, a través del obispo (y médico) de Canarias, José Mazuelos, ha reaccionado con dureza a la decisión del alto tribunal de avalar la ley del aborto recurrida hace 13 años por el PP.

En un durísimo vídeo enviado por la Oficina de Prensa de la CEE, su responsable de Familia y Vida sugiere que el dictamen del TC esconde “intereses económicos”. “Sería interesante que algunos periodistas tiraran de la manta para ver qué intereses económicos esconde y quiénes van a ganar dinero con esta ley del derecho al aborto”, recalca Mazuelos, quien augura que el tribunal “terminará pidiendo perdón por esta barbaridad del derecho al aborto”.

A su vez, el obispo de Canarias pregunta al tribunal si “también avala la Constitución la desigualdad que introduce la ley con los síndrome de down, que les permite matar hasta los cinco meses y medio. Eso es una auténtica barbaridad: ¿qué le van a decir a los síndrome de down y a sus familias?”

“Otra cosa importante: ver y es triste que un TC y unos políticos se dediquen a imponer un darwinismo social al servicio de un capitalismo salvaje y no buscando el bien común”, culmina Mazuelos.

Por su parte, el secretario general de la Conferencia Episcopal, César García Magán, ha calificado que hoy “es un día triste para la sociedad española”. Para el obispo auxiliar de Toledo, “nuestro Tribunal Constitucional, garante de nuestros derechos, entre ellos el fundamental de la vida, ha definido que solo protege los derechos de los nacidos”. “En España hay seres humanos a los que no reconocen derechos humanos”, lamentó el portavoz episcopal

Este mismo miércoles la Conferencia Episcopal española lanzaba un especial Aborto en el que, bajo el título “Tiene derechos”, denunciaba que  “negar que existe una nueva vida en el seno de una mujer embarazada desde la concepción es irracional”, y “afirmar que existe un supuesto «derecho a decidir sobre el propio cuerpo», una falacia”.

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