Una nueva negativa. La Conferencia Episcopal volvió a negarse a investigar el histórico de abusos cometidos en la Iglesia española, o dejar que otros lo hagan abriendo sus archivos. Pero esta vez fue más allá: no solo se reivindicó como pionera en el mundo en normas antipederastia, sino que hizo una velada acusación a los medios de denunciar únicamente las violaciones a menores en la Iglesia, y no en otros ámbitos.
“Solo son pequeños casos, aunque eso no disminuye su gravedad ¿Por qué [se pone] el foco solo en la Iglesia católica?” se preguntó el portavoz de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, en rueda de prensa desde Compostela, en la que incidió que el drama de la pederastia en España solo llega al 0,8% en el caso de la Iglesia.
“Incluso sumando todos los casos que han salido en los medios de comunicación, los casos que se remontan a un período de 80 años, seguramente no pasan de mil (...) mientras que hay cientos de miles de sacerdotes, millones de niños y adolescentes, y solo un número mínimo, pero desgraciadamente existente, de abusos”, apuntó el obispo auxiliar de Valladolid, quien recalcó que la mayor parte de los abusados piden “discreción, sin hacer de su propio caso un asunto mediático”.
“¿Por qué [se pone] el foco solo en la Iglesia católica? Hay casos en federaciones deportivas, ¿se ha pedido una investigación general al COE o a la FIFA?”, recalcó Argüello, quien tuvo que admitir que la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal no ha escuchado a las víctimas: “No hemos hecho ese tipo de escuchas”.
Argüello fue aún más allá, anunciando que la española “es la primera Conferencia Episcopal en el mundo que aprueba un conjunto de normas para afrontar los casos de abusos sexuales contra los menores de edad y personas que tienen habitualmente un uso imperfecto de razón”. Eso sí: nada de investigar o abrir los archivos para que otros puedan conocer la cifra real de víctimas de la pederastia clerical, y tampoco nada de indemnizaciones a las víctimas, en un mensaje muy alejado de las palabras del cardenal Omella en su discurso inaugural o las que, esta mañana, ha pronunciado en su ofrenda al Apóstol Santiago: “Los abusos cometidos por algunos miembros de la Iglesia nos causan dolor y vergüenza. Pedimos tu fuerza y tu luz para que, en todas las diócesis, podamos encontrar, acoger y acompañar, cara a cara, a las víctimas en la sanación de su dolor”.
¿Va a haber una investigación de los casos de pederastia?, se le volvió a preguntar. No. “Todos los obispos son favorables al conocimiento, caso por caso, de las situaciones que se hayan podido producir, especialmente con el deseo de que no se produzcan más”, contestó Argüello, quien insistió en que “nuestro principal interés es que cada víctima pueda sentir que cada diócesis, cada congregación, está dispuesta a acoger su situación”, matizó el portavoz, quien dejó claro que “no estamos por la labor de hacer investigaciones sociológicas o estadísticas, sino conocer a cada víctima (y posible agresor) con nombres y apellidos. Hemos tomado conciencia de la gravedad de los abusos, de la importancia de la prevención y la necesidad de mirar hacia adelante”.
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