Los plazos más optimistas del coronavirus: menos de 10 días para notar cambios, un mes para empezar a revertir la crisis
El 15 de abril. Es la fecha que tienen los responsables de la Comunidad de Madrid en la cabeza para lograr uno de los principales objetivos de esta crisis: “tener más altas que casos nuevos” de coronavirus en una región, que, con la mitad de los contagiados, es uno de los grandes focos de España. Hay otra fecha más próxima: el 25 de marzo, cuando empezará, según los objetivos del consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, a reducirse el ritmo de aumento de positivos diarios.
La meta de la Comunidad es consecuente con lo que ha ido perfilando el Gobierno a nivel estatal. Los 14 días de medidas restrictivas siempre los anunció el ministro de Sanidad, Salvador Illa, como un “horizonte”, reconociendo desde el principio que ese era un periodo sujeto a revisión según el escenario que encontremos entonces. El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, ha admitido este lunes que el estado de alarma durará más de 15 días, que es lo máximo estipulado por ley pero es prorrogable.
Hasta entonces: un aumento sostenido de casos
En cualquier caso, desde Sanidad se ha explicado que es normal no ver todavía que los datos mejoren, como está ocurriendo: sigue un aumento diario de alrededor de 1.000 casos en todo el país. En el escenario “más optimista”, los efectos de las medidas restrictivas drásticas, si se toman “a rajatabla”, se “pueden empezar a notar” de forma “rápida”. En el mejor escenario, según Sanidad, algo de luz empezará a verse en 4 días. En una sucesión más lenta, los cambios notables se pueden acercar a los 10 días: es la suma del periodo de incubación, que tiene una media de 5.2 días, lo que se tarda en ir al médico porque los síntomas se agravan, y lo que se tarda en tener el positivo y, por tanto, pasar a las estadísticas de Sanidad.
Es decir, aunque los contagios se hayan reducido desde que se aplicaron medidas porque ha habido más distancia social, todavía a 16 de marzo y hasta que pasen esos 10 días estamos reportando casos de transmisiones producidas cuando no existían y seguíamos nuestras relaciones sociales con normalidad. El miércoles 11 de marzo se cerraron colegios en la Comunidad de Madrid y otras zonas de transmisión comunitaria y se comenzó con el teletrabajo en muchas empresas, por lo que a partir de ese momento las posibilidades de contagio comenzaron a reducirse parcialmente. Pero la aplicación de otras medidas extremas dentro de la región y fuera ha sido gradual. Así que, aunque fue habiendo cada vez más distanciamiento social durante toda la semana pasada, el verdadero 'Día 0' de confinamiento sería la medianoche del sábado 14 al domingo 15, cuando se decretó el estado de alarma en toda España.
Entre dentro de 4 y 10 días sería cuando se podría “empezar a notar”. Las fechas que se ponía la Consejería de Sanidad hablan de un escenario ideal en el que las medidas funcionan, y tiene un sentido científico. La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) marca los dos parámetros que anunciarán 'buenas noticias' y en los que se basa la Comunidad: una, que el ritmo de positivos se reduzca, que coincidiría con lo que calcula Sanidad para ese 25 de marzo; otra, que comience a haber más personas dadas de alta que activas, ese 15 de abril. Fernando Simón, hace una semana, calculó el escenario “mejor” como de un mes de restricciones para la población, con acciones que se irían relajando.
“Darse un tiempo de un mes, dos periodos de incubación, para ver que todo funciona, es prudente. Aunque el dintel científico no se puede calcular y esto es todo muy aproximativo”, avanza la SEE. El punto clave, dicen, es cuando se reduzcan los ingresos hospitalarios, indicador de que se reducen igualmente los contagios y de que el sistema sanitario puede empezar a respirar. “Es razonable pensar que podemos conseguirlo para final de mes, cuando concluya el primer periodo de incubación con distanciamiento social”, concluyen en la SEE.
La responsabilidad individual y colectiva, factor clave
Estos plazos hablan de un supuesto de responsabilidad social en el que cada uno se confina totalmente y las empresas lo facilitan. En el que todos realicemos los mínimos movimientos posibles. Alberto García-Basteiro, investigador en epidemiología de Hospital Clínico de Barcelona, ve algún problema que puede entorpecerlo. El primero es que el criterio para identificar un 'caso' ha ido cambiando: ahora, en algunas comunidades a los leves ya no se les hace pruebas y con síntomas se les decreta directamente aislamiento, en otras sí.
Por esa modificación del criterio en la identificación, la evolución del número de casos no es regular durante todo el brote y las cifras no son del todo comparables entre días. La SEE también hablaba de que lo “ideal” sería diferenciar entre casos “confirmados” y “probables”, los que pasan el test y los que no. Aunque para subsanarlo nos podríamos fijar como indicador, más que en el total, “en que se reduzca el número de hospitalizaciones y el número de gente que ingresa en la UCI, también de fallecimientos. El tiempo que tarda la gente que acaba en la UCI desde que se contagia puede ir de los 12 a los 17 días, ese sería el plazo para notarlo en eso”, razona García-Basteiro.
Otro problema para García-Basteiro: “El confinamiento no es total. Estamos viendo aglomeraciones en Cercanías y a gente yendo a trabajar. Para cumplir de verdad ese plazo de un mes, las medidas deberían endurecerse aún más”. En un mes de medidas como ahora deberíamos lograr “una reducción muy significativa de los casos”, ya que se trata de dos períodos de incubación en los que la gente pasa la enfermedad COVID-19 en casa (la mayoría) o en el hospital y, si contagia a alguien durante los 14 días que dura la cuarentena, esa persona tiene otro margen de 14 días para también pasarla. Pero Basteiro recuerda que incluso aunque se impusiera el cierre total de empresas y trenes, sería muy difícil un contagio 0 porque seguirían en riesgo, por ejemplo, los sanitarios.
La discusión epidemiológica, al margen de lo urgente y de cuándo llegue la luz, trata sobre “cómo hacer el levantamiento del confinamiento”, valora el investigador. El objetivo será evitar lo que se llaman “picos subsecuentes”, es decir, que cuando todo se dé por resuelto, surja otra transmisión y estemos en las mismas. “Una forma es hacer un levantamiento paulatino, que exponga a gente sin riesgos de letalidad al principio si se infectan, o que tengan pocas posibilidades de contagiar en grupo”. Todos los expertos y gestores piden, en todo caso, “tranquilidad” y “responsabilidad” hasta que ese día de una forma u otra llegue, “que llegará”.
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