El Orgullo recupera la calle para plantar cara a la amenaza a los derechos LGTBI: “No vamos a volver al armario”

Marta Borraz

9 de julio de 2022 19:20 h

0

Más que nunca este año llamaba el colectivo LGTBI a salir a las calles para intentar frenar los intentos de retroceso en sus derechos. Es una ola reaccionaria con ecos a nivel global, con la vista puesta en las personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas, pero también las mujeres, las conquistas feministas o las vidas migrantes. Dos años después del estallido de la pandemia que cambió el mundo, uno de los Orgullos más multitudinarios del mundo, el de Madrid, ha vuelto este sábado a tomar las calles, ya sin mascarilla y sin distancias, en una marcha masiva bajo el lema “Frente al odio: Visibilidad, Orgullo y Resiliencia”.

Es el discurso de odio el que tienen en la diana. La estigmatización, el señalamiento, el estereotipo que suena a épocas pasadas y oscuras y que ha vuelto a resonar en algunos sectores políticos y sociales. España, donde el matrimonio homosexual es legal desde hace ya 17 años, es uno de los países con mayor aceptación del colectivo LGTBI, pero lleva dos años cayendo posiciones en el ranking anual que publica la organización europea ILGA. El punto de inflexión llegó con el asesinato de Samuel Luiz hace justo un año, que prendió la mecha de la movilización contra la violencia LGTBIfóbica.

Poco antes de comenzar la manifestación, los colectivos organizadores han querido lanzar un mensaje contundente contra “quienes no nos quieren y nos repudian, contra quienes quieren eliminar los derechos conseguidos”, ha dicho Uge Sangil, presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB). Entre ellos, ha nombrado al alcalde de Madrid José Luis Martínez Almeida, que ha descartado este año colgar la bandera arcoíris en la sede de Cibeles y al que la oposición acusa de boicotear el Orgullo: “Hasta que no haga políticas públicas para el colectivo LGTBI, este no será el ayuntamiento de todas, todos y todes”, ha añadido Sangil, que ha nombrado también a la presidenta Isabel Díaz Ayuso y su “alianza” con la ultraderecha en la comunidad.

En la misma línea se ha expresado Carmen García de Merlo, presidenta de COGAM, que ha recordado que la manifestación del Orgullo sale a la calle en Madrid desde 1979. “Seguimos, aquí, seguimos adelante. No vamos a permitir que nadie, ni las instituciones, puedan con nosotros. Si no cuelgan la bandera, ya la llevamos nosotros. Sin visibilidad no somos nada. Nadie nos va a meter otra vez en el armario”. A ellas se ha sumado este año la comisaria europea de igualdad, Helena Dalli, que también ha participado en una manifestación con la que “celebrar los logros de la comunidad LGTBI, pero también protestar para asegurarnos que nadie se queda atrás”, ha aseverado minutos antes.

Recuperar las calles tras la pandemia

Tampoco en Castilla y León este año se ha iluminado con los colores del arcoíris el edificio de las Cortes por la negativa de su presidente, Carlos Pollán (VOX). Desde allí, en concreto desde un pueblo de Salamanca, han venido José Antonio y Aritz, un matrimonio de hombres gays que acude año tras año “para seguir peleando por la igualdad y defendiendo derechos que no queremos perder”, dice el primero de ellos. Las únicas ediciones a las que han fallado fueron las dos anteriores, las de la pandemia. “Hay muchas, muchas ganas”, asegura Aritz, que lamenta contar con un partido en el Gobierno de su comunidad como Vox.

Que ha habido más ganas que nunca de recuperar la calle se ha visto a cada paso. A duras penas ha podido la cabecera avanzar en el primer tramo de la marcha por el tumulto de curiosos e integrantes del colectivo LGTBI que ocupaban las márgenes del Paseo del Prado. La cita recuerda a los grandes Orgullos y, según datos de la Delegación del Gobierno, las cifras apuntan ahí: entre 600.000 y 700.000 personas se han congregado en la capital; un millón y medio, según los colectivos organizadores.

Y para muchas, como Allison, ha sido su primera vez. Tiene 13 años y ha acudido ataviada con una bandera bisexual atada al cuello. Hace no mucho que se lo dijo a su familia, a su madre Karen y su hermano David, que no han dudado ni un segundo en acompañarla. “Tuve miedo porque piensas en cómo se lo pueden tomar”, reconoce la chica cuando se le pregunta por su salida del armario. “Ella sabe que puede contar conmigo”, le complementa su madre. La joven se despide apuntando al motivo que le ha traído hasta aquí y que resume la importancia de la visibilidad: “Porque me siento reconocida en las demás”, asegura a sus 13 años.

La explosión de diversidad y color que ha recorrido una de las arterias principales de Madrid ha cristalizado este año en un centenar de entidades LGTBI que siguen a la pancarta de cabecera. Las ha hay de todo tipo y de todas partes. Vienen de Asturias, de Murcia, de Castilla-La Mancha, de Extremadura; son colectivos trans, de mayores LGTBI, de personas no binarias, de familias, de deportistas LGTBI. Y vienen enfundados en sus mejores galas para la ocasión. Con banderas, sombreros, abanicos, camisetas con los colores del arcoíris o purpurina en la cara. “Aquí está la resistencia trans”, clama la marcha mientras avanza. Unos metros más allá, el público aplaude un pase de modelos improvisado de dos hombres en tacones ataviados con plumas arcoíris.

Para algunos colectivos este Orgullo ha sido el primero. Es el caso de la organización de personas intersexuales Kaleidos, aquellas que nacen con características sexuales que no encajan al 100% en los cuerpos considerados masculinos o femeninos. Y aunque son la I del colectivo LGTBI, Yolanda Melero, una de sus integrantes, denuncia que “apenas se nos conoce dentro de la comunidad”. “Es el armario más pesado, estamos sometidas a niveles enormes de secretismo y vergüenza y muchas estamos traumatizadas desde pequeñas, entre otras cosas por las cirugías a las que se ha sometido a nuestros cuerpos para intentar hacernos encajar como hombres o mujeres”. Ella misma pasó por el quirófano a los dos y a los cuatro años. “Me castraron”, lamenta. Este tipo de intervenciones, siempre que no respondan a motivos médicos, tienen los días contados en España a la luz de la futura ‘ley trans’ que ya tramita el Congreso y que prevé prohibirlas.

La 'Ley Trans' y un pacto de Estado contra delitos de odio

La agilización del trámite de la norma, llamada formalmente Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, ha sido otra de las reivindicaciones de la tarde. “Nos deja fuera”, ilustraba Ramón, una persona no binaria que ha venido acompañade (utiliza el pronombre neutro ‘e’ para identificarse) de su novia Maru. Ambos bisexuales, reconocen que el texto es “un gran avance” al permitir la autodeterminación de género de las personas trans, es decir, que puedan cambiar su sexo legal sin tutelas ni requisitos médicos, pero reclaman poder “de alguna manera, ser reconocides como no binarios en el DNI”, dice Ramón, que ha venido de Málaga a la manifestación.

El Gobierno envió al Congreso la norma el pasado 27 de junio, a las puertas del Orgullo. Un momento “histórico”, reconocen los colectivos, pero que al mismo tiempo reclaman que los derechos sean “para todas, todos y todes”. En concreto, piden que la autodeterminación de género que contempla el texto se extienda a todos los menores de edad, que se reconozca la identidad de las personas no binarias y que “se garanticen los derechos de las personas migrantes”. Apuestan, además, por una unión de luchas frente a la “división” que propugna la extrema derecha: “Nuestras enemigas jamás serán las personas migrantes ni las feministas, juntas venceremos al odio”, advierten.

Otra de las demandas de este sábado ha sido el impulso de un pacto de Estado contra los delitos de odio, que se repiten a diario contra el colectivo. “El objetivo es acabar con los discursos de odio que estigmatizan y señalan a los grupos vulnerables y que están socavando la convivencia social, poniendo en peligro los avances logrados hasta la fecha y fomentando el aumento de los delitos de odio”, argumentan las entidades que han salido a la calle.

A la marcha se han unido algunos representantes políticos. La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha asegurado que la legislación trans que ha impulsado su departamento “será ley” antes de que acabe este año 2022 y ha defendido que el colectivo no se sentirá “nunca más” humillado porque habrá leyes e instituciones que reconozcan sus derechos. “Somos un país orgulloso de su diversidad y de celebrar con cientos de miles de personas la visibilidad de esa diversidad”, ha reclamado. Asimismo, ha mandado un mensaje de esperanza al colectivo LGTBIQ+ y ha recalcado que “nunca más” habrá “un país sin ellos, sin ellas y sin elles” y que toda su movilización y su visibilidad estará protegida por las instituciones y leyes.

Por su parte, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que ha acudido en compañía de la ministra de Educación, Pilar Alegría, ha considerado que “a la derecha y a la extrema derecha les gustan más las políticas de retroceso” en lo que se refiere a los derechos del colectivo LGTBI+. Por eso, ha subrayado que esos sectores ideológicos “ponen en tela de juicio los avances” conseguidos en España en favor de los derechos de ese colectivo y ha remarcado la necesidad de “seguir avanzando” en su consolidación y en que estén plenamente garantizados.