El Papa coloca a un progresista al frente de la mayor diócesis de España

Jesús Bastante

en religiondigital.com —
8 de junio de 2023 22:42 h

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“Es bajito, pero matón. Valiente, abierto y, sobre todo, no tiene miedo. Y va a tener 20 años para llevar a cabo su misión”. Así definen, quienes le conocen bien, a José Cobo, a quien el Papa Francisco designará el próximo lunes como nuevo arzobispo de Madrid, en sustitución del cardenal Osoro, quien solicitó a comienzos de año acelerar su sucesión, después de una prórroga de más de tres años (cumplió los 78 años el pasado mes de mayo). Cobo, actual obispo auxiliar de Madrid, es uno de los hombres de confianza de Osoro, y uno de los eclesiásticos que se sacude la imagen ultraconservadora que domina la mayor parte del episcopado español.

A sus 57 años, Cobo se convertirá en arzobispo de la diócesis más importante de España, y en uno de los puntales de la renovación que el Papa pretende implementar en España, uno de los países más refractarios a las reformas en el interior de la Iglesia. Y es que el prelado, que también preside la Comisión de Pastoral Social y Promoción Humana (en la que se incluye el trabajo con migrantes y refugiados) es considerado uno de los líderes del sector renovador, en clara minoría en la Iglesia española, pese a contar con un presidente, el cardenal Omella, que forma parte del 'Senado' papal. Un Omella que ya ha anunciado a sus íntimos que no renovará como presidente en las próximas elecciones en la Conferencia Episcopal, que tendrán lugar en marzo de 2024, y en las que tampoco podrá repetir (ya será emérito) el actual vicepresidente, Carlos Osoro.

Aunque el estado de salud del Papa podría trastocar los planes, la idea es que este lunes se haga oficial el nombramiento, y se anuncie la toma de posesión de Cobo, que habría de ser antes de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa (del 1 al 6 de agosto), y de las elecciones generales del 23J. Se especula, de hecho, con que el nuevo arzobispo ejerza ya como titular de Madrid desde el 8 de julio.

La española es una de las iglesias que menos ha trabajado las aperturas a divorciados vueltos a casar, gays en la Iglesia o el papel de la mujer, apuestas básicas del pontificado de Bergoglio

La figura del nuevo arzobispo de Madrid puede ejercer de contrapeso para la mayoría conservadora que se impone en el episcopado español, que diez años después sigue sin apostar decididamente por el modelo de Iglesia de Bergoglio. De hecho, la española es una de las iglesias que menos ha trabajado las aperturas a divorciados vueltos a casar, gais en la Iglesia o el papel de la mujer, apuestas básicas del pontificado de Bergoglio.

Un camino difícil

Cobo no lo tendrá fácil. Pasará a gobernar una diócesis, la más relevante de España y una de las más importantes de Europa después de nueve años de pontificado de Carlos Osoro, que se ha visto bloqueado por los partidarios de su antecesor, el cardenal Rouco, y que necesita emprender un camino de renovación claro, frente a la imposición de una visión dominada por grupos ultraconservadores, desde los kikos al Opus Dei, pasando por asociaciones cívicas con una fuerte presencia en las parroquias madrileñas, como HazteOir o Abogados Cristianos.

El último intento del sector conservador fue proponer como candidato al arzobispo de Valladolid y, según casi todas las fuentes consultadas, futuro presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello

Como sucediera en el caso de la diócesis de origen del Papa, Buenos Aires, la elección del nuevo arzobispo de Madrid ha sido una decisión personal del Papa, aunque a lo largo de los meses se han comprobado las intromisiones de algunos sectores, que han tratado de influir en las ternas que el nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, ha ido presentando a Francisco, y que han sido sistemáticamente devueltas por el pontífice, visiblemente molesto ante el hecho de que entre los candidatos solo hubiera representación inicial de prelados netamente conservadores. Así, en una de las ternas se llegaron a plantear los nombres del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz; el de Burgos, Mario Iceta; e incluso el del obispo auxiliar de Madrid, y portavoz de la CEE con Rouco, Juan Antonio Martínez Camino.

No obstante, el Papa siempre tuvo en mente dos nombres: el de Cobo y el del obispo de Zamora, Fernando Valera. Ambos coinciden en su juventud (menos de 60 años para un obispo garantiza, al menos, 15 años de gobierno), su sensibilidad hacia las minorías –especialmente, en el caso de Cobo y Valera, con migrantes y con víctimas de abusos–, capacidad de escucha y visión propia.

Contra un 'volantazo' conservador de la Conferencia Episcopal

Durante las consultas, con todo, han surgido una serie de nombres, que fueron tenidos en cuenta tanto en la Congregación de Obispos como en Casa Santa Marta, desde el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, (ha pesado mucho el hecho de que apenas lleve dos años en León, después de haber pasado únicamente tres en Mondoñedo), al obispo de Getafe, Ginés García Beltrán (que en realidad nunca ha tenido opciones reales), pasando por el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, que en un momento llegó a ser considerado como un candidato de consenso.

El último intento del sector conservador fue proponer como candidato al arzobispo de Valladolid y, según casi todas las fuentes consultadas, futuro presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello. Una opción que sonó con fuerza en las últimas semanas, hasta el punto de hacer dudar, mínimamente, al Papa Francisco, quien no obstante siempre pensó en Cobo (o en Valera) como únicos candidatos. La opción, que también se barajó, de un sacerdote, e incluso de un misionero, se descartó pronto. 

Finalmente Francisco ha optado por un pastor que conoce la diócesis a la perfección, con clara vocación pastoral y responsable de la pastoral de migraciones en la Iglesia española, que contrapone al volantazo conservador que se prevé en primavera próxima en Añastro, sede de la Conferencia Epsicopal.

La reciente resolución de los tribunales exonerando totalmente a la diócesis de cualquier responsabilidad en el mal llamado 'caso Fundaciones', además, ha servido para limpiar de toda duda el pontificado de un Carlos Osoro que verá como uno de sus hombres de confianza le sucederá en Madrid, y lo hará con el tiempo que tal vez a él le ha faltado para poder llevar a cabo las reformas necesarias en la mayor diócesis de España. Y, de paso, tratar de 'exportarlas' a una Iglesia española que continúa siendo de las más refractarias a las reformas de Francisco.

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