La noche del 15 de abril de 2019, un pavoroso incendio arrasó la catedral de Notre Dame de París, uno de los monumentos más conocidos y simbólicos de Europa. Casi seis años después, el 8 de diciembre de este año, el templo que consagró para la posteridad Víctor Hugo volverá a abrir sus puertas en una ceremonia que contará con la sorpresa de la presencia del papa Francisco. Tal y como ha podido confirmar elDiario.es, Bergoglio viajará hasta París para la reapertura de la basílica.
Se trata de un viaje que se encuentra en su etapa final de programación y que, como apuntan a este diario fuentes vaticanas, podría incluir alguna otra ciudad francesa. Lo que sí es seguro es que Francisco volverá a encontrarse con el presidente francés, Emmanuel Macron, en una visita con una alta carga simbólica y emocional: no en vano Notre Dame está considerado uno de los centros de Europa y, en la laica Francia (donde los templos católicos son propiedad del Estado), un recinto que todos, creyentes o no, consideran propio, y en el que ha sido el Estado quien ha financiado la reconstrucción.
Hay que recordar que, siguiendo su política de visitar las periferias, Francisco no ha estado oficialmente de viaje en Francia, aunque sí visitó el Parlamento Europeo de Estrasburgo en 2014, mientras que en 2023 acudió a un foro sobre Migración en Marsella. En ninguno de los casos se trató de una visita con rango de Jefe de Estado. Algo que, por otro lado, le vendría muy bien a un cada vez más cuestionado Macron.
La llegada del Papa a París también servirá para eliminar las suspicacias provocadas por la polémica inauguración de los Juegos Olímpicos, que algunos sectores católicos conservadores consideraron un “acto blasfemo”, exigiendo al Elíseo una reparación. El Vaticano, si bien protestó por lo que se interpretó como una versión LGTBIQ+ de la Última Cena, lo hizo levemente, y sólo después de la presión de los grupos ultras.
El de Notre Dame será el último viaje del año de Francisco, que en estos días se encuentra de gira por Asia y Oceanía, en lo que supone el viaje más largo en estos once años y medio de pontificado. Esto elimina las posibilidades, que se venían planteando desde hace meses, de que el Papa pueda volar a la Argentina de Milei o a Canarias para visitar la última frontera de la migración europea. No se descarta, en todo caso, que igual que Bergoglio viajó a Lampedusa o Lesbos, haga lo propio en la isla del Hierro. Pero ya sería, en todo caso, en un 2025 que se presenta lleno de actos para un Papa que el 16 de diciembre cumplirá 88 años, que en octubre presidirá la segunda Asamblea del Sínodo universal y que en diciembre abrirá los actos del gran Jubileo de 2025.
Precisamente, una de las sopresas de la visita papal a Notre Dame podría ser la apertura de la Primera Puerta Santa de dicho Jubileo. En 2015, con motivo del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, el Papa se anticipó a la fecha oficial de inicio, abriendo las puertas de la catedral de Bangui, durante su viaje a la República Centroafricana. Fuentes informadas apuntan que la repercusión simbólica de que Francisco abra otra puerta en el corazón de Europa sería difícil de calibrar.
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