Si no avanzas, retrocedes. Y España lleva años estancada en la lucha contra el tabaco. El país ha pasado en los últimos años del puesto séptimo de la clasificación de políticas para el control del tabaco al décimo, según la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), debido a la “inacción” del Gobierno pese a que tiene “la mayor parte del trabajo” realizado.
El sector sanitario tiene “una gran preocupación” por “la parálisis” del Ministerio Sanidad, explican desde Sespas. “El Ministerio de Sanidad ha elaborado y tiene listo para implantar el Plan Integral de Prevención del Tabaquismo. El Plan fue bien recibido tanto por las sociedades científicas como por la mayoría de la población. Destaca por sus características y por contener modificaciones de la regulación para, entre otros aspectos, extender los espacios libres de humo del tabaco”, exponen desde la sociedad. Pero el plan se ha quedado en un cajón, cuentan fuentes informadas, y todo apunta a que no va a salir en esta legislatura.
El Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo diseñado y aparcado por Sanidad introduce la prohibición de fumar en vehículos particulares, en las terrazas de los bares, el empaquetado genérico de las marcas de tabaco y busca equiparar por ley las restricciones a los cigarrillos electrónicos, entre otras medidas. También se plantea la necesidad de revisar la fiscalidad sobre el tabaco (subir los impuestos), una de las medidas más eficaces para frenar el consumo, según los expertos en Salud Pública. Las sociedades médicas están satisfechas con una propuesta “de envergadura, con muchos objetivos y que gusta mucho a todos los sectores implicados”, sostiene Andrés Zamorano, presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y miembro de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Además, continúa este médico, “no cuesta dinero, solo hay que ponerlo en marcha para empezar a prevenir el consumo y fomentar el abandono”. Zamorano está convencido de que las medidas propuestas “están socialmente aceptadas”, y pone de ejemplo cómo durante la pandemia algunas comunidades prohibieron fumar en las terrazas de la hostelería y la gente lo aceptaba y se levantaba a fumar a unos metros. Pero se ha quedado en un cajón.
“Cada retraso es bueno para ellos”
El Ministerio de Sanidad se limita a comentar que “se continúa trabajando en el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo, un documento en el que además están implicadas otras unidades, además de Salud Pública, y ministerios”. La Vanguardia da por enterrado el plan, citando a fuentes de la cartera que dirige Carolina Darias, y las sociedades sanitarias son de la misma opinión.
“Podemos hacer interpretaciones”, explica Ildefonso Hernández, que además de portavoz de Sespas fue director general de Salud Pública en el Ministerio de Sanidad. “Cuando se otea el final de una legislatura las presiones de los que saben que se van a hacer normas que les afecten suelen incrementar para retrasar la decisión, y cada retraso es bueno para ellos”. Cambiar una ley requiere un trámite parlamentario, y algo más de un año de elecciones cada día cuenta. Zamorano se muestra prudente (“no sabemos si hay miedo a alguna cosa”), aunque concede que “es probable que esté detrás [del aparcamiento del plan] alguna tabacalera”.
Ante esta parálisis, las organizaciones médicas pasan a la acción. El presidente de la Federación Mundial de Asociaciones de Salud Pública (WFPHA, en sus siglas en inglés), Luis Eugenio De Souza, envió una carta al presidente español, Pedro Sánchez, en la que se hace eco de la “decepción” de los profesionales de la salud pública en España por haber paralizado el plan que tiene preparado, del que le concede tiene las políticas “más sensibles con la salud pública que se pueden implementar”. Para motivarle, De Souza recuerda a Sánchez que el último presidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, situó a España “entre los países más progresistas del mundo” cuando aprobó su normativa en 2010.
Las sociedades médicas presionan para que el Gobierno aplique nuevas medidas antitabaco. España tiene tarea para rebajar el consumo del actual 20% hasta el 5% que se ha marcado como objetivo europeo
La ofensiva es multifrente. El CNPT ha pedido una reunión a la ministra Darias para que les explique por qué está parado el plan, y la Sespas ha enviado una carta a todas las consejerías de Sanidad para incrementar la presión y que adopten medidas contra el tabaquismo. El colectivo Nofumadores.org también advierte de que si se renuncia a actualizar la ley España se quedará “obsoleta”
En España se producen unas 69.000 muertes anuales vinculadas al tabaco, recuerda Zamorano, hecho que por sí mismo justificaría una vuelta de tuerca normativa. Además, si apenas el 20% de la población fuma, “no tiene sentido que se pueda hacer en sitios como un estadio de fútbol o una cola”, reflexiona. Porque aproximadamente un millar de esas muertes son achacables al “humo ambiental” (fumadores pasivos): “Hay que desnaturalizar el hecho de fumar”, sostiene el médico.
La Unión Europea tiene fijado el objetivo de reducir los consumidores de tabaco a un 5%. España tiene tarea desde el 20% actual que recogen las estadísticas, aunque tampoco hay que obsesionarse, explica Hernández. “Lo importante no es tanto si bajas al 5% o al 6%, sino la tendencia. Cada punto que baja los efectos en términos de disminución de sufrimiento humano y de reducción del gasto sanitario es muy alto. La gente siempre dice que si no te mueres del tabaco te mueres de otra y que te tendrán que tratar igual, pero el manejo del cáncer es una de las cuestiones que más tensiona al sistema de salud”, expone.