Portugal dio vía libre hoy al uso de “vientres de alquiler” en el país, al aprobar el Parlamento una nueva normativa sobre la llamada gestación subrogada a instancias del Bloque de Izquierda. La normativa limita su uso a casos de mujeres que no puedan quedarse embarazadas por ausencia de útero, que sufran algún tipo de lesión o dolencia en ese órgano que se lo impida o cuando “la situación clínica lo justifique”. Por lo tanto, no se permitirá en casos de hombres homosexuales que quieran ser padres.
Además, el documento precisa que la mujer que presta su vientre no pueda hacerlo de forma remunerada, y sostiene que no podrá existir ninguna relación de subordinación económica entre ésta y la pareja beneficiaria.
El proyecto contó con el apoyo de las formaciones ecologistas, de la inmensa mayoría de los diputados socialistas y de un tercio de los parlamentarios del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha), después de que estas dos últimas fuerzas dieran libertad de voto a sus miembros. Coincidieron a la hora de posicionarse en contra de esta medida tanto el Partido Comunista como el democristiano CDS-PP, el partido más conservador del arco parlamentario portugués.
El debate sobre los “vientres de alquiler” llegó a la Cámara en 2014, pero la medida era reclamada desde hace años por la Asociación Portuguesa de Fertilidad (APFertilidade), que en repetidas ocasiones advirtió de la existencia de parejas portuguesas que iban al extranjero para recurrir a la gestación subrogada en países como Brasil, India o Estados Unidos, donde la práctica sí era legal.
También ha sido votada una ampliación de las técnicas de inseminación artificial para que puedan beneficiar a mujeres solteras y casadas con personas del mismo sexo (hasta ahora sólo estaba permitido a parejas heterosexuales), una modificación que recibió el apoyo de toda la izquierda y de una parte del PSD.