Alcorcón es una ciudad de 160.000 habitantes. Apenas dista 10 kilómetros de Madrid. Sin embargo, la dirección de un colegio público de la población ha tenido que prohibir a sus estudiantes beber agua del grifo. El líquido que sale de las cañerías no es apto para el consumo. Se ha impuesto el agua embotellada.
Los padres y madres del colegio público Santiago Ramón y Cajal de Alcorcón llevaban años escuchando a sus hijos que el agua del centro era amarillenta. “Nos comentaban que era asquerosa. Por eso, hace tiempo que algunas familias decidimos que se llevasen de casa botellas de agua para que no beban la del cole”, cuenta Patricia, miembro del AMPA, que tiene una hija cursando 5º de Primaria.
A finales de febrero el AMPA decidió gastarse 104 euros para que un laboratorio, seleccionado por el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, analizase una muestra recogida en uno de los baños del centro escolar. Una semana después recibieron los resultados. Esa prueba de agua no era apta para el consumo.
De acuerdo a los indicadores establecidos por el Ministerio de Sanidad en el Real Decreto 140/2003, de 7 de febrero, el agua del centro supera los parámetros de potabilidad correspondientes a la turbidez y al hierro. Sanidad estima que si en un litro de agua hay más de 600 microgramos de hierro, ese líquido no se debe beber. En la muestra analizada la cifra llega a los 3.440 microgramos de hierro, muy por encima del máximo autorizado.
Un especialista químico consultado por eldiario.es explica que el exceso de hierro hace que el agua sea amarilla. También añade que este elemento químico no afecta a la salud. Aunque sí que considera que hay “un problema de contaminación, que se debe solucionar porque este líquido no se puede beber debido a lo turbio que está”.
Cuando los padres conocieron los datos del análisis, los pusieron a disposición de la dirección del centro, que determinó que “de manera cautelar” los estudiantes no probasen el agua de los grifos y desde entonces se les facilita agua mineral. Además, el AMPA ha presentado una queja ante la Consejería de Sanidad y el Ayuntamiento de Alcorcón al entender que este colegio incumple la normativa sanitaria.
El Consistorio que dirige David Pérez ha decidido realizar un análisis paralelo. Está a la espera de que les faciliten los resultados porque desconfía de la muestra tomada por los padres, según han contado a eldiario.es. Cuando lo reciban decidirán qué van a hacer. Por ahora, señalan que desconocen la causa por la que se ha alterado el color del agua y añaden que si el estudio que ellos han encargado indica que “el agua es perfectamente potable”, no van a reparar el problema. “Creemos que tienen los resultados, pero no los quieren facilitar porque no les ha salido como ellos han pensado. Nosotros en una semana recibimos el análisis. En teoría, ellos llevan 15 días a la espera”, comenta Patricia.
La dirección del centro no ha querido hacer declaraciones, ni justificar por qué han decidido que los alumnos no beban agua del grifo. Por otra parte, el Canal de Isabel II confirma que el problema no radica en el suministro. Afirman que los trabajadores que se han acercado al colegio han comprobado que el agua que ellos aportan “cumple con la normativa vigente” y que pierde calidad al “entrar al centro”.
Instalaciones viejas y nidos de ratas
Así que los padres sospechan que este líquido se ensucia en las cañerías: “Las tuberías son de hierro y tienen los mismos años que el colegio, 37. Desde que se inauguró en 1978 no se han cambiado”. Según cuentan, en el centro hay zonas que se han ido construyendo posteriormente, como la cocina y el comedor, que cuentan con cañerías en mejor estado. “En este cole tenemos tres tipos de tuberías y justo el comedor está en la parte nueva. Allí el agua es transparente”, añade Patricia.
El AMPA lleva años pidiendo al Ayuntamiento que mejore las infraestructuras. “Tenemos persianas que no se levantan y que provocan que haya clases en las que no entra la luz del día”, se queja Patricia, recuerda que otro de los problemas al que han tenido que hacer frente en ese centro son las plagas de ratas: “Ha llegado a haber nidos en el patio, hemos conseguido que los limpien. El problema es que estos roedores proceden de un descampado, lleno de basura, que está al lado del centro”.
Por eso, la dirección ha decidido que para evitar otra posible plaga los alumnos se tomen el bocadillo antes de salir al recreo, en el aula, así no dejan restos de comida en el patio: “El comentario exacto que nos hicieron sobre el tema es que, así, ‘ahora (las ratas) solo se pasean, ya no se quedan”. Por su parte, el Consistorio confirma que ya no hay apariciones masivas de estos roedores pero reconocen que “en un momento determinado, se puede colar una rata en el colegio”.