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Publicidad con 'influencers' y menos reproches: el contragolpe para concienciar a los jóvenes en pandemia

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La Comunidad de Madrid lanzó hace unas semanas su campaña de concienciación para el uso obligatorio de la mascarilla. Una normativa que llegaba a la cola del resto de comunidades autónomas de la península y que situaba a los jóvenes en el centro de la diana de la imprudencia. La sucesión de hechos que planteaba este anuncio iba desde tomar unas cervezas con amigos y asistir a una discoteca, a terminar en el hospital, luego en la UCI y, por último, en un crematorio. Una metáfora que le procuró varias críticas al gobierno regional y demostró una vez más cómo han fracasado los mecanismos de prensa institucionales entre ciertos rangos de edad.

El Consejo de la Juventud de España (CJE) alertó en pleno estado de alarma de “la imagen negativa y los discursos dañinos que se estaba vertiendo sobre los jóvenes”, algo que ha tomado especial relevancia en esta ola de rebrotes donde, en un porcentaje importante, ha implicado a personas jóvenes. Discotecas, botellones y chiringuitos de playa son los escenarios que tanto Fernando Simón como otros expertos epidemiólogos han considerado un foco preocupante de transmisión. Además, la media de edad de los contagios en España se ha reducido mucho en los meses de verano, lo que inevitablemente sitúa a este colectivo en el epicentro de campañas, advertencias y reproches.

No obstante, están surgiendo alternativas que usan la voz de los propios jóvenes o la de sus referentes generacionales para intentar convertirlos en los aliados que la contención de la pandemia necesita. Por ejemplo, el Hospital 12 de Octubre de Madrid junto a la compañía teatral LaJoven realizaron un spot titulado Por mí no te vas a contagiar que cambiaba la óptica del discurso. “En lugar de regañar a los jóvenes, intenta mostrar que somos responsables y estamos sensibilizados”, explicaba Pedro, uno de los actores e ideólogos de la campaña.

En los primeros meses de la pandemia de la COVID-19, el Instituto de la Juventud del Ministerio de Derechos Sociales recopiló una serie de iniciativas solidarias que bautizaron como Jóvenes contra el virus. “Aparecieron multitud de personas con ganas de ofrecer lo que podían de forma altruista: ayuda online para el estudio a varios niveles, apoyo psicológico, acompañamiento a personas mayores, recogida de la compra del supermercado y de productos farmacéuticos... en su gran mayoría la juventud ha demostrado que es solidaria, que está a disposición de la sociedad cuando hace falta y que cumple un papel fundamental”, defiende María Teresa Pérez, presidenta del Injuve, a elDiario.es.

“En esta segunda fase, donde la prioridad es frenar los rebrotes y evitar que las conductas irresponsables se conviertan en mayoritarias, hay que incidir en la importancia de la responsabilidad individual por un bien colectivo”, piensa Pérez. “La clave es concienciar antes que castigar”, en su opinión, lo que a veces surte un mayor efecto si el interlocutor pertenece al rango de edad que se pretende alertar. Esa idea ha promovido el Gobierno de Canarias con la iniciativa Tapando bocas, “que se está desarrollando en espacios de ocio juvenil de todas las Islas y tiene como objetivo alcanzar los 11.500 jóvenes informados para meterles el eslogan de que con la boca tapada estamos más guapos”, cuenta la jefa del Injuve. Algo parecido pasa en Catalunya, donde las plataformas juveniles han lanzado Som maskers para animar a los jóvenes a que se hagan sus mascarillas como forma de expresión y así aumenten su uso.

“A los adultos nos cuesta mucho ayudarles porque lo que a nosotros nos sirve como lógica no les sirve a ellos, que están en otro momento vital y en otras coordenadas”, argumenta José Ramón Ubieto, piscólogo experto en síntomas actuales de la adolescencia y profesor en la Universidad Oberta de Cataluna (UOC). “Sacrificio, normativa y seguridad son causas suficientes para que el adulto firme un acuerdo de responsabilidad individual y, si se nos recomienda desde un lugar de respeto y autoridad, todavía más. Pero en el caso de los jóvenes seguramente obtenga el efecto contrario”, asegura. El experto considera que existen cuatro fases para la concienciación de la juventud que habría que empezar a aplicar en el caso concreto de la COVID-19.

Las cuatro fases de la escucha juvenil

José Ramón Ubieto cree que al objetivo de concienciar a la población juvenil también pueden y deben ayudar influencers, generadores de opinión y medios de comunicación. “Al final no importa tanto lo que se dice sino desde dónde se escucha”, opina el experto. Por eso, propone llamar a youtubers, deportistas, músicos o tiktokers para que promuevan un estilo de vida acorde con el riesgo sanitario. De hecho, los primeros en comprobar que esta estrategia funcionaba entre sus ciudadanos más jóvenes fueron los publicistas contactados por el Govern de la Comunitat Valenciana. A través de su campaña 'Si la lías, nos la lías a todos', junto al rapero valenciano Nyno Vargas, consiguieron el toque de frescura que le falta a otras campañas tremendistas que buscan llegar a este colectivo.

“La música urbana o el rap es un lenguaje muy dirigido a las y los jóvenes. Tratamos de apelar a la responsabilidad personal para evitar correr riesgos de contagio, manteniendo las normas de seguridad como el uso de la mascarilla y utilizando el claim de ”hazlo por ti, hazlo Por mí“ que hemos mantenido durante todo este periodo”, explican fuentes de la Generalitat a eldiario.es.

En segunda instancia, si esto no ocurre, el psicólogo propone incidir en las consecuencias. “Nosotros tendemos a asumir las normativas como algo que tiene una lógica, somos gente obediente. Pero el fundamento del mensaje hacia la juventud nunca debería ser la normativa”, explica Ubieto. “Carecen del sentimiento de vulnerabilidad hacia ellos mismos que tenemos los demás, por eso hay que ilustrarles de forma muy clara a quienes pueden afectar si incumplen las normas: a sus abuelos, a su madre, a sus profesores, etc”, dice. Si eso tampoco alcanza su nervio empático, entonces el experto pasaría al “testimonio claro y directo de personas muy jóvenes que han sufrido las consecuencias”.

Eva Arriba es una chica de 20 años que publicó una misiva en su cuenta de Instagram para alertar a la sociedad de la realidad de la enfermedad. En un día se hizo viral. “Hay gente que ha sobrevivido pero que le han quedado secuelas, fibrosis pulmonar o complicaciones neurológicas. Pues todo eso lo deben conocer de primera mano”, defiende Ubieto. Por último, y en caso más extremo, “recurriría a la sanción y a la amenaza”.

El psicólogo de la UOC es de la opinión de que “las campañas buenistas, en una crisis sanitaria, no sirven de nada, ni al hablar de seguridad vial ni al hablar de coronavirus”. Pero sí que dejaría de englobar a toda la juventud en los anuncios como un mismo ente, de igual forma que no se dirigen campañas a “los adultos”, y mostraría un poco más de paciencia: “Les pedimos un nivel de renuncia y sacrificio que hay que entender que es difícil a su edad”, concluye. Opina así también María Teresa Pérez, del Injuve: “No solo vale estigmatizar, que es injusto e ineficaz, lo que realmente vale es concienciar”.

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