El papa reconoce los abusos sexuales a monjas perpetrados por curas y obispos

EFE

El papa Francisco ha reconocido este martes los abusos sexuales que han sufrido las monjas por parte de curas y obispos y ha dicho que trabaja para buscar soluciones contra esta situación que “viene de lejos”. El pontífice ha ofrecido esta declaraciones durante la rueda de prensa en su viaje de regreso de Emiratos Árabes Unidos.

“Es verdad, dentro de la Iglesia ha habido clérigos que han hecho esto (...) Ha habido sacerdotes y obispos que han hecho eso”, ha dicho sobre las denuncias de abusos de algunas religiosas, según la transcripción de la rueda de prensa ofrecida por Vatican Insider.

El suplemento femenino del diario vaticano L'Osservatore Romano ha dedicado su número de febrero al caso de los abusos sexuales a las religiosas y su directora, Lucetta Scaraffia, ha pedido a la Iglesia no ignorar esta situación de opresión hacia la mujer.

De hecho, el clamor viene de lejos y el pasado mes de diciembre la Unión Internacional de las Superioras Generales (UISG), organismo que representa al más de medio millón de monjas católicas del mundo, emitió un comunicado mostrando su “profunda tristeza e indignación” por “las formas de abuso que prevalecen en la Iglesia y en la sociedad en nuestros días”. Se referían a abusos sexuales, pero también laborales, ya que según sus denuncias las convierten, muchas veces, en sirvientas del sacerdote u obispo de turno, sin horarios y sin sueldo.

La falta de voz en la sociedad, la firme jerarquía y los votos de obediencia agravan su situación como mujeres. Por ello, el comunicado del máximo organismo de las religiosas del mundo instaba a “cualquier religiosa que haya sufrido abusos informe sobre este a la responsable de su congregación, a la Iglesia y a las autoridades civiles según se considere más conveniente”.

La movilización entre las mujeres de la Iglesia ha ido a más en los últimos meses y el Papa responde con estas declaraciones a la petición unánime de poner fin a todo tipo de abusos contra las mujeres en la Iglesia y el silencio cómplice de la jerarquía.

Una de las voces más sonoras es la de Doris Wagner, teóloga alemana que relató su caso, uno de muchos, en el reciente encuentro público Voces de la Fe celebrado en Roma: “Pocos meses después de tomar los votos, un sacerdote de la comunidad entró a mi habitación y me violó. Mientras me desnudaba atiné a decirle: 'No puedes hacerlo', pero no sirvió de nada”. Cuando habló de aquel episodio con su superiora, ésta le respondió: “Ya sabes, él tiene una debilidad por las mujeres y nosotros tenemos que aceptarlo como es”.