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La salvación de Doñana y el Mar Menor pasa por la caja de un supermercado en Berlín

Balsa de regadío rodeada de cultivos en el entorno de Doñana.

Raúl Rejón

27 de marzo de 2022 21:54 h

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El miedo a perder un mercado millonario puede ser la salvación de Doñana o el Mar Menor. Miedo a que los grandes supermercados internacionales rechacen la producción de fresas o lechugas de la agricultura intensiva porque deteriora estos ecosistemas y, eso, sus clientes no lo aceptan. En 2021, ese mercado sumó 4.200 millones de euros.

Este semana, supermercados como los alemanes Aldi y Lidl o los británicos Tesco y Sainsbury reclamaron por escrito al Gobierno andaluz de Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) que paralice el plan para amnistiar más de 1.400 hectáreas de regadío irregular en el entorno de Doñana: “Le escribimos esta carta para expresar (...) nuestra preocupación por las consecuencias que podrían derivarse de la modificación de este Plan Especial”.

Hace unos meses, en noviembre de 2021, la cadena Aldi comenzó una investigación sobre 80 proveedores del Campo de Cartagena para ver si operaban “en pozos y plantas desalinizadoras ilegales”. La muerte masiva de peces en el Mar Menor en agosto de 2021 causó mucho impacto en el público alemán.

“Cuando las medidas para la sostenibilidad llegan con campañas de concienciación o mediante políticas públicas –con una orden o un decreto– generan más resistencias en el sector que cuando llegan desde la cadena de valor”, dice Juan Sagarna, responsable de Sostenibilidad de Cooperativas Agro-alimentarias. “Cuando Tesco te dice: no te compro las lechugas del Campo de Cartagena porque no cumplen ciertos requisitos ambientales, se deja notar porque tienen una posición dominante”.

La preocupación económica tiene cifras muy concretas. En la Región de Murcia, la exportación de frutas y hortalizas llegó a los 2,7 millones de toneladas y 2.900 millones de euros en 2021. Marcó un pico tras el incremento de un 43% que experimentó entre 2008 y 2018: de 1,7 a 2,5 millones de toneladas vendidas fuera de España. El temor murciano es palpable: su Ejecutivo pidió intermediación al embajador de España en Alemania.

Cuando las medidas para la sostenibilidad llegan con campañas de concienciación o mediante políticas públicas generan más resistencias en el sector que cuando llegan desde la cadena de valor

Juan Sagarna, responsable de Sostenibilidad de Cooperativas Agro-alimentarias

¿Adónde va la producción murciana? Alemania compra el 25%, Reino Unido 23% y Francia 16%, según los datos del Gobierno regional. Sagarna considera que, con ese panorama y ante el riesgo de perder estos clientes, se ha comenzado a corregir el rumbo tanto en la Administración como los propios productores. “Parece que se están dando cuenta de que es necesario cambiar la manera de producir”.

Cabezas de turco

Los pequeños agricultores se sienten cabezas de turco. Creen que pagan con su imagen la industrialización e intensificación agraria del Campo de Cartagena, cuyo modelo echa mano fácil y masivamente de los fertilizantes que han ido contaminando el Mar Menor. Su queja se ha centrado en que las grandes productores “sustituyen la fertilidad del suelo por un abono químico barato”.

Porque, hasta hace bien poco, el propio Ejecutivo murciano sostenía que la laguna estaba perfecta. En marzo de 2019, el presidente Fernando López Miras (PP) afirmaba que “el estado actual del Mar Menor es el mejor desde que comenzamos a trabajar en su regeneración”. Después llegaron dos crisis de muertes masivas en octubre de ese año y agosto de 2021.

Este año, por fin, debe comenzar el Plan especial de inspecciones de explotaciones agrícolas aprobado por la Región en septiembre pasado. Mientras la laguna se llenaba de desechos agrícolas, el Gobierno de López Miras venía realizando 140 inspecciones al año. Ahora, el plan especial prevé llegar a 800. La aprobación de la campaña para hacer lo mismo con granjas ganaderas y sus vertidos –que también han contribuido a la degeneración de la laguna costera– ha tenido que esperar hasta este 22 de marzo.

Ruina reputacional en Huelva

En Huelva, alrededor del Entorno Natural de Doñana, los agricultores legales están preocupados por la crisis de imagen que se les ha venido encima con la proposición de ley para regularizar fincas pirata de regadío. Temen que unas sanciones europeas “arruinen la reputación agrícola” de la zona. Es la primera vez que se ve quebrado el normalmente unitario frente de agricultores.

Los propios supermercados que se dirigieron al presidente Moreno Bonilla le explicaban en el texto que “la sostenibilidad constituye un tema muy relevante para los consumidores y empresas”. La Asociación de agricultores Puerta de Doñana, que aglutina 4.000 hectáreas de regadíos con permiso, ha calificado de “temeridad” el proyecto que se debate en la Asamblea andaluza.

Estos productores de Almonte esgrimen el vínculo entre agricultura sostenible y marca comercial: “Nuestro producto cumple todas la normativas”, han insistido. Y critican que amnistiar fincas que usan sin autorización el agua que necesita Doñana (tres de los cinco acuíferos que nutren el ecosistema están sobreexplotados) “pone en peligro un prestigio bien ganado, porque la información llega sesgada al consumidor europeo que puede pensar que el producto que compra está regado con agua ilegal”.

Y el consumidor europeo es quien sostiene con sus euros el boom de los frutos rojos de Huelva. Un éxito multimillonario que no para de crecer; se concentra, precisamente, alrededor de Doñana y crece a base de su agua subterránea. España es el primer productor de fresas y arándanos de Europa y el segundo de frambuesas. El 95% de todo eso se cultiva en Andalucía y prácticamente la totalidad en la provincia de Huelva.

“El mercado internacional es el principal destino”, explica la Consejería de Agricultura de Andalucía. Desde el 70% de los fresones hasta prácticamente el 100% de los otros frutos. En la temporada 2020-21 se exportaron 242.000 toneladas de fresas (un aumento anual del 3,8%) por valor de 534 millones de euros (una subida del 17%). Fue un récord de ingresos, aunque no de kilos exportados.

Respecto a los arándanos, es un campo muy al alza: entre 2016 y 2021 el incremento ha sido del 99% en volumen y un 63% en valor económico. En 2021 se exportaron 62.000 toneladas por valor de 374 millones de euros. Y con las frambuesas se repite el patrón: un gran incremento en los últimos cinco años del 58%. En la pasada temporada salieron 51.500 toneladas y entraron 385 millones de euros.

Camino del Tribunal Constitucional

Juan Romero, el representante de Ecologistas en Acción en Doñana, ve positiva la iniciativa de los supermercados: “La actitud puede contribuir a frenar la ampliación de regadíos”, dice. Aunque su análisis va un poco más allá y se pregunta “si también lo van a hacer los supermercados nacionales” que, de momento, no se han metido en esto.

Con todo, el ecologista insiste que, “siendo una medida positiva, pensamos que donde se puede parar esto es en el Tribunal Constitucional y la Comisión Europea”. El Ministerio de Transición Ecológica ha avanzado que llevaría una norma así ante esa instancia.

“Esto es un deterioro global de Doñana alarmante”, como acaba de definirlo un manifiesto de 25 sociedades científicas y más de mil investigadores, que afirma que “incrementar superficie de regadío y legalizar explotaciones fuera de la ley resulta una amenaza que desoye las voces de alarma”.

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