Entre 50 y 80 científicos de diversas instituciones se incorporarán a diferentes administraciones del Estado a partir de octubre de este año como parte del plan para reducir la distancia entre las decisiones políticas y el conocimiento científico y bajo el paraguas de la recién creada Oficina Nacional de Asesoramiento Científico (ONAC). El objetivo, según ha anunciado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la presentación oficial de la oficina en la sede central del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), es la puesta en marcha de un nuevo ecosistema de asesoramiento científico que se encargará de conectar al Ejecutivo con las universidades y centros de investigación. “Un canal de comunicación claro, estable e institucionalizado con el poder ejecutivo”, ha recalcado Sánchez. “Queremos que la voz de la ciencia sea escuchada de forma integral, incluso al máximo nivel del Gobierno”.
Entre las novedades, el Gobierno crea la figura del asesor científico ministerial, un experto de reconocido prestigio que se integrará en cada uno de los 22 gabinetes con el objetivo de que sus titulares cuenten con la visión científica, además de la legal y técnica, a la hora de tomar decisiones. Este experto, cuya plaza será convocada públicamente cuando cada una de las administraciones ponga encima de la mesa sus necesidades, no será un sabio que ofrezca todas las respuestas, explican fuentes de Moncloa, sino una persona que conozca el mundo de la ciencia y pueda orientar sobre las evidencias respaldadas por la investigación y establecer puentes con los expertos en cada materia.
Estancias en los ministerios
El nuevo plan, que cuenta con un presupuesto anual de dos millones de euros, también prevé la creación de un equipo de investigadores visitantes en los ministerios que ayudarán a buscar soluciones a retos específicos en estancias de entre seis y ocho meses. Estas estancias serán compatibles con sus carreras científicas y la acreditaciones de la ANECA y pretende contribuir, según fuentes de la ONAC, a que las preguntas que se hacen los científicos estén más cerca de las preguntas que se hacen los ministerios y se avance en la investigación aplicada.
Se trata de que las preguntas que se hacen los científicos estén más cerca de las preguntas que se hacen los ministerios y se avance en la investigación aplicada
El Ejecutivo también ha creado una unidad de asesoramiento científico con sede en el CSIC, que se encargará de conectar las preguntas de las administraciones públicas con las respuestas de la comunidad académica. Todo ello será coordinado por la ONAC desde La Moncloa, que se inserta en la Secretaría General de Políticas Públicas, Asuntos Europeos y Prospectiva Estratégica. “El objetivo es que la próxima vez que haya una emergencia las administraciones tengan mecanismos para consultar con expertos y expertas de manera rápida y rigurosa”, ha dicho Sánchez.
Del dicho al hecho
Estas medidas son la materialización del anuncio que hizo el presidente del Gobierno el pasado mes de febrero, cuando reveló que, con esta oficina de asesoramiento científico, España pretendía seguir los pasos de países como Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Japón, y Nueva Zelanda. Desde la pandemia, el presidente ha manifestado en diferentes ocasiones el interés de consolidar el papel de la ciencia y la evidencia en la toma de decisiones gubernamentales, pero este es el primer paso concreto para avanzar hacia este objetivo.
A diferencia de otros modelos, ha matizado el nuevo director de la ONAC, Josep Lobera, se ha huido de la aproximación individualista en la que se nombra un científico muy reconocido para llevar la oficina, sino que se ha buscado una fórmula más orgánica que permita reducir la brecha entre el mundo académico y el administrativo mediante pequeños pasos en diversos niveles de la administración. Con la idea de que, como sucede en otros países, se vaya conformando un tejido de personas que desde el mundo científico estén al día de cómo convertir sus investigaciones en medidas concretas y de políticos que conozcan la forma de trabajar en el mundo de la investigación. “No queremos crear algo solo para decir que lo tenemos, que es bastante típico en la política. Queremos que sea útil de verdad”, ha recalcado el presidente del Gobierno.
Para ello, este nuevo ecosistema tendrá un conjunto de canales institucionales y protocolos encargados de establecer cómo se recaba el asesoramiento científico, qué principios éticos y metodológicos deben seguirse, cómo se financia ese ejercicio, y qué uso dar a las recomendaciones generadas, y aspira a que los científicos accedan a bases de datos ministeriales para el diseño de políticas públicas basadas en la evidencia, como ya se hace en otros países.
“Hemos estado diseñando este proyecto durante casi dos años, le hemos dado muchas vueltas, hemos hablado con muchos expertos y lo hemos comparado con los sistemas de otros países”, ha comentado el presidente del Gobierno, que ha cerrado su intervención señalando que “una democracia que descansa en la ciencia es más eficaz, más robusta y más equitativa”.