“Si alguien en el hogar está infectado, las mascotas susceptibles deberían someterse a pruebas”
Desde principios de 2020, la pandemia de SARS-CoV-2 ha provocado más de 110 millones de casos y casi 2,5 millones de muertes en todo el mundo. Pero los humanos no han sido los únicos en infectarse por este nuevo coronavirus.
Desde el inicio de la crisis de la covid-19, la comunidad científica ha detectado, aunque en menor media, la propagación del virus en algunas especies animales como tigres, gatos y visones, todos ellos en cautividad. Los gatos y los mustélidos, el grupo de animales al que pertenecen los visones y hurones, se han mostrado especialmente susceptibles.
De hecho, hasta enero de 2021 el virus ha sido detectado en unas 400 explotaciones de visones en ocho Estados de Europa: 290 granjas en Dinamarca, 69 en los Países Bajos, 21 en Grecia, 13 en Suecia, tres en España, dos en Lituania, y una en Francia e Italia.
Por esta razón, la Comisión Europea solicitó un informe a un grupo de expertos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) para determinar estrategias de seguimiento y control de la propagación de la enfermedad en estas granjas.
Para Alessandro Broglia (Monza, Italia, 1975), veterinario que trabaja como experto científico en la Unidad de Salud Animal y Vegetal de EFSA y uno de los autores del trabajo publicado la semana pasada, son prioritarias las actividades de vigilancia en estos establecimientos en los que conviven miles de animales con estrecho contacto humano.
¿Cuál es el principal riesgo para animales y humanos de que mustélidos y otros animales como los gatos se infecten con el virus?
La infección por SARS-CoV-2 en visones y otros animales susceptibles que se crían de forma intensiva o en estrecho contacto con humanos que los infecten, podría representar un riesgo importante para la salud tanto humana como animal, como muestra nuestro informe científico. A esto se añade el hecho de que se han documentado casos de transmisión contraria, es decir, de animales a humanos que trabajan en granjas de visones. Por lo tanto, en la actualidad, todas las granjas de visones deben considerarse en riesgo, ya que la exposición de los seres humanos al SARS-CoV-2 es muy alta. Una vez introducido, el virus se propaga de manera eficiente dentro de la granja y, en áreas con alta densidad de estas explotaciones, es probable que se propague a otras.
¿El peligro podría aumentar con variantes del virus asociadas a los visones?
Con una variante de virus relacionada con el visón, los anticuerpos generados por las vacunas o por la infección natural con otras variantes podrían ser menos protectores. Sin embargo, es importante señalar que los hallazgos del trabajo se basan en datos limitados y es necesario estudiar más a fondo el impacto sobre el riesgo de reinfección, la eficacia de la vacuna o el beneficio de los tratamientos.
¿Qué proponen entonces como medida de prevención?
Recomendamos, sobre todo, monitorizar de cerca la aparición de nuevas variantes de virus en visones y en los trabajadores de las granjas. En cuanto a los gatos, el informe confirma que pueden estar incluidos en los planes de seguimiento diseñados para estos establecimientos, ya que son una de las especies que se ha mostrado susceptible y capaz de seguir transmitiendo la enfermedad. Se pueden añadir, además, hurones, perros mapaches y determinados murciélagos.
¿Qué síntomas pueden presentar estos animales y qué repercusiones ha tenido el virus en ellos?
Tanto el visón americano como el hurón son muy susceptibles al SARS-CoV-2, y los signos clínicos en el visón se asemejan a los observados en los humanos y aparecen solo en parte de los animales infectados. A menudo son inespecíficos como el aumento de la mortalidad, los signos respiratorios leves y una ligera disminución en la ingesta de alimento. La replicación del virus ocurre principalmente en el tracto respiratorio con una afectación mínima del tracto digestivo.
Dado que solo una proporción de los animales infectados presenta signos clínicos, la EFSA considera que la estrategia de seguimiento basada en la vigilancia pasiva no es suficiente y recomienda adoptar también un enfoque de seguimiento activo, basado en una detección temprana de los animales infectados.
Hasta ahora, ¿cuál ha sido la estrategia seguida por los diferentes países donde se detectaban casos positivos en las granjas de visones?
Cada país ha tomado diferentes medidas para responder a esta situación, pero hay que retroceder y volver a empezar; primero, detectando la enfermedad en los animales. Para ello, una buena estrategia de seguimiento es clave. Nuestro informe científico se centra, de hecho, en proponer estrategias de seguimiento que ayudarán a prevenir y controlar la propagación del SARS-CoV-2.
Sin embargo, hasta el momento, una parte de las granjas infectadas se ha detectado a través de un seguimiento pasivo, es decir, que el trabajador observó y notificó signos clínicos o anomalías en los parámetros de producción (consumo de alimento, mortalidad, etc.). Otra parte se detectó después de que surgiera una sospecha debido a un vínculo epidemiológico con SARS-CoV-2 en trabajadores y propietarios. Por último, se realizó un seguimiento activo (muestreo activo y pruebas a 812 animales) para detectar el resto de granjas infectadas.
Según su informe, ¿cómo se puede controlar la propagación del virus cuando en estos establecimientos hay miles de ejemplares?
Una vez introducido, el SARS-CoV-2 se propaga de manera eficiente dentro de la granja y, en áreas con alta densidad de granjas de visones, es probable que se propague a otras. Por eso la detección temprana de la enfermedad y la prevención son claves. Esta es la razón por la que aconsejamos realizar pruebas estrictas semanales del personal de la granja y de todas las personas en contacto con los animales y los miembros de su hogar. Es la parte más importante de la monitorización. Se deben realizar más estudios en las granjas con un historial de personal con SARS-CoV-2.
¿Qué tipo de pruebas y medidas deben realizarse?
Depende de los objetivos de la estrategia de seguimiento. Para una detección temprana, los expertos de la EFSA recomiendan realizar pruebas estrictas y frecuentes mediante PCR tanto en animales como en personas en contacto con ellos. En caso de que se detecten animales positivos, se debe realizar un análisis de secuenciación genética para identificar el origen y la fuente del virus y así monitorizar la evolución del virus y la posible aparición de nuevas variantes. Para controlar el nivel de exposición de los animales al SARS-CoV-2, es decir, verificar si la población animal ha estado alguna vez expuesta al virus, se puede realizar una evaluación tomando muestras de sangre y analizándolas con pruebas serológicas.
¿Esta estrategia podría funcionar en otros grupos de animales como las mascotas que conviven con las personas en los hogares?
Sí, también es una opción de monitorización para mascotas, en especial los mustélidos, como los hurones. Cada vez que se detecte un animal sospechoso (que tenga signos clínicos) o un caso de SARS-CoV-2 en personas en contacto con él, esta mascota debe ser evaluada por PCR para confirmar o excluir la infección.
Y en estos casos, ¿cómo deben proceder los dueños? ¿Acuden directamente al veterinario?
Sí, los hurones domésticos, así como los de caza, son atendidos por veterinarios. Estos pueden formar parte de la vigilancia de la enfermedad y tomar hisopos y muestras de sangre en caso de sospecha, como por ejemplo de la presencia de signos respiratorios o diarrea, muerte o un caso dudoso o confirmado de covid-19 en el propietario o en el hogar. Si alguien en el hogar está infectado, todos los hurones de propiedad y otras mascotas susceptibles, como gatos o perros, deberían someterse a pruebas.
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