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ENTREVISTA bióloga marina y activista

Sylvia Earle: “Cuando sabes que lo que mata al océano es una elección, pierdes el apetito por el pescado”

Sergio Ferrer

6 de enero de 2024 22:16 h

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A sus 88 años, la bióloga marina, exploradora y activista medioambiental Sylvia Earle (EEUU, 1935) continúa luchando para proteger los océanos, a los que ha dedicado su vida. No en vano ha pasado sumergida en ellos miles de horas —cuenta con varios récords de inmersión— y vivido en primera persona su destrucción a través de la contaminación de sus ecosistemas y la desaparición de sus especies. Hoy esta investigadora es vegetariana, apoya la introducción del crimen de ecocidio en la Corte Penal Internacional y defiende la necesidad de proteger el 30% de los océanos para 2030.

En 2024 se cumplirán 15 años de su charla TED de 2009, por la que ganó un millón de dólares. En ella defendió la importancia crítica de los océanos, corazón de la vida en la Tierra. Años más tarde, en 2018, fue galardonada con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Hablamos con ella durante una visita reciente al Oceanogràfic de Valencia, en la que comprobamos que, a pesar de su edad, sigue siendo una fiera defensora de los océanos.

En 2009 intentó cambiar la percepción de los océanos y alentar su protección. ¿Estamos hoy peor que entonces?

Cuando di la TED Talk en 2009 dije que los siguientes diez años serían los más importantes en los próximos 10.000 por las oportunidades que habría para tomar decisiones que protegerían la habitabilidad de la Tierra, y que luego se volvería más difícil. Y aquí estamos ahora, más de una década más tarde. Es verdad que ha habido acciones positivas, pero ¡hemos perdido tantas oportunidades! Creo que la naturaleza nos está dando una llamada de atención con el cambio climático y ya no se puede negar más.

Si alguien quiere pensar que esto es solo una fase, el cambio no es en nuestro favor: [el planeta] se está calentando más rápido y estamos infraestimando, más que sobreestimando, su magnitud. También el peligro en el que estamos por nuestra falta de voluntad para tomar las medidas que sabemos que hay que tomar.

Malgastamos mucha comida, alrededor de un 40%. Hablamos sobre la necesidad de extraer vida del océano en toneladas para alimentar a la gente, pero esto es una elección, no es una necesidad

Cuando yo nací solo había dos mil millones de personas [en el planeta]. Ahora hay cuatro veces eso y sigue aumentando. ¿Cómo seguir prosperando en un tiempo y espacio limitados? Malgastamos mucha comida, alrededor de un 40%. Hablamos sobre la necesidad de extraer vida del océano en toneladas para alimentar a la gente, pero esto es una elección, no es una necesidad. Resolver el hambre está a nuestro alcance, pero no tenemos la voluntad. Sin embargo, la conciencia cada vez mayor de que estamos en problemas podría motivarnos a hacer lo que no hemos estado dispuestos a hacer en el pasado.

La gente cada vez está más concienciada con el cambio climático, pero ¿entiende lo realmente mal que están los océanos?

La mayor amenaza para los océanos es la ignorancia, sobre todo de nuestros líderes. Los científicos no han hecho un buen trabajo a la hora de comunicar lo que saben y tenemos que hacerlo mejor. Las evidencias son muy claras, no nos lo estamos inventando, pero la gente no entiende por qué debería preocuparse por los peces. Lo que metemos y sacamos del océano está alterando la naturaleza y teniendo un impacto en la habitabilidad de la Tierra. Sabemos qué hacer, solo hay que tener la voluntad de comprender y de actuar para cambiar.

¿Qué acciones habría que llevar a cabo?

La protección de al menos el 30% de la tierra y del mar es un buen comienzo para 2030, pero hoy solo la mitad de esa cantidad de tierra está protegida. Y solo el 3% del océano está protegido, quizás un 10% tiene algún tipo de protección, pero no es suficiente como para salvaguardar la vida en el mar. Tenemos mucho que hacer muy rápidamente. En el último año las naciones se han comprometido a un marco para la protección de alta mar y eso me anima.

Debemos mostrar moderación antes de que empiece la minería a gran escala en alta mar, y en cuanto a la pesca, estamos en una trayectoria hacia el desastre, apenas quedan lugares con poblaciones grandes de animales sin explotar

Debemos mostrar moderación antes de que empiece la minería a gran escala en alta mar, o aumentaremos el peligro. También sabemos qué hacer con la pesca en alta mar: estamos en una trayectoria hacia el desastre, apenas quedan lugares con poblaciones grandes de animales sin explotar. Lo mejor para nuestro clima, biodiversidad y supervivencia sería no hacerlo. Son estos pequeños ciclos de vida los que mantienen la química planetaria. El movimiento del carbono, fósforo, nitrógeno, de los elementos de la vida, contenidos dentro de esas multitudes de peces pequeños, son los pulsos de la vida en la Tierra. ¿Por qué pensar siquiera en dañar esto? Es como si supiéramos que nuestro corazón nos mantiene con vida y cortarlo. El océano y esos sistemas vivos que mantienen la química del planeta e impulsan el ciclo del carbono son el corazón del planeta. Al curar el daño que hemos impuesto en estos vastos sistemas oceánicos nos otorgamos una gran póliza de seguro. Estamos restaurando la salud del océano y, por ende, la habitabilidad de la Tierra.

¿Nos hemos centrado demasiado a nivel comunicativo en temas como las ballenas, cuando salvar al océano va de nuestra propia supervivencia?

Proteger a las ballenas tiene un impacto en el mantenimiento de la estabilidad del clima. Las ballenas no viven en un vacío. Si funciona para ellas, funciona para el calamar, los tiburones, el atún, el bacalao, el kril. Todos están conectados a la química del océano. En la Antártida hay países y empresas que están extrayendo de forma desproporcionada animales y perturbando el ciclo del carbono. Los humanos no necesitan matar kril, sino protegerlo, porque es fundamental para las ballenas y los ecosistemas. Solo porque podamos venderlo no significa que debamos. Es solo dinero, no es necesidad. Es un gusto, no es sustento.

[Pescar el kril] está dañando al océano. Está perturbando el ciclo del carbono, interrumpiendo el flujo de fósforo, azufre, nitrógeno… para satisfacer un mercado inventado y un gusto fabricado. Una vez lo entiendes te preguntas por qué lo hacemos. Por qué no podemos dejar de matar kril, calamares, tiburones. Un tiburón vivo vale mucho más que uno muerto, es algo que entendimos para las ballenas, ¿por qué no podemos entenderlo para otras formas de vida? Necesitamos un océano vivo, no un océano muerto. Punto.

Entonces, ¿debemos dejar de comer pescado?

Se nos ha vendido una dependencia exagerada de la vida marina para el consumo humano. Para algunos es su alimento directo, pero la mayor parte de lo que obtenemos del océano se justifica por dinero. Se matan atunes para vender y se matan elefantes para vender. Es un crimen matar a un elefante por dinero, pero no es un crimen matar a un atún por dinero. De hecho, se fomenta.

Si aquellos que están matando peces tuvieran que pagar por todo el combustible, por todo el apoyo que reciben, no podría funcionar. Eliminar los subsidios tendría un impacto tremendamente beneficioso en el océano

Tenemos subsidios de miles de millones de dólares de dinero de los contribuyentes en países de todo el mundo que aumentan la cantidad de animales extraídos del mar mucho más allá de lo que es económicamente realista. Si aquellos que están matando peces tuvieran que pagar por todo el combustible, por todo el apoyo que reciben, no podría funcionar. Eliminar los subsidios tendría un impacto tremendamente beneficioso en el océano, porque ya no sería rentable el asesinato de la vida marina a esta escala.

¿Qué pasaría si se eliminaran los subsidios a la pesca?

Si se eliminan los subsidios, el precio sube a medida que la cantidad disminuye, como sucede con el atún, que se vende a precios irreales. No puedes decir que las personas necesitan comer atún para subsistir: desde mediados del siglo XX no es sostenible porque su número ha disminuido y solo queda el 3% del gran atún rojo del Pacífico, aunque todavía existe un mercado activo para ellos, que ha crecido y es global.

Si le das un atún a cada persona en el planeta no habría suficientes para todos. No quedan muchos, así que van a alimentar a un mercado de lujo. No a las personas que necesitan comerlo, sino a quienes eligen comerlo porque está de moda. Ten cuidado al justificar la seguridad alimentaria basada en pescados que se venden por más que la carne de res. El pescado cuesta mucho en el mercado estos días y eso no está alimentando a personas hambrientas. La mayor parte está alimentando a un mercado de lujo, con los valores distorsionados que ponemos a lo que llamamos marisco.

Los pescados que se venden por más que la carne de res no alimentan a personas hambrientas, sino a un mercado de lujo

La mayor parte de lo que alimenta a las personas, el 80% de las calorías, proviene del maíz, el arroz, la yuca y la soja. No es seguridad alimentaria, es elección alimentaria la que impulsa el apetito por el comercio de vida silvestre más grande del planeta. Lo llaman mariscos, pero es vida silvestre y es un lujo. Lo que está matando al océano es la elección que hacen las personas. Una vez que lo sabes, pierdes el apetito por ello. No es solo la miseria y el dolor de los animales, sino de las personas que van en esos buques de alta mar y se exponen.

¿Qué podemos hacer a título individual?

Como científica querría que todos vieran el océano por sí mismos. Tengo el privilegio de haber pasado miles de horas bajo el mar, donde muy pocas personas han ido. Viajar adonde los humanos nunca antes habían podido ir es un privilegio y me siento obligada a compartirlo.

Hay misterios en el océano más profundo, y ojalá pudiéramos tratarlo como una biblioteca en lugar de como una mina de la que extraemos dinero

Pero no solo me escuches a mí. Lo primero es saber: el conocimiento está ahí, puedes ser como un niño y hacer preguntas: ¿Cómo llegan los calamares al mercado? ¿Quién se lleva los atunes? Mírate en el espejo y piensa qué puedes hacer, porque nadie puede decirte mejor que tú mismo en qué eres bueno. Cómo puedes usar lo que tienes. Necesitamos entender que el océano nos mantiene con vida. El océano vivo, no el océano muerto. Hay misterios en el océano más profundo, y ojalá pudiéramos tratarlo como una biblioteca en lugar de como una mina de la que extraemos dinero. Lo que necesitamos, sobre todo, es vida. Nuestras vidas están en juego.