El Vaticano exige a la Iglesia de EEUU que asuma responsabilidades tras las acusaciones de abusos a 300 sacerdotes
El escándalo provocado por el informe de abusos sexuales en Pensilvania ha sacudido los cimientos de la Iglesia estadounidense con una fuerza similar a lo sucedido hace pocos meses en Chile. Tras varios días de silencio, el Vaticano ha reaccionado a las acusaciones de pederastia durante décadas relatadas por la Corte Suprema de Pensilvania, que inculpa a 300 sacerdotes. La Santa Sede ha calificado los hechos de “horribles crímenes” que provocan “vergüenza y dolor” en toda la Iglesia.
Tras conocerse que el Papa va a expulsar a dos de sus asesores por casos de pederastia del grupo que le asesora en la reforma de la Curia romana, el Vaticano ha emitido un comunicado en el que condena “inequívocamente” el abuso sexual de menores, subraya la nota emitida esta noche por la Sala Stampa. “Los abusos descritos en el informe son criminales y moralmente reprobables” y “han traicionado la confianza y han robado a las víctimas su dignidad y su fe”.
El comunicado añade que “la Iglesia debe aprender duras lecciones de su pasado, y exige asunción de ”responsabilidad tanto por parte de los abusadores como por parte de aquellos que permitieron que se produjera“.
Un “Holocausto de abusos”
Del mismo modo, el Papa “comprende bien cuánto pueden sacudir la fe y el ánimo de los creyentes estos crímenes”, y recuerda “la necesidad de obedecer a la legislación civil, incluida la obligación de denunciar los casos de abusos a menores”. Algo que, sin embargo, pocas veces se ha hecho como demuestra lo desvelado esta semana por la Corte Suprema de Pensilvania y otros muchos casos como Irlanda, Chile, México o Portugal. Los teólogos norteamericanos se han referido a ello como un “Holocausto de abusos”.
“Las víctimas deben saber que el Papa está de su parte. Aquellos que han sufrido son su prioridad, y la Iglesia quiere escucharlos para erradicar este trágico horror que destruye la vida de los inocentes” concluye el comunicado vaticano, que deja claro que se tomarán medidas para que las víctimas de los abusos sean protagonistas, y no doblemente victimizadas, por la Iglesia católica.
“Catástrofe moral”
Tras la publicación del demoledor informe, la Conferencia Episcopal estadounidense ha pedido a Francisco que ordene una Visita Apostólica a la Iglesia del país, para hacer frente a lo que el presidente de los obispos de EEUU, el cardenal Di Nardo, ha calificado de “catástrofe moral”.
En un comunicado, Di Nardo anunció que invitará al Vaticano a investigar el escándalo de Pensilvania, que se suma a las acusaciones contra el cardenal McCarrick, a quien el Papa expulsó hace tres semanas del Colegio Cardenalicio por decenas de acusaciones de encubrimiento de abusos en la diócesis de Washington.
“Nos enfrentamos a una crisis espiritual que requiere no solo conversión espiritual, sino también cambios prácticos para evitar repetir los pecados y fallos del pasado que son tan evidentes en el informe reciente”, admitió el presidente de los obispos norteamericanos, quien añadió que en los próximos días viajará hasta Roma para proponer la apertura de una investigación concreta para atajar el entramado de abusos y encubrimiento que, durante décadas, salpicó a toda la Iglesia estadounidense y que hace más de una década ya se conoció a través de la investigación de The Boston Globe y su famoso Spotlight.
“Me disculpo y pido humildemente su perdón por lo que mis hermanos obispos y yo hemos hecho y no hemos podido hacer. Cualesquiera que sean los detalles sobre el Arzobispo McCarrick o los muchos abusos en Pensilvania (o en cualquier otro lugar), ya sabemos que una de las causas principales es el fracaso del liderazgo episcopal”, culminó Di Nardo.