Como todos los directores de escuela de España, Vicent Mañes ha vivido “el curso más difícil de la historia”. El presidente de la Federación de directores de colegios públicos de infantil y primaria Fedeip valora sin embargo que el año ha ido razonablemente bien gracias al esfuerzo de la comunidad educativa, aunque muestra su preocupación por la previsible relajación de cara al próximo curso de algunas de las medidas de seguridad que han hecho posible sobrellevar este. En concreto, Mañes pide a las administraciones que mantengan las contrataciones de personal extra que han permitido desdoblar clases y atender mejor al alumnado, especialmente al más vulnerable.
Mañes, profesor de inglés y director del colegio Bertomeu Llorens i Royo de Catarroja, en València, cree que la Lomloe en su conjunto es una ley positiva, aunque lamenta que venga sin consenso y que en algunos aspectos como la Religión o la escuela concertada haya tenido más “humo” que medidas reales. También cree que las medidas para atajar la repetición, que será limitada, están bien encaminadas porque esta debe ser “excepcional”, y pide a Educación que aligere los currículos porque, opina, están sobrecargados y tanto contenido desvía la atención de “lo importante”. Por último, el director realiza una petición gremial: que los directivos de centros puedan pedir perfiles de profesorado concretos en base a sus necesidades y acabar con la alta temporalidad en la Educación, que plantea serios problemas a los centros.
¿Cómo ha ido el curso?
Ha sido el curso más difícil de la historia para las familias, alumnos, profesorado, equipos directivos y para las administraciones también. El balance general es que acabamos agotados, pero creemos que la escuela en general ha funcionado muy bien. Por los comentarios de compañeros de otras comunidades podemos decir que el objetivo fundamental, que era tener escolarización plena y presencial durante el curso en Infantil y Primaria, se ha cumplido.
Hubo mucho polémica en septiembre con los protocolos COVID. ¿Han funcionado bien?
Sí. Entendemos que es muy complicado hacer una gestión como la que ha habido que hacer, pero lo que más nos afecta a nosotros es el seguimiento de los casos. Los directores hemos tenido que ser los responsables, y esta es una de las críticas que hicimos: no haber tenido una enfermera en los centros que lo asumiera. A nivel de gestión nosotros somos expertos, pero en temas sanitarios no. Ha habido problemas de coordinación con los centros de salud porque nosotros informábamos de los casos, cumplíamos los protocolos, pero para la reincorporación de los alumnos no teníamos feedback, teníamos que confiar en las familias. No había informes médicos ni responsables que nos dieran esta información. Pero una de las claves ha sido el cumplimiento estricto de los planes de contingencia: separación, entradas escalonadas, grupos burbujas, etc., que mantenemos a día de hoy.
Pero sabe que hay quien dice que esto es una ilusión porque en realidad como no se hacían pruebas en la escuela no se ha sabido la incidencia real.
Hemos observado que la escuela ha sido reflejo de la situación exterior. Cuando fuera las cosas estaban mal, la escuela era un reducto en el que se producían casos, pero siempre o casi venían desde fuera. Si había que confinar un grupo era porque había un contacto estrecho o un contagio que venía desde casa. Pero luego hacíamos pruebas y todos daban negativo. Acusamos mucho por ejemplo la tercera ola, pero en mi ámbito más cercano no conozco ningún caso de niños contagiados y que hayamos tenido que tomar medidas en un grupo porque un niño haya dado positivo, siempre ha sido por ser contacto de familiares.
Dice que una de las claves han sido los protocolos. ¿Les preocupa que se puedan relajar de cara al curso que viene? Ya se prevé por ejemplo un aumento de las ratios de alumno por clase.
Estamos a la espera de los planes definitivos. Ha habido unas primeras instrucciones y parece que se ha determinado que todos seamos el curso que viene grupos burbuja, pero manteniendo las ratios anteriores. Este es un punto de batalla. Una de las peticiones que hemos hecho, la más importante, es que todos los apoyos de personal se mantengan. Si volvemos a ratios de 25 alumnos o más, por más que mantengamos las medidas no nos va a ayudar nada al control. Tenemos que aprovechar la coyuntura de que estas ayudas ya se han dado, que sumado al tema de la natalidad –ya estamos viendo el impacto del baby crash de los últimos años– deberíamos aprovechar. Es nuestra principal reivindicación como directivos.
Una de las peticiones que hemos hecho, la más importante, es que todos los apoyos de personal [que ha habido este curso] se mantengan
¿Son tan importantes las ratios como se viene peleando últimamente? ¿Tanto se nota en clase?
Se nota porque ha posibilitado que en las circunstancias actuales hayamos podido trabajar. No hemos podido trabajar en equipo, no hemos podido hacer aprendizaje cooperativo. La máxima de la escuela de compartirlo todo ahora es “no compartas nada”. Las clases con mascarilla dificultan muchísimo, la mayoría de los profesores se han tenido que comprar de su bolsillo equipos de amplificación de voz, en mi colegio vamos más de la mitad del profesorado con un micrófono y un altavoz. Y desde el punto de vista educativo es muy importante, fundamental, tener grupos pequeños. Durante el primer trimestres hemos tenido que recuperar aprendizajes no consolidados, y al contar con grupos reducidos y desdobles lo hemos podido hacer. Si volvemos a los grupos grandes, sin más apoyos, no será fácil.
Había preocupación al principio del año por los chicos más vulnerables, que siempre son los peor parados en las crisis. ¿Cómo han pasado el curso? ¿Se ha visto resentida la atención o por la bajada de ratios ha sido incluso positivo?
Teníamos dos aspectos aquí. La brecha digital y la social. La digital, en pleno confinamiento, tanto las administraciones como los centros hicimos un esfuerzo importante para solucionarla, aunque fue insuficiente. No solo fue cuestión de dar dispositivos, también de mejora de la conectividad. Mucha gente tiene problemas de conexión porque internet es caro. Además de todo este aumento de dotación, también preocupaba la brecha social. Lo vimos mucho en el confinamiento, por eso insistimos en la presencialidad. El colegio trabaja por la inclusión del alumnado, y eso es más fácil cuando hay presencialidad. Acudir al aula ya es un recurso para romper barreras. Los chicos que menos apoyos tienen en casa, porque sus familias no pueden atenderlos, son los que más lo han sufrido. Y hemos podido recuperar los niveles anteriores al confinamiento solamente por el hecho de la presencialidad.
Una cuestión importante en relación a esto: nos hemos dado cuenta todos de que la conciliación familiar la tenemos fiada a la escuela, prácticamente. Y esto no es un problema de niños solo, es un problema de padres. Exige que nos hagamos un replanteamiento general en el tema de horarios laborales, etc. No puede ser que la escuela tenga que abrir para conciliar, se abre para educar.
Y eso sin tener en cuenta que el profesorado también tiene padres y madres.
Eso es. Pero los profesores tienen la ventaja de que cuando han estado confinados han podido atender a sus hijos y a sus alumnos. Pero no teníamos horarios en el periodo de confinamiento, hemos trabajado mucho más que en horario presencial.
Cambiamos de tercio, miremos hacia delante. Es una pregunta amplia, pero ¿cuál es su opinión de la Lomloe?
Positiva en general, pero con dos críticas fundamentales: volvemos a tener una ley sin el consenso de todos los grupos políticos y deberíamos plantearnos que no se puede aprobar más leyes educativas sin unanimidad en los grupos parlamentarios, es absurdo cambiar la ley cada cuatro años. Por lo que respecta al fondo, en general nos parece positiva. Criticamos que se le da una vez más poca importancia a la función de los equipos directivos. Seguimos sin tener un buen marco referencial para la gestión docente. Las leyes son un conjunto de tareas que tienen que cumplir los equipos, pero ahí se quedan. Teníamos confianza en que se incorporara la profesionalización del cuerpo directivo (que no quiere decir formar un cuerpo propio) en la gestión, etc., con la elaboración de una serie de ejes que marquen el perfil de los equipos directivos. El último tema criticable es que pensamos que de una vez por todas el segundo ciclo de educación infantil, que en la práctica está extendido al 99%, debe ser obligatorio. Hubo otro par de temas que levantaron ampollas, como la escuela concertada o la [asignatura de] Religión, pero para nosotros fueron cortinas de humo porque no cambia nada respecto a lo que era. Pensamos que la escuela concertada debe ser subsidiaria respecto al a pública. Reconocemos su papel en determinadas circunstancias, pero los recursos públicos deben ir a la escuela pública, esto no tiene nada que ver con la libertad de elección de las familias.
El abordaje que hace la Lomloe de la repetición va por el buen camino. En Infantil y Primaria debe ser muy excepcional
Otro aspecto es el currículum. Nuestra idea es que debe reducirse muchísimo, le damos importancia a temas no importantes, pero aspectos nucleares como la autonomía personal o la comprensión lectora se quedan flotando siempre. Debería haber menos contenido y más autonomía docente para poder trabajar lo importante.
¿Y el abordaje de la repetición, uno de los mayores problemas del sistema educativo español? Se ponen límites a la cantidad de veces que se puede repetir, entre otras medidas. ¿Les parece correcto el enfoque?
Va por el buen camino, aunque hay que desarrollarlo. En Infantil y Primaria las repeticiones deberían ser algo muy excepcional. Se trabaja de manera inclusiva, si se programa atendiendo al a diversidad y se hacen las cosas como se deben hacer, las repeticiones no deberían existir porque se supone que todos los alumnos deben llegar a los mismos objetivos, aunque sea de distintas maneras. Sí es verdad que a veces por motivos especiales es necesaria la repetición. Pero aquí hay diferencias de concepto entre Secundaria y Primaria. Secundaria tiene una visión más cerrada, por áreas, mientras en Primaria hay una visión más global de la enseñanza. En la mayoría de las comunidades ya se está aplicando esta reducción de la repetición.
Acabo. Este fin de semana son las oposiciones a profesor. La interinidad en España es muy alta (un 22% de media, sin contar los refuerzos COVID de este curso). Este año toca Secundaria, los maestros tendrán que esperar al próximo verano, pero quería preguntarle por el impacto que tiene para un centro tener tantos profesores interinos que van y vienen.
Nos afecta muy negativamente. La estabilidad del profesorado es fundamental, nos da la posibilidad de crear equipos estables que puedan sacar adelante los proyectos educativos. Hay que hacer otra precisión: una reivindicación de siempre y cada vez más acuciantes es la nula o escasa –según las comunidades– capacidad de poder marcar perfiles concretos de profesorado para desarrollar su labor. No digo personas, digo perfiles. En algunas comunidades, el 10% de la plantilla lo elige el equipo directivo, pero en general no. Esto, junto al elevadísmo número de interinos, hace que en algunos centros cada año cambie el 50% de la plantilla. Entonces, puedes tener suerte y que el profesorado que te cae asuma bien el proyecto del centro o que para cuando lo hace el curso se ha acabado. Y vuelta a empezar. La consolidación de plantillas es fundamental.