Una alerta sobre las nuevas vías para privatizar la sanidad
Si la tendencia no se detiene, pronto habrá una sanidad para ricos, que puedan pagarse un seguro médico privado, y otra para pobres, una especie de beneficencia: el mismo sistema dual que al que la democracia dio carpetazo en España hace ya cuatro decenios. Es la principal advertencia que recoge el libro La salud como negocio, escrito por cinco miembros de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), que se ha presentado este miércoles en el Congreso de los Diputados y reclama “una sanidad pública, propiedad del conjunto de la ciudadanía”.
Pablo Vaamonde, médico de atención primaria en A Coruña y coordinador del libro, ha acusado al Gobierno de “burlar la democracia y mentir a sus electores” cuando en la campaña electoral negó reformar la sanidad, algo que incumplió al cabo de pocos meses. “El RDLey 16/2012 ya estaba escrito. Ana Mato no lo escribió en solo tres meses”. Vaamonde ha insistido en que el libro pretende ser una herramienta para toda la ciudadanía. “Estamos viviendo una expropiación de derechos básicos de los ciudadanos”, ha insistido.
Caminos para el capital privado
Una vez detenida la fuerte oleada de cesión de gestión a empresas, existen nuevas maneras de privatización, analizan los autores del libro. La Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) que están negociando la Comisión Europea y EE UU puede tener mucho que ver con esa prolongación del camino emprendido. “Abrirá los servicios sanitarios públicos europeos a las empresas estadounidenses”, denuncian. La situación es especialmente grave porque el tratado podría hacer irreversibles estas privatizaciones –“nicho de negocio”– ya que la legislación estatal quedaría condicionada por la normativa de la Unión Europea, de rango superior. Incluso se deberían relevar a tribunales internacionales ad hoc, ha destacado Vaamonde.
Por su parte, Manuel Martín, presidente de la FADSP y coautor del libro, ha destacado las nuevas sinergias, interrelaciones y lobbies que persiguen avanzar en la privatización de la sanidad. Es el caso del Club Gertech, un “poderoso grupo de presión”, “una gran alianza socieconómica” formada por gerentes y directores de centros hospitalarios públicos y privados, altos cargos, la Universidad Pública de Navarra y el Instituto Carlos III. Entre sus patrocinadores, figuran la multinacional Philips, que produce tecnologías de la salud o la farmacéutica Roche. Es habitual que en sus foros intervengan responsables de la administración pública.
Su objetivo es “poner la sanidad pública al servicio del sector privado”, vendiendo sus productos, externalizando los servicios diagnósticos de los centros públicos y obteniendo información generada y almacenada por el sistema público, muy valiosa para planear una estrategia comercial. Son algunos de los fines que ha desgranado Marín y que recoge, al detalle, el libro. El presidente de la FADSP ha destacado que el libro busca una visión positiva: “Esa enorme alianza, tan poderosa, tiene una gran debilidad. Es que son muy pocos. La gran mayoría de profesionales sanitarios tenemos intereses que no están con ellos. Si somos capaces de trasladar las graves consecuencias de esto, podremos conformar una gran alianza social y profesional con la que hacer frente a estos grupos”.
Conciencia ciudadana
La amenaza del cambio de sistema ha calado en gran parte de la población, como se ha ido mostrando con las manifestaciones de la llamada marea blanca. Esta presión, junto a la acción en los tribunales, ha provocado dimisiones en la Comunidad de Madrid y la paralización de las privatizaciones en varias autonomías. “Las cosas que hacemos valen para algo, aunque no todos los resultados que nos gustarían”, ha reconocido el portavoz de la FADSP, Marciano Sánchez-Bayle. Pero “no hay que ser ilusos, la privatización va a continuar aunque sea a paso de tortuga”, advierte. Por eso apela a la conciencia ciudadana y anima a seguir defendiendo sus derechos.
El acto, organizado por el grupo parlamentario de la Izquierda Plural, ha contado con la presencia del también médico y diputado de IU Gaspar Llamazares, que ha valorado cómo el libro expone los nuevos canales y vías para continuar con la privatización. “Estamos en la fase de la privatización transversal”, ha asegurado. Llamazares ha puesto como ejemplo de ello la reformulación de las conocidas como áreas de gestión clínica, “que introduce criterios economicistas”, y ha destacado el impacto negativo que provocará el TTIP. La Fadsp denuncia como las áreas de gestión clínica persiguen fragmentar los centros, creando microempresas dentro de los hospitales, financiadas con fondos públicos, pero reguladas por el derecho privado.
Llamazares ha hecho un análisis del proceso privatizador asegurando que se ha producido un cambio de paradigma. “Hemos pasado del modelo británico, consistente en privatizar a través de la gestión privada, al modelo alemán, que deriva los seguros públicos hacia seguros privados”, ha explicado. El diputado de IU ha aplaudido la labor de la marea blanca y ha animado a la ciudadanía a seguir reivindicando sus derechos.
La puerta giratoria de la sanidad
Otra de las sinergias sobre las que pone el foco el libro es la que forman cajas de ahorro, empresas públicas privatizadas, grandes constructoras y responsables políticos de gobiernos estatales y autonómicos. Todos interactúan conformando un círculo de intereses cruzados. En este sentido, son conocidas las trayectorias de los ex consejeros de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Manuel Lamela y Juan José Güemes. El primero, tras abandonar el cargo, se convirtió en presidente de las sociedades Madrid Medical Destination S.L., Madrid Ciudad de la Salud y Madrid Centro Médico, que pretenden “potenciar el turismo sanitario de primer nivel”. Estas sociedades reciben subvenciones públicas. Posteriormente, Sanidad incluso ha llegado a contratar a una de estas empresas para gestionar el hospital de Melilla. Güemes, por su parte, privatizó y externalizó el laboratorio de análisis clínicos de Madrid, cediéndolo a la empresa Unilabs. Cuando dimitió, esta le nombró consejero. El revuelo mediático le llevó a abandonar el cargo.
Otro de los ejemplos de “la puerta giratoria en sanidad” es el de Antonio Burgueño. Fue director general de hospitales de Madrid, tras más de veinte años como ejecutivo en empresas sanitarias privadas. Fue en esa etapa, cuando como director asistencial de Adeslas, puso en marcha el hospital de Alzira, el centro valenciano que ha dado nombre al modelo de gestión privada, ya implantado en la Inglaterra de Margareth Tatcher.
Los efectos de la privatización
En el libro, con un prólogo de Xosé Manuel Beiras y una introducción de Vicenç Navarro, también escriben María Luisa Lores y Sergio Fernández. Desgrana los recortes y cambios normativos que ya han acabado con la universalidad del Sistema Nacional de Salud y sus efectos sobre la población. Así, analiza los efectos del RD Ley 16/2012. Fruto de ello, la ampliación del copago “lleva al 16% de los jubilados a no poder completar sus tratamientos”. Además más de un millón de personas, muchos de ellos inmigrantes, han quedado sin tarjeta sanitaria, al tiempo que se han potenciado los seguros, a un precio que no han podido asumir.
Al mismo tiempo, La salud como negocio insiste en cómo la gestión privada de hospitales y de otros centros sanitarios y las externalizaciones de servicios encarecen el coste. La externalización provoca al mismo tiempo que empresas como Sanitas tengan acceso a nuestro historial clínico. Otro ejemplo significativo es el de Indra, empresa privada con participación pública, que goza con una situación privilegiada.