“La Xylella fastidiosa es una de las plagas de plantas más peligrosas conocidas en todo el mundo y una de las principales prioridades de la Unión Europea”. A finales de 2017, la reunión de alto nivel de la Comisión Europea volvía a lanzar la voz de alarma sobre una bacteria que afecta a diversos tipos de plantas. El microorganismo ha sido el responsable de la muerte de cientos de miles de árboles en varias regiones de Europa y ya ha infectado y matado más de un millón de olivos en Italia. En España, aunque aún no ha afectado a los grandes olivares de Andalucía, ya se han detectado casos en Baleares, Alicante y Madrid, por lo que la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español ha firmado un acuerdo con siete organismos de investigación para crear estrategias de erradicación, contención y control de esta bacteria. El objetivo es contener la Xylella en todo el territorio pero, sobre todo, tratar de evitar que llegue a los grandes olivares del sur, donde podría provocar pérdidas millonarias.
“Es un organismo nocivo con alto potencial de causar enfermedades importantes”, ya que “obstruye los haces vasculares de la planta, que es por donde toma el agua y los nutrientes, de forma que la planta acaba secándose”, explica a eldiario.es Blanca Landa, coordinadora científica del proyecto e investigadora del Instituto de Agricultura Sostenible. El problema, asegura esta especialista, es que “no existe tratamiento que cure la enfermedad, de forma que si hay una planta infectada, no hay ninguna medida que te garantice el control sobre la bacteria”.
La Xyella es una bacteria endémica del continente americano y fue identificada por primera vez en California, donde afecta principalmente a las viñas y cada año provoca pérdidas de más de 100 millones de dólares en el sector vinícola. Se sabe que se propaga a través de insectos y que afecta a varios cientos de especies vegetales diferentes, aunque solo causa enfermedad en un número reducido de ellas, como la vid, los cítricos, los almendros, el café o los olivos.
Un proyecto que llega tarde
En Europa, la alarma se disparó en 2013, con la detección de un importante brote que ha arrasado miles de hectáreas de olivar en la región de Apulia, en el sur de Italia. Desde entonces, se han detectado brotes en Francia, Alemania y España, donde los primeros casos se identificaron en Baleares en 2016, aunque los especialistas coinciden en que probablemente lleve más tiempo nuestro país. “La Xylella no ha aparecido de la noche a la mañana, probablemente lleva mucho tiempo en nuestro territorio causando problemas, solo que no se había identificado”, explica Landa.
Por este motivo, Landa lamenta el retraso a la hora de invertir en un proyecto como el que ahora ha salido adelante. “Desafortunadamente se ha tardado mucho en poder iniciar un proyecto con financiación española para trabajar en la prevención de la Xylella. Es difícil convencer a los sectores implicados para que se invierta en un problema que aún no tienes, aunque sepas que lo más probable es que lo vayas a tener”.
Desde entonces, la bacteria se ha detectado en otros puntos de España. En junio del pasado año se detectó un brote en la provincia de Alicante, donde ha afectado solo al almendro, y más recientemente, en abril de este mismo año, se detectó un caso en un olivar de la Comunidad de Madrid y otro en una planta ornamental de un invernadero en la provincia de Almería.
Según Landa, “la situación es algo preocupante porque no estamos tan preparados como deberíamos, pero para eso está el proyecto, que debe empezar por responder a preguntas muy básicas para ver a qué nos enfrentamos”. En este sentido, esta investigadora destaca que el primer objetivo del proyecto es determinar qué zonas tienen más riesgo e identificar las distintas cepas de la bacteria que hay en nuestro país y cómo afecta cada una a las distintas variedades de cultivos.
“La cepa que hay en Italia es muy virulenta, pero no tiene nada que ver con las que tenemos en España”, explica Landa. En este sentido, esta investigadora explica que la situación en el país transalpino “se puede considerar anómala”, pero advierte de que este caso debe servir para “ser conscientes de lo que puede ocurrir y entender que tenemos que estar preparados para actuar con la mayor rapidez posible”.
La única medida de contención es la tala de árboles
Mientras los investigadores estudian nuevas formas de contener la propagación de la bacteria, el único protocolo de actuación que se ha demostrado eficaz es la erradicación, que es el que impone la normativa europea. Según la legislación comunitaria, si existe un árbol infectado se deben arrancar todos los árboles leñosos en un radio de 100 metros, porque se considera que ese es al radio de acción de los insectos.
Este protocolo es el que se ha activado con el olivo detectado en Madrid, lo que supuesto la eliminación de otros 300 olivos que se encontraban en torno al infectado. Además, también se debe establecer una zona de unos 500 metros de radio que se tratará con herbicidas y fungicidas. Según las estimaciones de la Unión de Pequeños Agricultores, los afectados serán unos 50 productores de 5 municipios madrileños. La Comunidad de Madrid ya ha anunciado que destinará 2 millones de euros para indemnizar a los agricultores afectados.
Precisamente el caso madrileño fue el que “hizo saltar las alarmas” en el sector olivar, según ha explicado a eldiario.es el secretario general de Unión de Pequeños Agricultores de Jaén y miembro de la junta directiva de la interprofesional del aceite de oliva, Cristóbal Cano. “Está claro que los efectos que produce esta bacteria causan inquietud e incertidumbre entre los agricultores, especialmente en el sector olivar”.
Según Cano, “los protocolos de erradicación son bastante agresivos y suponen un quebranto muy importante para los agricultores”, por lo que insiste en que “hay que volcarse en el seguimiento y control de las zonas de tráfico de material vegetal, haciendo muestreos continuos en todas las zonas de riesgo”. Además, Cano insiste en que “lo que queremos es que no se escatime en la investigación de posibles tratamientos o de variedades más resistentes”.
Aprender a convivir con la bacteria
En la actualidad, se considera que la bacteria está establecida en las islas Baleares, por lo que todo el territorio fue declarado como zona de contención el pasado 14 de diciembre, lo que quiere decir que ya no se aplicarán medidas de erradicación. “En Baleares, al igual que en el sur de Italia o Córcega, ya no tiene sentido aplicar medidas de erradicación, porque la bacteria está en todo el territorio, por lo que hay que pasar a las medidas de contención”, explica Landa.
En estas regiones que ya se han declarado infectadas, los protocolos solo obligan a eliminar los árboles infectados y a tratar de controlar las poblaciones de insectos que puedan propagar la bacteria.
Esta será la estrategia a seguir si la Xylella termina por establecerse definitivamente en España y en Europa, un escenario que los investigadores ven posible. “Cuando la Xylella se instala en una zona es muy difícil de eliminar, así que lo más probable es que tengamos que aprender a vivir con esta bacteria, como se hace en otras partes del mundo”, concluye Landa.