Cómo una tarde de aburrimiento dio vida a uno de los juegos de mesa más populares

Personas compiten durante un campeonato de "scrabble"  en imagen de archivo.

Andrea Blez

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Hoy en día es uno de los juegos de mesa más populares y de los más vendidos al ser uno de los clásicos que nunca falla cuando se trata de escoger uno en el que participen diferentes personas, de todas las edades. Hablamos del Scrabble, el juego de formación de palabras por excelencia y cuya historia arranca en uno de los períodos más complicados de la sociedad norteamericana.

Alfred Mosher Butts inventa un juego de palabras

Fue en el momento tras la Gran Depresión cuando Alfred Mosher Butts, arquitecto de profesión, perdió su trabajo y para matar el tiempo, durante una tarde aburrida decidió ponerse a estudiar el mercado de los juegos de mesa alentado por el éxito que había tenido Charles Darrow al crear el Monopoly.

Así fue como creó el “estudio de los juegos” con el que llegó a la conclusión de que solo había uno de palabras. Con esta referencia, Butts quiso originar un nuevo juego de estrategia y conocimiento, y como buen aficionado al ajedrez y a los crucigramas, inventó lo que hoy conocemos como Scrabble.

Este nombre no llegaría al juego de mesa hasta 1948, cuya primera versión se basaba en crear palabras entre 9 y 10 letras, y fue probado con su mujer Nina, que le ganaba todas las partidas, y entre vecinos y amigos. A pesar de que era todo un éxito en la comunidad, la idea fue rechazada por las compañías a las que Alfred Mosher Butts les presentó el proyecto y tampoco le fue aceptada la patente.

Entre sus vecinos y amigos vendió un centenar de versiones que él mismo había fabricado a mano tras haber analizado la frecuencia con la que se usa cada letra del abecedario y saber así cuantas piezas de cada una debía producir, y los puntos necesarios para ganar.

El juego se convierte en Scrabble

La suerte del futuro Scrabble comenzaría a cambiar cuando el emprendedor James Brunot, que había adquirido antes versiones del juego de Butts, le propuso fabricarlo y venderlo. Los primeros años fueron de pérdidas en el negocio, pero esto fue hasta 1952, cuando los grandes almacenes Macy’s lo obtuvieron para su catálogo.

Scrabble sería un éxito de ventas y veinte años después fue comprado por una de las empresas que décadas anteriores lo había rechazado, Selchow & Righter, que dio 265.000 dólares a su creador, Alfred Mosher Butts, pero millones al emprendedor Brunot.

Butts falleció en 1993 a los 93 años cuando su juego de mesa ya era uno de los más populares y clásicos de todo el mundo, y que le sirvió para tener un buen retiro, que le hizo que inventara otro, El otro juego de Alfred.

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