La historia detrás de la paloma blanca en el Día de la Paz

La historia de la humanidad está marcada por innumerables conflictos, grandes y pequeños, que nos han enseñado, a base de golpes, la importancia de la paz. En este contexto, la paloma blanca ha emergido como un ejemplo icónico del anhelo global de reconciliación. Pero ¿cómo un ave tan vilipendiada por la sociedad logró un estatus tan universal? Su conexión con el concepto de paz se remonta a siglos atrás, tal y como recoge UNICEF.
El Génesis, uno de los textos fundacionales de la tradición judeo-cristiana, guarda el primer relato destacado sobre esta asociación. En la historia de Noé, tras el diluvio que cubrió la Tierra durante 40 días, una paloma tardó una semana en regresar al arca con una rama de olivo, señal de que las aguas habían comenzado a retirarse. Este gesto simbólico no solo marcaba el fin del castigo divino, sino también el inicio de una nueva etapa para la humanidad, llena de posibilidades y con Dios de su parte.

La importancia de la rama de olivo trasciende el relato bíblico y se encuentra también en la mitología griega, donde se asociaba a Irene, la diosa de la paz. En este contexto, el olivo simbolizaba abundancia y armonía. Además, Afrodita, la diosa del amor, tenía una paloma como mascota.
Más tarde, en la antigua Grecia y Roma, las ramas de olivo se intercambiaban como ofrendas de tregua tras las batallas, consolidándose como un emblema de serenidad y victoria sobre la violencia. Este legado se mantiene vivo en las representaciones modernas, donde la paloma y la rama de olivo se entrelazan como un mensaje universal de esperanza y concordia.
El dibujo universal por la paz de Picasso
Sin embargo, no fue hasta el siglo XX que la paloma blanca alcanzó la fama global que tiene hoy. El pintor Pablo Picasso desempeñó un papel crucial en este proceso. Durante el Congreso Mundial por la Paz en 1949, el artista español presentó una litografía de una paloma que, aunque era bastante simple, encapsuló el espíritu de una sociedad traumatizada por la Segunda Guerra Mundial.
La paloma de Picasso, inicialmente sin la famosa rama de olivo, simbolizaba ese deseo colectivo de un mundo mejor. Con el tiempo, el propio artista adaptó su representación, añadiendo la rama y dando lugar a una versión más clara del ideal de reconciliación. Así, su obra se convirtió en un estandarte para movimientos pacifistas - que luego también emplearían el símbolo de Gerald Holtom a partir de los 60 -, siendo utilizada en eventos y manifestaciones alrededor del mundo.
Un símbolo universal de paz que volverá a verse este 30 de enero
Uno de esos momentos donde los símbolos de paz cobran especial relevancia es el 30 de enero, Día Escolar de la No Violencia y la Paz. Esta fecha, que conmemora el legado de Mahatma Gandhi, busca fomentar valores como el respeto, la convivencia pacífica y la resolución de conflictos a través del diálogo. En escuelas y centros educativos de todo el mundo se llevan a cabo actividades cargadas de significado, como talleres, marchas y actos simbólicos que recuerdan la importancia de construir un futuro en armonía y libre de violencia.
En este contexto, la paloma blanca y otros emblemas son protagonistas indiscutibles. Su mensaje trasciende generaciones, presente en manualidades infantiles, representaciones artísticas y conmemoraciones de todo tipo. El Día de la Paz no solo celebra el ideal de un mundo más justo, sino que también inspira a las nuevas generaciones a mantener viva la lucha por la reconciliación y la armonía mundial.
0