Quito, 21 nov (EFE).- El expresidente de Colombia Álvaro Uribe aseveró este jueves, en Quito, que la seguridad es un valor democrático y una fuente de recursos, y sostuvo que en la lucha contra la criminalidad se debe lograr la cohesión ciudadana y el apoyo entre las naciones.
Así lo señaló en la conferencia titulada 'Uribe-Rajoy, liderazgos y resultados que impactan', en la que intervino sobre la temática de seguridad después de la ponencia del expresidente del Gobierno español Mariano Rajoy (2011-2018), que versó sobre economía.
Uribe inició su charla ofreciendo, nuevamente, “disculpas desde el alma” a Ecuador por la incursión militar colombiana en 2008, en la zona de Angostura (Amazonía), donde murieron varios guerrilleros colombianos, entre ellos Raúl Reyes, líder de las Fuerzas Armadas de Colombia (FARC).
Al analizar la seguridad como valor democrático y fuente de recursos, el expresidente colombiano (2002-2010) indicó que en torno a ella giran la libertad económica, la individual, la social y la política.
Al hacer un recuento de su Gobierno en temas de seguridad, Uribe enumeró como algunos de los ejes fundamentales a la cohesión social, la confianza al inversionista, la seguridad democrática, y la confianza en las autoridades.
El exmandatario habló de la importancia de ofrecer seguridad “con libertades y derechos humanos” y como muestra del avance en temas de seguridad en su administración, detalló que cuando asumió el poder en 2002 habían más de 28.800 homicidios, mientras que en 2010 se cifraron en 15.000.
Además, los secuestros pasaron de más de 2.882 en 2002, a 228 en 2010, según datos que presentó en la conferencia Uribe, criticado y señalado por organizaciones defensoras de los derechos humanos por violaciones cometidas durante su mandato en el combate contra las guerrillas.
En la charla ante decenas de empresarios y políticos, Uribe recordó también -sin entrar en detalles- las acusaciones en su contra por los 'falsos positivos', como se conocen en Colombia los asesinatos de civiles a manos de militares, que los presentaban como guerrilleros muertos en combate para obtener así beneficios o ascensos.
De acuerdo a la Comisión de la Verdad, creada por el acuerdo de paz que firmaron el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC en 2016, en la mayoría de los casos las víctimas fueron jóvenes de bajos recursos que eran reclutados con falsas promesas de empleo.
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) ha encontrado evidencia concreta de 6.402 casos de ejecuciones en 31 de los 32 departamentos de Colombia, la mayoría de ellas entre 2002 y 2008.
Logros en seguridad
Entre los principales logros de seguridad en su Gobierno, Uribe dijo que consiguió los niveles de violencia más bajos en 30 años, el desmantelamiento de grupos paramilitares, una desarticulación “severa” de estructuras de las FARC, así como 35.000 paramilitares y 18.000 guerrilleros desmovilizados.
Además, cerca de 1.200 criminales fueron extraditados y hubo la “mayor reducción en la historia de cultivos ilícitos”, señaló al mencionar también los logros económicos, como el haber conseguido un crecimiento económico de 4,3 % en 2010, frente al 2,1 % de 2002.
“Estamos en desacuerdo con la economía del odio de clases”, indicó al apuntar que la suya es una orientación “hacia una economía fraterna con énfasis en el sector privado”.
Lucha conjunta
Uribe subrayó la importancia de una coalición popular antes que de una política, de mantener diálogos con franqueza, de escuchar a la gente, con especial atención en captar la percepción de seguridad de las personas, de identificar sus necesidades y de adoptar decisiones.
Sobre su aprobación y credibilidad, comentó que prefiere que lo odien a que no le crean.
El exgobernante remarcó en la necesidad de involucrar a todos los sectores en la lucha por la seguridad, de mantener consistencia en el discurso, de ir logrando “niveles de confianza sin compromisos definitivos”, y de asumir riesgos y responsabilidades, pero delegar los éxitos.
También acentuó en la necesidad de perseverar en los momentos de crisis, en no ceder a presiones, ni reaccionar ante impulsos.