En noviembre de 2012, la poderosa editorial francesa Hachette se convirtió en la primera de las big six publishers en apostar por los formatos que permiten los llamados ebooks enriquecidos –ebooks con vídeos, audios, ilustraciones y demás multimedia– a gran escala y no sólo limitándose a timoratos experimentos como hasta la fecha habían hecho otras editoriales. En abril de 2013 fue la norteamericana HarperCollins la que también se lanzó a esta arena con trece títulos, entre ellos el último de Michael Chabon, Telegraph AvenueTelegraph Avenue, que incluía una canción, diez diseños del artista Stainboy, un mapa de Telegraph Avenue, un vídeo-entrevista con el autor y partes grabadas de la historia para poder ser escuchada. Todos estos títulos estaban disponibles en los dispositivos de Apple, Amazon y Barnes and Nobles (la tableta Nook, aún no comercializada en España).
No obstante, para algunos analistas anglosajones la apuesta por los llamados enhanced books (eeb) –traducido al español como ‘enriquecidos’– no es todo lo valiente que podría ser con las tecnologías ya disponibles. De hecho, Bill Adair, profesor de Periodismo y Políticas Públicas de la Universidad de Duke, se quejaba en un post reciente de que ebooks como la biografía de Bruce Springsteen, de Peter Ames Carlin, publicada por Simon and Schuster, carecía de un elemento fundamental como era la propia música del artista; o Inferno, de Dan Brown (Bantam Press), que tampoco poseía imágenes o mapas de las localizaciones que atraviesan los protagonistas en la peripecia de la novela. Para Adair, con estos ingredientes multimedia, la experiencia lectora “hubiera sido mucho mejor”.
En cualquier caso, si bien hay críticas en aquellos países donde la digitalización ya es un hecho consumado –el 70% de las ventas es de libros digitales, según comenta el experto en cultura digital, Javier Celay–, el caso de España continúa siendo un páramo en cuanto a ebooks enriquecidos. Es cierto que ya hay editoriales que utilizan las herramientas tecnológicas que permiten el desarrollo de este tipo de ebooks como son el Epub3 (el estándar de código abierto que permite incluir elementos como audio, vídeo o interactividad), Fixed Layout (trabaja con imágenes) o iBooks Author (el formato de Apple para sus dispositivos que incorpora imágenes, vídeos, gráficas, modelos 3D, animaciones HTML5, widgets, etc). También hay algunas iniciativas, principalmente en ebooks infantiles y juveniles, pero los títulos, como señalan expertos del mundo editorial consultados por eldiario.es, escasean.
Hay varios motivos que explican este retraso. En primer lugar, para Javier Celaya se trata de una cuestión de fases: “En los países anglosajones van más adelantados, pero nosotros todavía estamos en la fase uno, es decir, en la traslación del papel al digital. Es una cuestión de evolución tecnológica”. David Lillo, jefe de producto de la empresa Cream Ebooks, una de las firmas españolas que se dedica al desarrollo de ebooks enriquecidos (hay otras como enhancingbooks) para sellos como Edelvives, Taschen o Pearson, una de las razones reside en el precio, “ya que es más caro que un libro electrónico normal”. Una cifra que estaría en torno a los 3.000 euros, “con un retorno que no deja de ser el mismo que el de cualquier ebook, es decir, escaso”, añade Lillo. La otra causa es la exclusividad de los formatos.
Exclusividad de formatos
Exclusividad de formatosEse es quizá el gran quid, ya que mientras que un ebook puede venderse en todos los dispositivos y tiendas, con los eeb, según el formato en el que se hayan desarrollado sólo estarán disponibles para uno u otro dispositivo. Por ejemplo, si se desarrolla en el formato de Apple (iBooks Author) sólo podrá leerse en un iPad, ni siquiera, según Lillo, en un iPhone; y con Epub3 hay que hacer un desarrollo para el sistema iOS, otro para Kindle y otro para poder ser vendido en Google Play (sistema Android).
La experiencia del editor Diego Moreno, de Nórdica, es muy reveladora en este sentido. Hace meses quisieron lanzar su primer ebook enriquecido, El extraño caso del Dr. Jekill y Mr Hide, con audios, pero se encontraron con que ninguna plataforma podía venderlo con todas estas características multimedia. “Puedes utilizar el iBooks Author, pero al final lo que consigues son ebooks mejores, pero no enriquecidos”, comenta. La solución que encontró fue realizar aplicaciones para el sistema iOS para los títulos en los cuales quería incluir audios o vídeos y venderlos así para la tableta iPad y los iPhones, aunque, como sostiene, “la demanda aún es bastante escasa”.
Y, sin embargo, los expertos ven muchas posibilidades en las nuevas tecnologías, un camino en el que hay que adentrarse y que no tiene demasiado que ver con el fracaso que representaron los audiolibros en España. “No, lo que ocurrió fue que la única que lo intentó fue Alfaguara en los años ochenta y quizá se adelantaron a su tiempo. Desde entonces no se ha vuelto a hacer”, sostiene Celaya, quien afirma que “los editores deberían darse prisa en desarrollar estos libros, ya que si no, llegará un agente de fuera, que no esté relacionado con el mundo editorial, y lo hará”. Para David Lillo es una oportunidad que puede dar lugar a creaciones muy interesantes, como la última en la que está trabajando su empresa: una especie de Elige tu propia aventura en la que el lector se encontrará con todas las páginas en blanco, que se irán rellenando a medida que él toma decisiones. Esta es la tarea pendiente de los libros digitales.