Hasta hace apenas unos días, Natalia tenía un trabajo que le permitía conciliar su vida laboral y familiar. Aunque a veces era estresante, se sentía orgullosa de lo que hacía junto a su equipo. Pero el pasado 4 de noviembre todo se derrumbó: un mail le comunicaba que ya no podía acceder al sistema. Poco después supo que, al igual que otros miles de empleados, Twitter había prescindido de sus servicios. Así lo decidió el recién llegado Elon Musk, el excéntrico magnate que a principios de octubre compró la red social por 44.000 millones de dólares tras varios meses de disputas legales y que justificó los despidos por la caída de ingresos.
“Aunque de alguna manera nos lo esperábamos, hubo momentos muy duros, de mucha incertidumbre, porque no sabíamos qué iba a pasar una vez llegara Musk”, cuenta a elDiario.es Natalia –nombre ficticio–, que denuncia la forma en la que Twitter ha despedido a sus empleados en diferentes países del mundo. “Como no teníamos acceso a nuestras herramientas de trabajo, no nos podíamos comunicar con los compañeros de otros países, no sabíamos quién había sido despedido, quién se quedaba ni qué áreas eran las afectadas. Era todo muy confuso”, explica. “No sabíamos con exactitud las condiciones, nadie nos dijo qué derechos teníamos y eso es algo de lo que te deben informar cuando te despiden”, lamenta. Lo que sí tuvieron que hacer fue firmar un documento en el que se comprometían a no revelar información de la empresa.
Si bien en Estados Unidos es legal –y común en grandes compañías– comunicar un despido vía email, en otros países no es válido y, por tanto, sería improcedente. En el caso de España, donde la empresa echó a 26 trabajadores, los sindicatos mayoritarios ya han denunciado que son despidos nulos.
El nuevo propietario de Twitter no solo ha echado a la mitad de los empleados –más de 3.700 personas– sino también a más de 3.000 moderadores subcontratados. Incluso ha despedido a varios ingenieros por el simple hecho de llevarle la contraria en la red social. Y a esto hay que añadir que cientos de trabajadores han optado por dimitir tras el ultimátum de Musk en el que instaba a sus empleados a trabajar más duro o abandonar la empresa.
Natalia confiesa que, a pesar de las formas de la compañía, cuando finalmente recibió el mail de confirmación de despido sintió alivio, dada la deriva que estaba tomando la red social. “Me sentí un poco frustrada por los proyectos que se quedaron inconclusos, pero a la vez agradecida porque ya en esos días se empezaba a vislumbrar lo que sería Twitter 2.0 [el que quiere construir Musk]. Sin duda es un sentimiento contradictorio: por un lado liberación y por otro nostalgia por todo lo que fue y me dio Twitter 1.0”, sostiene.
Twitter 2.0: la nueva era bajo el mandato de Musk
Ese Twitter 2.0 es la revolución anunciada por el también fundador de Tesla y Space X, una cultura de trabajo que exige largas jornadas y gran dedicación por parte de los empleados. En esta nueva era de la red social, Musk ha prohibido el teletrabajo, quiere incluir llamadas de voz y vídeo encriptadas y ha otorgado a los programadores un papel central. “En el fondo, Twitter es una empresa de software y servidores, así que creo que tiene sentido”, ha dicho el polémico multimillonario, quien a menudo presume de haber dormido en las oficinas de algunas de sus empresas y se ha mostrado contrario a la organización sindical.
Hasta la entrada de Musk, Twitter destacaba dentro del sector de las grandes tecnológicas por las óptimas condiciones laborales que ofrecía, y así lo corrobora Natalia. “La cultura laboral de Twitter 1.0 era otra. Se entendía que si una persona está quemada por su trabajo, era más un peligro para la productividad que alguien creativo”, aclara. “Antes de ser empleados somos seres humanos y, como tal, tenemos necesidades. La cultura laboral de Twitter 1.0 abogaba por el trabajo productivo en condiciones óptimas, es decir, en tu jornada, no a tu hora de dormir o de ir al dentista o convivir con tu familia”, añade.
Musk, que entró en la sede de Twitter con un lavabo en sus manos dando a entender que su idea era “limpiar” la compañía, considera que el teletrabajo no es productivo y ya ha pedido a los empleados de la plataforma que envíen actualizaciones semanales sobre los proyectos en los que están trabajando y cuáles son sus objetivos. Natalia, por su parte, asegura que tiene la conciencia muy tranquila y que tanto ella como sus compañeros han dado “el 150% de su esfuerzo y capacidad” durante sus jornadas laborales. “Y si alguien no podía por una razón de fuerza mayor, sabíamos que estaba el otro para apoyarnos”, recuerda.
Esa cultura laboral, explica, fue la que heredaron desde 2013 de las oficinas de Twitter en Reino Unido tras el caso de Lucy Mosley, una trabajadora de la red social que murió de cáncer. Cuando estaba ingresada en el hospital, sus compañeros le tejieron una manta y ella lo agradeció con el hastag #LoveWhereYouWork, una frase que ha sido utilizada precisamente en las últimas semanas por muchos empleados de Twitter tras ser despedidos.
Musk también ha manifestado que su objetivo es convertir Twitter en “la fuente de información más precisa sobre el mundo”. Sin embargo, ha despedido a los empleados que se encargaban de que el contenido fuera más confiable y transparente. Era la misión del equipo de curadores, responsable de aportar contexto a los temas que eran tendencia en la red social aclarando conceptos o desmintiendo bulos, o del equipo de ética de la inteligencia artificial, encargado de eliminar y prevenir sesgos. Ambos han desaparecido y eso convierte a la red social en un lugar menos transparente y más tóxico.
Musk ha centrado sus recortes en equipos cuyo objetivo era sanear la experiencia de los usuarios. La desaparición del departamento de curaduría, por ejemplo, implica que ahora haya información desactualizada, dando lugar a un contenido menos preciso, tal y como explicaba hace unos días otra extrabajadora en su perfil. Este equipo se encargaba de explicar desde un meme a una noticia de última hora o por qué un tema era tendencia en Twitter, así como destacar eventos e historias que se desarrollaban en la red social con el objetivo de que se entendieran mejor –como ellos mismos apuntaban desde su página web– las conversaciones globales que se producen.
Sin áreas de contención, la calidad de ciertas coberturas va a ser peor, lo que puede incluso afectar a la propia democracia
Los curadores también desmentían información engañosa a través de fuentes confiables y públicas, incluyendo, según indican, “testimonios de grupos de supervisión de conflictos, organizaciones humanitarias, inteligencia de código abierto o periodistas, entre otros”. Hoy no hay nadie en la plataforma encargado de ese trabajo, con lo que las empresas especializadas en manipular la conversación desde fuera no tienen ningún parapeto desde dentro.
En ese sentido, Natalia tiene claro que “sin áreas de contención, la calidad de ciertas coberturas va a ser peor, lo que puede incluso afectar a la propia democracia”, asegura. “Impacta sobre todo a la hora de tratar temas polarizados como unas elecciones o una Copa Mundial de Fútbol en un país tan complejo como Qatar. Sin este tipo de equipos, Twitter se vuelve menos transparente”, insiste esta extrabajadora.
El magnate de origen sudafricano también despidió al equipo de Derechos Humanos. De poco ha servido que organizaciones como Amnistía Internacional se hayan pronunciado al respecto o que incluso el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, enviara una carta a Musk en la que le instaba a “garantizar que los derechos humanos sean un elemento central” en su nueva gestión.
Bruselas advierte a Musk de que Twitter necesita más recursos
Sobre esa falta de personal en la red social también se ha pronunciado el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, quien este miércoles pidió a Musk que la compañía destine “suficientes recursos humanos” para cumplir con las nuevas reglas de la Unión Europea sobre control de contenidos.
“Twitter tendrá que implementar políticas transparentes a los usuarios, reforzar significativamente la moderación de contenido y proteger la libertad de expresión, abordar la desinformación con determinación y limitar la publicidad dirigida. Todo esto requiere suficiente IA (inteligencia artificial) y recursos humanos”, dijo Breton tras una conversación por videoconferencia que mantuvo con el magnate, informa Andrés Gil.
Pese a todo, al menos de momento, la red social sigue funcionando. Es más, una de las últimas decisiones que ha tomado Musk es fichar a George Hotz, el joven que se hizo famoso por hackear por primera vez el iPhone o la Play Station 3. Hotz, que en realidad trabajará 12 semanas en calidad de becario, tendrá como objetivo mejorar los motores de búsqueda de la plataforma.
Otra de las polémicas decisiones de Musk ha sido devolver las cuentas al expresidente estadounidense Donald Trump o al rapero 'Ye', antes conocido como Kanye West, al tiempo que se ha planteado restituir otras cuentas que habían sido suspendidas. El multimillonario había prometido crear un consejo de expertos que valorara esas decisiones, pero ha enterrado esa idea. Ahora es él la única voz al mando.