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Forges y la ciencia; brillantez e ingenio, risa y reflexión

Un hombre fotografía con su móvil, este martes en Madrid, una de las viñetas que el dibujante Forges dedicó a la ciencia y la tecnología en una exposición organizada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con motivo de su 80º aniversario, que reúne temas diversos como el cambio climático, el bosón de Higgs o la inversión en I+D+i.

EFE

Madrid —

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Cada viñeta de Antonio Fraguas Forges destilaba ingenio y brillantez, despertaba una sonrisa y animaba a la reflexión, y lo mismo ocurrió con cada uno de los dibujos que dedicó a la ciencia y a la tecnología, y desde su tribuna describió escenarios descacharrantes para los avances más vertiginosos.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha inaugurado hoy “La Ciencia según Forges”, una exposición que recopila 66 viñetas que el humorista gráfico dedicó a la ciencia y la tecnología entre 1995 y 2018.

El cambio climático o la pérdida de biodiversidad, pero sobre todo la reivindicación a través de sus viñetas de más recursos para la investigación y la denuncia de la situación de los becarios y la precariedad en este sector fueron siempre temas recurrentes en sus entradas en el diario “El País”.

La muestra se enmarca en el 80 aniversario del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y tras su paso por el campus central de esta institución -desde hoy hasta el próximo 31 de enero- recorrerá a lo largo de 2020 varias delegaciones y centros de divulgación en numerosas ciudades españolas.

Brillante e ingenioso incluso con los temas más sesudos y complicados (el bosón de Higgs, los agujeros negros o el origen de la vida), los avances científicos y tecnológicos estuvieron siempre presentes en sus viñetas y se permitió convertir en tuitero al mismísimo Cervantes y hasta transformar en “dron” a su popular cuñado.

“Me sé un sitio donde dan las mejores albóndigas de torreznos del mundo”, clama un dron desde el aire mientras el personaje de a pie, cabizbajo como casi siempre, piensa: “Lo que faltaba: el dron cuñado”.

La exposición ha sido inaugurada por la presidenta del CSIC, Rosa Menéndez, quien ha subrayado la labor de Forges a favor de la ciencia y la pretensión de esta muestra de ser un agradecimiento y un reconocimiento a este trabajo.

“Desde el CSIC llevamos muchos años defendiendo que la ciencia forma parte de la cultura de este país, y Forges tuvo clarísima esta idea a lo largo de toda su carrera”, ha manifestado la presidenta del CSIC, y ha señalado que sus viñetas “nos hacen reír por su brillantez e ingenio al tiempo que nos invitan a reflexionar sobre las cuestiones relevantes de este mundo”.

Fernando del Blanco, comisario de la exposición, ha explicado que la muestra pretende ser “una ventana a la divulgación, a la curiosidad y a un mejor conocimiento público de lo que desde la ciencia y la investigación se puede ofrecer a la sociedad”.

En declaraciones a EFE, Blanco ha señalado que la muestra es un homenaje al humorista por la trayectoria y la atención que prestó a la ciencia, y ha explicado que pretenden también aprovechar su talento narrativo para divulgar algunos de los aspectos más llamativos de la investigación y hacerlo “desde el humor”.

“No conozco ningún centro o laboratorio en el que no haya una viñeta de Forges que aluda a su trabajo”, ha señalado Fernando del Blanco, y ha recordado que la reivindicación de un mejor trato a la ciencia y a los investigadores fue “una constante” en la obra de Antonio Fraguas.

A su juicio, estas aportaciones son una “muy buena herramienta” para divulgar el conocimiento científico, y se ha mostrado convencido de que muchas personas se aproximaron a algunos descubrimientos o hallazgos científicos a través de sus viñetas.

Así, mientras un grupo de científicos trabaja en el Gran Colisionador de Hadrones para la detección del teórico bosón de Higgs, sus personajes claman desde fuera, como si lo hicieran mientras contemplan unas obras: “...a cualquier cosa llaman éstos acelerar hadrones” o “¡subid la inducción magnética a 3.000 teslas!”.

Recorrer la exposición de Forges en el CSIC es descubrir cuánto le interesó la actualidad -también científica- y cómo le preocupaban los avances médicos, su preocupación por el medio ambiente y la salud del planeta y su ingenio para cuestionar y denunciar la precariedad laboral de muchos científicos, sobre todo la de los “becarios-precarios”.

Mordaz y punzante, Forges retrató también en sus viñetas “científicas” la estupidez humana, y dibujó cómo ha evolucionado el hombre desde el “pithecantropus erectus” hasta el “homo tontolcúlus” actual, que camina en dirección contraria, con el móvil en la mano, eso sí.

“Stephen Hawking dice que no existen los agujeros negros”; se hacía eco así de los titulares que inundaron varios días los periódicos, pero uno de sus personajes cuestionaba tal afirmación: “Ya ¿y qué son entonces los nacionalismos en los que se engulle todo, hasta la lógica y el sentido común”.

Sus viñetas, también las que dedicó a la ciencia y a la tecnología, estaban siempre impregnadas de ironía, de denuncia de las injusticias y de las desigualdades, pero contribuyeron también a hacer el mundo un poco más divertido.

Raúl Casado

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