Mastodon, la red alternativa que decepciona a los adictos a Twitter
“Suena Míchel” es una broma tuitera que juega con el hecho de que el nombre de este entrenador de fútbol, ex jugador del Real Madrid, solía ser de los primeros en salir a la palestra para reemplazar a los managers destituidos de los equipos de primera. Se ha quedado ya un poco rancia y al aludido le hace la gracia justa, pero lo cierto es que ha trascendido las fronteras del fútbol y se usa como meme para proponer a Míchel como sustituto en cualquier situación, hasta como papa. Tuitear “vámonos a Mastodon” corre el riesgo de tomar un aroma similar.
Mastodon es la red social que se propone como alternativa siempre que hay problemas en Twitter. Como esto ha ocurrido bastante a menudo desde su fundación en 2016, los llamamientos a huir a Mastodon han sido constantes entre los tuiteros los últimos años. Pese a ello, todavía no ha logrado consolidarse del todo.
Esta semana la pequeña Mastodon (que tiene un mamut como logo en contraposición al pajarillo de Twitter) ha superado el millón de usuarios activos por primera vez en sus casi seis años de vida. Mastodon crece por oleadas que coinciden con los escándalos y crisis reputacionales de Twitter, por lo que el caos desatado por Elon Musk y sus planes de cobrar por el uso de su plataforma han engordado al mamut como nunca antes. Ha tenido 500.000 nuevos registros, lo que la coloca con 4,5 millones de cuentas en total.
Sin embargo, en esta nueva ola han sido tan importantes las cuentas nuevas como “las reactivadas”, ha explicado Eugen Rochko, el ingeniero alemán de 29 años que la fundó. Es la cara B de cada nueva avalancha de usuarios nuevos de Mastodon: muchos tardan poco en volverse a Twitter.
Es una situación llamativa porque Rochko diseñó la red a medida. Tuvo en cuenta todas las críticas que se suelen hacer a las grandes plataformas e intentó corregirlas. ¿Extracción de datos personales con fines publicitarios? Mastodon no tiene anuncios ni recolecta información del usuario. ¿Demasiado poder en manos una sola compañía? Mastodon es descentralizada, lo que significa que ni Rochko ni una sola organización la gobiernan. ¿Algoritmos que escogen qué se viraliza y qué no? Mastodon no tiene. ¿Tecnología que no se sabe cómo funciona? Mastodon es de código abierto.
La lista sigue. ¿Moderación impuesta por un tercero? En Mastodon cada comunidad decide lo que se permite y lo que no. ¿Notificaciones y gratificaciones constantes para mantener enganchado al usuario? En Mastodon cada uno decide de qué quiere ser notificado. Es difícil sacarle un pero a nivel teórico al mamut. Entonces, ¿por qué los tuiteros no se quedan? “Si estás enganchado a Twitter... esto no es morfina, esto es otra cosa”, explica en conversación elDiario.es Luis Fajardo, profesor de Derecho Civil en la Universidad de La Laguna.
"Los contenidos por lo general son más reflexivos porque no hay un algoritmo detrás pidiéndote que publiques ni que quiera saber qué estás haciendo"
“Mastodon no te sacia la ansiedad que te ha podido crear la sociedad de la información para que consumas y publiques de forma constante”, continúa Fajardo, que ha sido juez, delegado de protección de datos y hoy dirige Educatic, una asociación que aboga por el uso de tecnologías libres en la educación. “Los contenidos por lo general son más reflexivos, más tranquilos, porque no hay un algoritmo detrás pidiéndote que publiques ni que quiera saber qué estás haciendo”.
Autogestionada
Los mensajes de aviso para los nuevos usuarios de Mastodon que llegan desde Twitter se repiten estos días en el Fediverso, como se denomina a la red de instancias interconectadas que conforma esta red descentralizada. “Estamos trabajando en esta avalancha de manera titánica para hacer tutoriales, artículos y packs de bienvenida para las personas que son nuevas y no tenemos los recursos con los que cuentan estas corporaciones”, explica @spectrumgirl. Es la moderadora del nodo xarxa.cloud, que agrupa a colectivos sociales, y pide a este medio que se la identifique por su nick en Mastodon.
El Fediverso no tiene una corporación detrás y eso implica muchas cosas. Por un lado, que no se concibe al usuario como producto. Pero también que no hay una legión de trabajadores cuya misión es facilitarle la vida e impedir por todos los medios que se vaya. “Hay que tener un poco de paciencia también, una comunidad no es lo mismo que una empresa y aquí hay mucha gente que lo hace por altruismo y por promover el conocimiento libre, los recursos que pone son de su bolsillo”, sigue @spectrumgirl.
No creo que sea tema de los usuarios sino de cómo nos tratan estas grandes corporaciones, que hacen que no nos habituemos a otros tipos de software
Muchos de los que vuelven a Twitter se quejan de que Mastodon es “para informáticos”. Es una red en la que hay cosas que no están al alcance de la mano y hay que buscarlas, lo que resulta absolutamente contracultural en la sociedad digital actual. Pero sus defensores aclaran que lo necesario son ganas, no conocimientos técnicos. “No creo que sea tema de los usuarios (mucha gente viene de esas redes centralizadas y privativas, es completamente normal), sino de cómo nos tratan estas grandes corporaciones que hacen que no nos habituemos a otros tipos de software”, continúa @spectrumgirl. Fajardo comparte su opinión.
No obstante, es inevitable que a los nuevos se les note. “Notas cuando una persona viene de Twitter, por el tipo de post y demás. Son más más irreflexivos, rápidos, cortos y en forma de bombardeo. Esta herramienta facilita que se pueda utilizar de forma más espaciada”, insiste el profesor.
¿Alternativa o no?
Todo esto hace que Mastodon no sea una transición tan natural como parece en un principio para los usuarios de Twitter. ¿Conseguirá el efecto Musk que supere ese bache y se consolide como alternativa real? Aquí las opiniones difieren.
“Mi planteamiento como jurista es que tenemos una realidad contraria a derecho con las grandes plataformas. A Google, WhatsApp o Facebook no se las puede meter en el redil porque su modelo de negocio es contrario al redil”, asevera Fajardo, que defiende que Mastodon o iniciativas similares se terminarán imponiendo a medida que la UE haga cumplir sus propias normas. Cita una de las últimas aprobadas: que las apps que vienen preinstaladas en los teléfonos no las decidan esas grandes corporaciones. @spectrumgirl dice que el cambio tiene que venir por el camino de la cultura digital, “que la gente sea más consciente del software que está usando en sus ordenadores y dispositivos”.
Otros especialistas tienen más dudas. “Desde luego en el contexto actual yo soy muy, muy escéptico con la idea de una migración masiva”, adelanta David Álvarez, analista y consultor especializado en redes sociales: “A la mayoría de la gente no le importa si la plataforma en la que está es de código libre, si es propiedad de una empresa o no”.
“Lo que quiere es estar en una plataforma donde sus motivaciones de relacionarse con personas, por los motivos que sean, profesionales o personales, se vean satisfechas”, continúa. “Twitter y Mastodon tienen una estructura similar, basada en el microblogging, pero no satisfacen igual esas necesidades para muchos tipos de usuario. Creo que ese es el motivo por el que muchos tenemos cuenta pero nunca la usamos”, continúa.
“Seguiremos escuchando llamamientos a pasarse a Mastodon y mucha gente seguirá volviendo a Twitter”, pronostica Álvarez. El Fediverso no ha logrado todavía convertirse en el espacio de las mayorías digitales. Tras seis años de vida, puede que su capacidad para romper ese techo de cristal no dependa tanto de sí mismo como de con cuánta intensidad empuje Musk a los usuarios de Twitter hacia otros espacios.
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