La mujer de los 2.000 millones de dólares: el ascenso de Sheryl Sandberg a la cima mundial de la tecnología
Cuando Mark Zuckerberg contrató en 2008 a Sheryl Sandberg como directora de operaciones de Facebook, la red social crecía a toda velocidad y estaba buscando inversores. Zuckerberg, que había creado Facebook en su residencia de la universidad de Harvard, tenía en ese momento 23 años. Con 38 cumplidos, Sandberg era considerada como “la adulta en la habitación”.
La ex ejecutiva de ventas en Google y ex jefa de personal en el Tesoro de EEUU se iba a convertir en una de las personas más influyentes del sector tecnológico mundial. Además de ser una de las pocas mujeres en llegar a la cima de la industria, también se haría inmensamente rica: la venta de casi todas sus participaciones en Meta, empresa matriz de Facebook, de Instagram y de WhatsApp, ha elevado su fortuna actual a casi 2.000 millones de dólares (unos 1.600 millones de euros).
Sandberg, que dejó la dirección de operaciones hace un año y medio, anunció en la noche del miércoles que también se iba del consejo de Meta. “Es el momento adecuado para retirarme”, escribió Sandberg (54) en un post de Facebook, porque Meta está “bien encaminada para el futuro”.
“Gracias, Sheryl, por la extraordinaria contribución que has hecho a nuestra empresa y a la comunidad a lo largo de los años”, dijo Zuckerberg, cuya fortuna personal de 133.000 millones de dólares (unos 122.000 millones de euros) lo ha convertido en la sexta persona más rica del planeta. “Tu dedicación y tu orientación han sido fundamentales para impulsar nuestro éxito y te doy las gracias por tu compromiso inquebrantable, conmigo y con Meta, a lo largo de los años”.
En 2012, cuando Facebook presentó su oferta inicial de salida a Bolsa, Sandberg era una de las seis personas en el listado de directores ejecutivos comunicado por la empresa al regulador bursátil. Tras su marcha, Zuckerberg es el único que queda de aquellos seis. La participación de Sandberg se consideraba decisiva para el éxito de la red social. Tanto era así que ella y Zuckerberg aparecían nombrados en aquella comunicación como miembros clave del personal cuyo abandono de la empresa significaría un riesgo potencial para los inversores.
Zuckerberg y Sandberg se conocieron en 2007 durante una fiesta de Navidad en casa del ejecutivo de Silicon Valley Dan Rosensweig. “Hablamos probablemente durante una hora junto a la puerta”, contó Zuckerberg en una entrevista para The New Yorker. Siguieron viéndose para cenar dos veces a la semana en casa de Sandberg. A menudo ella tenía que echarlo cuando llegaba la medianoche. Como decía Dave Goldberg, el difunto marido de Sandberg, era como si Sandberg y Zuckerberg estuvieran “saliendo”. “¿En qué crees? ¿Qué te importa? ¿Cuál es la misión? Era todo muy filosófico”, contó una vez Sandberg sobre aquellas charlas nocturnas.
“Se encarga de cosas que yo no quiero, todas esas cosas que en otras empresas tendría que hacer yo, y ella las hace mucho mejor”, ha dicho Zuckerberg sobre las funciones de Sandberg en Facebook.
Entre esas “cosas” de las que se encargaba se incluyen el desarrollo de una estrategia publicitaria que hace ingresar a la empresa cientos de miles de millones de dólares al año, así como la contratación y el despido de empleados. También ocuparse de cuestiones políticas y éticas, como gestionar el escrutinio público que siguió al escándalo por los datos de usuarios recolectados por Cambridge Analytica, el ataque de enero de 2021 contra el Capitolio de EEUU y los documentos filtrados por la informante Frances Haugen en los que se revelaban algunos de los impactos más nocivos de la red social.
La serie de escándalos que se sucedieron durante el mandato de Sandberg hizo que varias activistas pidieran su dimisión y cuestionaran su legado como defensora de los derechos de la mujer.
Según Shaunna Thomas, cofundadora del grupo de defensa de los derechos de la mujer UltraViolet, las plataformas de Meta se convirtieron en “patio de recreo de las derechas, donde proliferaban la misoginia, el racismo y la desinformación” durante el mandato de Sandberg. “Es posible que Sheryl Sandberg se considere feminista, pero sus decisiones en Meta hicieron de las plataformas de redes sociales lugares menos seguros para las mujeres, para las personas de color y para el sistema electoral estadounidense”, ha dicho Thomas. “Durante 14 años Sandberg tuvo el poder de tomar medidas, pero eligió no hacerlo de manera sistemática”.
“Ha habido un montón de polémicas en torno a Meta, pero desde un punto de vista estrictamente empresarial, lo que Sandberg construyó en Facebook es muy potente y pasará a los libros de historia”, dijo Debra Williamson, que ha seguido a Facebook desde su fundación y trabaja para la empresa de análisis Insider Intelligence.
En 2018 Sandberg testificó ante el Congreso de EEUU por los pasos en falso de Facebook, entonces en el foco por las acusaciones de votantes manipulados en las elecciones de 2016. Sandberg volvió a testificar en 2021 como una versión más suave y personal de Zuckerberg para desviar las acusaciones contra Facebook por los disturbios del Capitolio.
Además de dirigir eficazmente una de las mayores tecnológicas del mundo, Sandberg ha encontrado el tiempo para escribir dos libros. Publicado en 2013, su ensayo Vayamos adelante: Las mujeres, el trabajo y la voluntad de liderar fue un bestseller internacional que consagró a Sandberg como líder del empoderamiento femenino.
“De lo que nos dimos cuenta es de que para alcanzar una igualdad verdadera, una igualdad que abarque todas las posiciones de liderazgo, desde nuestros parlamentos hasta nuestros estados y nuestros hogares, vamos a tener que hacerlo con las nuevas generaciones”, dijo Sandberg el año pasado. “¿Quién se atreve a decirle a una chica, siete años antes de que entre en el mundo laboral, 'un día vas a estar en una reunión y algún hombre va a pasar por encima de ti, va a decir algo que tú acabas de decir y se va a llevar el mérito por tus ideas'?”.
Su segundo libro, Opción B, versa sobre la muerte de su marido y sobre la manera de “enfrentar la adversidad, generar capacidad de resistencia y encontrar el goce”. “Estaba en 'el vacío'”, escribió, “una nada gigantesca que llena tus pulmones y tu corazón y restringe tu capacidad de pensar y hasta de respirar”.
Sandberg le dedicará ahora más tiempo a la fundación que creó para centrarse en los problemas de las mujeres en el lugar de trabajo y “construir un mundo más igualitario y resistente”. Pero también hay rumores de que su compromiso con el Partido Demócrata podría llevar hasta un ingreso en política. Hace poco se pronunció contra la prohibición del aborto, hizo campaña contra la violencia sexual de la guerra en Gaza y donó tres millones de dólares a la Unión Americana de Libertades Civiles.
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