- Texto publicado originalmente en el número 20 de la revista de eldiario.es: Internet, el futuro y la libertadInternet, el futuro y la libertad
Imagine que su ordenador es capaz de crear dinero. Que, tan solo con pulsar un botón, usted y millones de personas desde sus casas pudiesen emitir unidades de una moneda virtual que al cambio costase miles de euros. La propuesta es tentadora, más aún si nos figuramos que esa divisa no pueda estar controlada por ningún estado ni ninguna otra institución financiera y que el rastro de las transacciones sea difícilmente rastreable. Pero ya está casi todo inventado, y el bitcoin no iba a ser menos.
La criptodivisa es una de las grandes revoluciones tecnológicas del siglo XXI y levanta tantas pasiones como escepticismos. La idea generalizada es que el bitcoin ha llegado para eliminar las monedas y los billetes de nuestros bolsillos y cambiarlos por monederos virtuales. Será en estas carteras donde cobraremos la nómina, pagaremos el teléfono o la cena de la noche anterior, pero el planteamiento guarda varios interrogantes. ¿Qué será de los bancos? ¿Dónde quedarán las grandes empresas de procesamiento de pagos como Visa, MasterCard o PayPal? ¿Se arruinarán los Estados por nuevas fórmulas de evasión fiscal?
Frente a la utopía, los hechos. Y es que el bitcoin lleva pegado a su nombre la etiqueta del drama energético. Si fuera un país, sería el 92 del mundo que más energía consumiese, y hay 193 reconocidos por la ONU. Solo una operación en la cadena de bloques (la tecnología sobre la que funciona la criptodivisa) equivale a pasar una tarjeta de crédito por el datáfono 14.262 veces. Al problema medioambiental también se le suman las corrientes de opinión que señalan a las criptos (y especialmente al bitcoin) como lugar de pasto habitual de especuladores y otros tiburones financieros.
Si ha llegado hasta aquí es que el tema le interesa. Así que mientras los expertos se ponen de acuerdo, vayan por delante diez respuestas a varias preguntas que probablemente se hizo mientras leía más arriba o cuando escuchó hablar de la criptodivisa por primera vez.
¿Qué es el bitcoin?
A la hora de escribir estas líneas, un bitcoin vale al cambio 3.656 dólares (unos 3.207 euros)*. Su precio oscila en función de la oferta y la demanda, ya que como dijimos más arriba, la criptodivisa solo depende de la confianza de la gente y no está respaldada por ningún banco central del mundo. Por esto se dice que es descentralizada.
Además, el bitcoin es intangible, no existe fuera de Internet. No puede tocarse o ser guardado en el bolsillo porque no es real, sino virtual; y utiliza el protocolo P2P (Peer to Peer) para funcionar, lo que garantiza que todos los usuarios compartan la información de manera idéntica, sin prioridades entre unos y otros. Gracias al P2P, BitTorrent le permite descargarse películas y series. Como en los inicios de Internet, cuando Kazaa y eMule eran los programas de intercambio de archivos más utilizados por los usuarios.
¿Qué necesito para conseguirlo?
Para crear bitcoin se necesita un ordenador, un microprocesador y mucha potencia energética. Cualquiera que se dedique a 'minar' bitcoin (así es como se conoce al procedimiento de extracción de la cripto) sabe que una CPU (una computadora al uso) no puede soportar la exigente tarea, por lo que se necesitan otro tipo de microprocesadores más potentes, llamados GPUs. La traducción al castellano es 'unidad de procesamiento gráfico' y su función, a grandes rasgos, es quitarle carga de trabajo al resto del equipo. Para minar bitcoin, la GPU ha de realizar millones de cálculos en el menor tiempo posible, y el primer minero que resuelva un bloque, gana.
¿De dónde lo saco?
De la cadena de bloques, que en inglés se conoce como blockchain. Imagine una gran cantera de piedra en la que haya miles de millones de paquetes, cada uno de ellos con un bitcoin en su interior. Los mineros tendrán que picarlos hasta conseguir sacar la cripto, pero no todos llevan un pico: habrá quien cuente con máquinas excavadoras de última generación, otros que lleven ejércitos de tuneladoras y los que usen potentes láseres para romper la piedra. Cada vez que uno de ellos consiga un bitcoin, el resto de mineros verificará que así ha sido: estaban allí y lo vieron con sus propios ojos.
A pesar de todo, como el patrón de la cantera suele ser un tanto desconfiado, les exigirá a todos ellos una prueba de que ese bitcoin realmente se minó (lo que se conoce como proof of work en inglés), a lo que estos le responderán con un certificado criptográfico que demuestre que fue un minero en particular y no otro el que sacó la cripto del bloque de piedra. La cantera, con su patrón, sería el equivalente a la blockchain.
¿Para qué sirve?
Principalmente para pagar en Internet. Pero no solo eso: cada vez más comercios, tanto en España como en el resto del mundo comienzan a admitir pagos con la criptodivisa. La web coinmap.org ofrece información detallada de todos los comercios que admiten la moneda virtual.
¿Se puede hackear la cadena de bloques?
No. En la blockchain, todas las operaciones quedan registradas, de tal forma que funciona como una gran red social en la que todos los mineros se autoverifican los unos con los otros, dando validez a cada operación por el simple hecho de haberla 'visto'. Sería algo así como un gran registro en el que todos los mineros escriben sus hazañas y ninguno puede mentir ni eliminar la información que ya incluyó previamente. Para engañar al algoritmo, todos los mineros tendrían que ponerse de acuerdo para contar la misma trola, y eso no va a ocurrir nunca.
¿Cuánta gente tiene bitcoin?
Es algo imposible de saber, ya que cualquier número que se ofrezca sería pura especulación. A pesar de todo, la web blockchain.info ofrece información oficial y actualizada al instante de las operaciones que se realizan con la moneda virtual en el mundo. Hoy existen algo más de 25 millones de monederos virtuales en Internet, así que probablemente el número de personas que usen bitcoin sea algo menor. Y es que los bitcoin son limitados.
¿Se acabarán algún día?
Sí. Y cada vez queda menos, ya que será en el año 2030 cuando el minado de bitcoin llegue a su fin. El año es exacto porque la cantidad de moneda virtual en circulación también lo es: para entonces habrá 21 millones de unidades fluctuando por todos los rincones de Internet. Pero el algoritmo de Satoshi Nakamoto esconde una pequeña trampa, y es que cuanto más bitcoin se extraiga, más difícil será conseguirlo en el futuro. De momento ya se han minado algo más del 80%, así que solo quedan 4,2 millones.
A medida que nos acerquemos a 2030 cada bitcoin será más difícil de minar, con el consiguiente aumento de la Demanda y encareciendo su precio. La 'D' de los economistas crece porque cada 210.000 bloques minados (en tiempo natural, unos cuatro años) se produce un halving, o lo que es lo mismo: que la recompensa por bloque extraído se reduzca a la mitad. Ahora mismo, cada minero gana 12,5 bitcoin por bloque, una cantidad que cambiará en junio de 2020 y pasará a ser de 6,25 bitcoin/bloque.
¿Quién es Satoshi Nakamoto?
Es la única firma que encabeza el manifiesto fundacional del bitcoin, que se publicó por primera vez en Internet un Halloween del 2008. Un año después, Nakamoto lanzó el software y la tecnología blockchain al mundo, pero hasta la fecha nadie le ha visto ni sabe quién es. Tampoco hay evidencias de que sea una persona, dos, tres o un grupo de veinte, aunque no han faltado los que han intentado suplantarle. El más famoso quizá sea Craig Steven Wright, un australiano que en diciembre del 2015 anunció al mundo que presentaría una prueba criptográfica con la clave del primer bitcoin que se puso en circulación, allá por el 2008. Al final se achantó y eliminó todas las entradas de su blog en Internet, admitiendo de forma indirecta que todo había sido un buen farol que casi entra.
¿Cuál es la situación en España?
Para Hacienda es difícil fiscalizar el bitcoin, y es que según el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, no lleva IVA. El Estado español obliga a las personas que crean criptodivisa a darse de alta en el Impuesto de Actividades Económicas, pero no a los que venden y compran. En otras palabras, Hacienda dice que cualquier incremento patrimonial relacionado con la venta de bitcoin debe declararse, pero por las características únicas de la criptodivisa es muy difícil rastrear la procedencia y el destino de cada operación.
Pablo Fernández Burgueño, experto en bitcoin, abogado y socio fundador de NevTrace explica que “hasta los 6.000 euros se grava con un 19%. De ahí hasta los 50.000 euros tienes que pagar un 21% y de los 50.000 en adelante tienes que pagar un 23%”. “Ahora bien, ¿quién cumple declarando el incremento patrimonial y pagando el impuesto? Muy poca gente”, reconoce.
¿Hay más criptodivisas aparte del bitcoin?
Sí. La web coinmarketcap.com enumera hasta 1.634 monedas virtuales, cada una con su propio valor y capitalización. Dejando a un lado el bitcoin -la cripto más trascendental por motivos propios- existe el ethereum, que hoy se cambia por algo más de 500 dólares (424 euros). Tampoco faltan las divisas virtuales 'trolls', como el SexCoin, el PutinCoin o los UFOCoin, cada una de ellas con valores que oscilan entre los 0,00019 dólares a los 0,039 dólares.
*El valor de un bitcoin ha sido actualizado a fecha 15/01/2019, ya que en la versión en papel, publicada en julio del 2018, un bitcoin valía 7.236 dólares (6.150 euros).