Twitter es la bomba de relojería de la campaña electoral
En Twitter ahora no hay moderadores. No hay personas que conozcan el contexto político español capaces de tomar decisiones. No hay equipo de comunicación al que los periodistas puedan preguntar qué está pasando. No hay responsable de políticas públicas. No hay nadie que revise las quejas de los usuarios ni las decisiones de los algoritmos. No hay protocolos específicos para impedir la intoxicación electoral. No hay facilidades para que los investigadores independientes accedan a sus datos internos.
En cambio, en Twitter ahora sí hay: personas que habían sido expulsadas de la plataforma por distribuir bulos, discurso de odio o incitación a la violencia que han recuperado el control de sus cuentas. Perfiles falsos que han comprado la señal de verificación que antes solo recibían las instituciones, representantes públicos, empresarios o periodistas. Algoritmos modificados para aumentar la viralidad de contenidos llamativos y extremos.
A dos semanas de las elecciones del 28M, la red social se ha convertido en una probeta de la que se han sustraído casi todas las medidas de control dispuestas por las redes sociales en los últimos años mientras se han ido añadiendo elementos para aumentar beneficios a costa del interés general de sus usuarios. Mezclado con la polarización y la atomización de los comicios autonómicos que vienen, Twitter es la auténtica bomba de relojería de la campaña electoral.
“Twitter siempre ha sido un vivero de desinformación y con Elon Musk la situación ha empeorado”, avisa Ana Romero, investigadora especializada en el contexto desinformativo español de la ONG EU Disinfo Lab. “La mayor gravedad reside en que ahora muchas cuentas han adquirido una supuesta legitimidad a través de la marca de verificación azul. Esto incentiva la propagación de mensajes falsos para aprovecharse del descontento de la gente y ganar votos”, apunta.
Twitter siempre ha sido un vivero de desinformación y con Elon Musk la situación ha empeorado
Que la marca de verificación se pueda comprar es la última idea de Musk para intentar producir dinero con Twitter. De puertas adentro es una rampa de lanzamiento para suplantadores de identidad. Pasó hace meses cuando el multimillonario lo intentó por primera vez y tuvo que dar marcha atrás y ha vuelto a ocurrir ahora. Mientras que el beneficio económico de la medida hasta el momento ha sido cuestionable (menos del 1% de los usuarios paga por la marca), los especialistas coinciden en señalarla como una de las más dañinas e incontrolables para la salubridad de las conversaciones de la plataforma. Hasta ahora, a ninguna red social se le había ocurrido otorgar una marca de legitimidad a una cuenta por el mero hecho de que la pague.
En manos de los algoritmos
Una de las conclusiones del escándalo de Cambridge Analytica fue que las redes sociales no pueden depender solo de sus algoritmos, ya que puede llegar alguien que aprenda a usarlos en su propio beneficio y que nadie se entere hasta que sea tarde. Desde entonces tanto Facebook como el resto de empresas del sector tienen ejércitos de moderadores (decenas de miles, en el caso la compañía de Zuckerberg) capaces de poner un ojo humano en lo que se viraliza y cómo se viraliza. También cuentan con altos mandos capaces de tomar decisiones en momentos críticos. Decisiones como bloquear la cuenta de un candidato presidencial que está alentando un golpe de Estado.
En las elecciones estadounidenses, Facebook (renombrado a Meta, que también controla Instagram) monta un escenario que denomina “sala de guerra” donde esos altos mandos están en contacto con los responsables de los equipos de moderación y de ciberseguridad, con representantes de los partidos políticos y con agentes del FBI y del servicio secreto especializados en contrainteligencia digital. Artificio o innovación, el mensaje de la corporación es que hacen falta poner muchos recursos para detectar los ataques de intoxicación electoral en tiempo real.
Twitter había montado una infraestructura similar, a su escala. La primera decisión de Elon Musk cuando tomó posesión de la compañía fue destruirla. En un fin de semana echó a la mitad de la plantilla, lo que incluyó a todos los moderadores, los equipos de relación con los periodistas, los de transparencia, los que aportaban contexto a las tendencias, los de respeto de los derechos humanos y buena parte de los de seguridad. Hoy quedan en la compañía menos del 20% de los 7.500 empleados que tenía cuando llegó.
"Ahora es todo algoritmo puro. Lo que no detecten los algoritmos se va a quedar ahí"
“Sin áreas de contención, la calidad de ciertas coberturas va a ser peor, lo que puede incluso afectar a la propia democracia”, avisó una de las trabajadoras despedidas, que pertenecía al equipo de curaduría. “Impacta sobre todo a la hora de tratar temas polarizados como unas elecciones o una Copa Mundial de Fútbol en un país tan complejo como Qatar”, adelantaba, cuando la competición estaba todavía en el horizonte. Más tarde informes independientes mostraron que Twitter, ya sin moderadores ni equipos de control, había sido incapaz de detectar el 99% de los insultos racistas contra los futbolistas del Mundial.
“Ahora es todo algoritmo puro. Lo que no detecten los algoritmos se va a quedar en la plataforma indefinidamente”, señala Mariluz Congosto, doctora en Telemática por la Universidad Carlos III y especialista en propagación de mensajes y caracterización de usuarios en Twitter. Cualquier cosa que los manipuladores logren esconder del escrutinio automático tiene muchas posibilidades de permanecer días o semanas intoxicando la plataforma.
“Y al revés igual”, avisa la experta: “Cuando los algoritmos detecten algo van a bloquearlo aunque en realidad no sea contenido irregular. Le acaba de pasar a un profesor de Ciencia Política conocido mío al que le han suspendido la cuenta por tuitear un lema del levantamiento del 2 de mayo contra los franceses sacado de un cuadro del Museo del Prado. Ha reclamado la decisión, pero no hay nadie para revisarla”.
Clima, fraude electoral, vivienda: por dónde puede explotar
¿Por dónde pueden llegar los ataques a estas elecciones? “Los contenidos y las estrategias de cara al 28M son similares a procesos electorales anteriores. ¿Por qué cambiar si funciona?”, desvela Ana Romero, de EU Disinfo Lab. “Funcionan los mensajes que hablan de fraude electoral, funcionan los que instrumentalizan las elecciones para cargar contra los migrantes o aquellos que distorsionan los datos sobre el empleo, la inflación, el acceso a la vivienda, la seguridad, etc.”, enumera la investigadora.
Son los temas en los que los usuarios tendrán que prestar más atención y mantener la cabeza fría cuando vean contenidos extremos. No solo los de Twitter, ya que es muy habitual que las cuentas difusoras de la desinformación hagan capturas de tuits y los difundan en otras redes, especialmente en Instagram. Como explica Romero, muchas de estas narrativas ya han envenenado otros procesos electorales. Otras debutarán en este 28M, como los bulos sobre el cambio climático.
Ante la crisis, los temas energéticos y medioambientales se han polarizado en buena parte a través de mensajes falsos o distorsionados
“En estas elecciones están teniendo mayor protagonismo las narrativas que restan importancia a la crisis climática. La estrategia de algunos partidos/dirigentes pasa por negar el calentamiento global al tiempo que lo usan como arma política en su carrera electoral”, adelanta. “Ante la crisis, los temas energéticos y medioambientales se han polarizado en buena parte a través de mensajes falsos o distorsionados”, continúa: “Este fenómeno se ha politizado ampliamente dejando de ser un tema puramente científico y poniendo el discurso ecológico a merced de los políticos”.
Unos políticos a los que cada vez les sale más barato mentir a conciencia. “Es desalentador observar que nuestros propios políticos están detrás de buena parte de estos contenidos falsos y engañosos, que repiten allá donde van (incluido por supuesto Twitter) a pesar de haber sido desmentidos”, lamenta la investigadora.
Las parodias: entre broma y broma, el bulo asoma
En 2023 la desinformación accidental es un fenómeno residual. La mayor parte de ellos son fabricados por profesionales con intenciones económicas o políticas y luego, aquí sí, pueden ser compartidos por personas que los creen porque reafirman sus creencias o que no saben que están ante un contenido manufacturado.
La profesión del intoxicador profesional evoluciona y su nueva arma son las cuentas parodia, expone Mariluz Congosto. “Hay muchas cuentas parodia que difunden mensajes irónicos para atacar a la izquierda. Para atacar a la derecha también hay alguna, pero menos. No son parodias de personas concretas sino de perfiles, por ejemplo de 'una Charo' (como dicen ellos), que es profesora de instituto y dice cosas feministas muy locas. O el inmigrante marroquí que presume de que vive de las paguitas sin trabajar”, detalla.
El ataque en el fondo es el de siempre. Xenofobia y contra el feminismo y las personas LGTBi. El problema es que hay gente que se los cree
“El ataque en el fondo es el de siempre. Xenofobia y contra el feminismo y las personas LGTBi. El problema que veo es que algunos de sus mensajes tienen a lo mejor 2.000 'me gusta', de los que la mitad son de gente que se ríe pero la otra mitad son gente que se lo está tomando en serio”, avisa la investigadora. “Empezaron a surgir en el 2021 y a partir de diciembre de 2022 han aumentado su actividad, se nota que preparándose para las elecciones. Yo tengo monitoreadas unas 50 en las que parece que hay una actividad profesional de gente que sabe mucho de comunicación. No son cosa de cuatro amigos”, apunta.
A esta situación se suma el regreso de muchas cuentas de la extrema derecha que habían sido bloqueadas bajo la antigua dirección de Twitter y revivieron con la amnistía general otorgada por Musk. Entre ellos estaba el famoso trol conocido como Españabola que la propia Macarena Olona denunció tras su salida de Vox. La cuenta difundía propaganda neonazi y franquista. Cuando empezó a atacarla, Olona la señaló como “uno de los niños del partido”.
Twitter ha perdido en los últimos años parte de su capacidad para alterar la opinión pública a raíz de la extrema polarización de la plataforma. No obstante, sigue siendo el principal foro de discusión política online tanto en España como en la mayoría de los países occidentales. Reducida a su esqueleto y sin recursos contra la desinformación, enfrenta un nuevo reto frente a los intoxicadores este 28M.
elDiario.es ha intentado ponerse en contacto con Twitter para incluir la versión de la empresa en este reportaje. Su dirección de correo de prensa ha devuelto una respuesta automática con el emoji “💩”, como lleva haciendo varios meses.
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