Las redes sociales sabían lo que se les venía encima en estas elecciones estadounidenses. Sus protocolos contemplaban la posibilidad de que Donald Trump se declarara ganador antes de tiempo, deslegitimara la votación y tachara de fraudulento todo el proceso electoral, aunque no tuviera ninguna prueba de ello. Tenían planes de contingencia incluso para el caso en el que el todavía presidente llamara a sus seguidores a salir a la calle y se produjeran “disturbios generalizados”. Pero a la hora de la verdad no todas han tenido el mismo éxito conteniendo la tormenta de bulos de Trump.
La más proactiva ha sido Twitter. Como anticipó que haría, la red social ha etiquetado como desinformación todos los tuits de Trump en los que se adjudica la victoria en estados donde el recuento no haya finalizado, así como sus acusaciones de fraude en el conteo de votos. Y han sido muchos: Twitter ha tapado o incluido advertencias (“Alguna parte o todo el contenido compartido en este Tweet está cuestionado y puede ser engañoso respecto a un proceso electoral otro proceso cívico”, rezan estos avisos) en 13 de los últimos 30 comentarios personales del presidente.
Cuando esto ocurre, la plataforma oculta el contenido (que puede ser visualizado si se pulsa en el botón “ver”) y no informa del número de interacciones que ha tenido cada comentario. Tampoco permite copiar el enlace directo a esa publicación, impidiendo así que se distribuya por otras redes sociales o sistemas de mensajería. La actuación de Twitter no ha gustado a Trump, que utilizó otra de las denuncias de fraude del actor Matt Walsh para preguntar qué estaba ocurriendo con sus comentarios: “¿De qué va todo esto?”
Pese a todo, Trump no ha dejado de publicar esas acusaciones de fraude, mientras que Twitter ha continuado ocultándolas. En una especie de juego del gato y el ratón entre red social y presidente, Trump ha usado la cuenta de su jefa de campaña para publicar una “declaración del presidente”. En realidad era uno de los comentarios que Twitter estaba tapando, escrito en mayúsculas y con el característico estilo que el magnate suele utilizar en esta plataforma.
Este viernes Trump ha afirmado –en Twitter– que Twitter “está fuera de control”, aunque la red social ha llegado a marcar el paso a los grandes medios de comunicación estadounidenses. En una acción que recuerda a la política de Twitter respecto a los bulos del presidente, las principales cadenas de televisión han cortado el discurso de Trump cuando ha comenzado a reproducir las acusaciones de fraude electoral sin evidencias. También ha impulsado el debate entre los periodistas estadounidenses sobre dejar de informar sobre cada uno de los comentarios incendiarios que Trump hace en esta red social.
Facebook avisa, pero deja hacer a Trump
Facebook también ha optado por incluir avisos en las publicaciones de la cuenta de la campaña de Trump que reproducen información falsa o asunciones de victoria precipitadas. Facebook ha incluido estas advertencias, cuyo contenido va rotando, al pie de cada una de las más de 120 publicaciones que ha hecho su campaña desde que se abrieron las urnas el martes.
No obstante, estas advertencias se limitan a una pestaña colocada en la base de cada post. Esta no impide visualizar el contenido ni alerta al usuario sobre él antes de que lo vea. En el caso de los vídeos, de los que Trump ha publicado varias docenas denunciando que “los demócratas quieren socavar estas elecciones” o con testimonios de ciudadanos a los que “robaron su voto”, la plataforma permite reproducirlos automáticamente y llegar hasta el final antes de mostrar la advertencia sobre que pueden incluir información incorrecta o bulos.
Facebook tampoco ha puesto trabas para que Trump difunda un vídeo sobre Joe Biden que los verificadores independientes de información ya habían marcado como sacado de contexto. “Hemos creado la mayor y más completa organización de fraude electoral en la historia de la política americana”, se escucha decir al candidato demócrata en el corte, de apenas 10 segundos. Como han explicado, entre otros, el departamento de verificación de la Agencia Reuters, el vídeo original es de unos 27 minutos y contiene una entrevista a Biden sobre las medidas que su campaña ha puesto en marcha para evitar un fraude en las elecciones.
Facebook en cambio sí ha logrado controlar el tremendo auge de un grupo que estaba denunciando el supuesto fraude electoral y desde el que se habían hecho llamamientos a la violencia. “Stop the Steal” (Detengan el robo) había sumado más de 325.000 seguidores en poco más de 24 horas y estaba recaudando fondos para organizar acciones fuera de las redes. “El grupo se organizó en torno a la deslegitimación del proceso electoral y vimos preocupantes llamadas a la violencia por parte de algunos miembros”, explica una portavoz de Facebook, que encuadra su eliminación como parte de “las medidas excepcionales que estamos tomando durante este período de mayor tensión”.
La “sala de guerra” de Steve Bannon en directo
YouTube fue la única de las grandes plataformas que no prohibió expresamente las declaraciones de victoria precipitadas como parte de su protocolo para las elecciones, según un análisis de la Fundación Mozilla. El resultado es que cientos de canales se aprovecharon de ello para desinformar, incluido el del gurú de Trump en 2016, Steve Bannon.
La política de YouTube ante las elecciones siguió la estela de la empleada durante la pandemia: aumentar mucho la visibilidad de las fuentes de información “fiable” que tratan este tema y disminuir la de las que no lo son. Sin embargo, el tirón de la figura de Bannon se sobrepuso a la penalización de los algoritmos: su retransmisión en directo de la noche electoral en su canal “Sala de guerra”, plagada de aseveraciones sobre la victoria de Trump “en votos reales” y denuncias de fraude, superó 1,4 millones de visualizaciones. A ellas hay que sumar las que lograron los canales que se engancharon a esa retransmisión en algún momento o han republicado el vídeo en sus propios perfiles.
Bannon ha continuado publicando diariamente vídeos en los que carga contra el proceso electoral, hasta que ha ido demasiado lejos en uno de ellos. Ha dicho que, si por él fuera, “decapitaría” a Anthony Fauci (director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas y principal epidemiólogo del Gobierno de EE.UU.) y “pondría su cabeza en una pica como aviso a los burócratas”, lo que le ha supuesto la eliminación del vídeo y “una advertencia” por parte de YouTube. Una de ellas supone una semana sin poder subir nuevos contenidos, explica una portavoz de la plataforma. Acumular tres provoca el cierre del canal.
No obstante, no solo Bannon se ha aprovechado de las políticas más laxas de YouTube respecto a otras plataformas. Como han recogido medios estadounidenses como Insider, los vídeos en directo se convirtieron en uno de los principales agujeros de desinformación durante la noche electoral, con numerosos canales retransmitiendo datos incorrectos sobre el resultado de la votación.