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Seattle aprueba un impuesto para que Amazon aporte fondos con destino a las viviendas sociales

Fachada del supermercado Amazon Go de Seattle

Levi Pulkkinen

Seattle —

Ni la protesta de los sindicatos de trabajadores de la construcción ni las amenazas de Amazon, el gigante económico de Seattle, han impedido que las autoridades de la ciudad hayan aprobado una medida para que las grandes empresas paguen un impuesto anual en función de su cifra de empleados que permita financiar proyectos de vivienda social y servicios de atención para las personas sin hogar.

Ahora se espera que la alcaldesa de Seattle, Jenny Durkan, promulgue una versión algo descafeinada de esta medida, que prevé que el principal empleador de la ciudad pague una tasa anual de 275 dólares por trabajador. Este impuesto proporcionará unos 48 millones de dólares anuales, que permitirán abordar la crisis de vivienda que ha provocado el rápido crecimiento de Amazon.

Una versión más dura de esta medida, que finalmente no se aprobó, llevó al gigante tecnológico a parar la construcción de un edificio de oficinas en Seattle y posponer el alquiler de otro edificio. Los sindicatos del sector de la construcción se manifestaron ante el Ayuntamiento contra ese impuesto, que también fue muy criticado por el sector empresarial.

Antes de la votación en el consistorio, los socialistas y los autodenominados miembros de la “mayoría silenciosa de Seattle” mostraron su desacuerdo con la medida. Ni un bando ni el otro estaban dispuestos a ceder y llegar a una solución de compromiso, y muchos de los portavoces responsabilizaron a las autoridades municipales por el hecho de que la crisis de la vivienda haya crecido hasta el extremo de que las aceras, los parques y los arcenes de las carreteras de la ciudad están llenas de tiendas de campaña y de chabolas.

El 60% de los ingresos que se obtengan con el nuevo impuesto se destinarán a proyectos de acceso a vivienda social para los habitantes de Seattle de renta media o baja. El resto servirá para proporcionar servicios a las personas sin hogar, como camas en refugios, campamentos y estacionamiento nocturno.

El viernes, los representantes municipales habían decidido que las empresas con más trabajadores de la ciudad pagaran una tasa anual de 500 dólares por trabajador. Después de que la alcaldesa amenazara con vetar la propuesta, los concejales rebajaron la cantidad inicialmente acordada y fijaron un margen de cinco años para que los defensores de la versión original puedan presentar alternativas.

“No cedan ante las amenazas de Bezos [el consejero delegado de Amazon, Jeff Bezos]”, señaló ante el consistorio Emily McArthur, de Alternativa Socialista: “Hagan que Amazon pague impuestos. Compórtense como líderes”.

En los últimos años, Amazon se ha convertido en el motor económico de Seattle y ha atraído a miles de trabajadores cualificados. Sin embargo, el 'fenómeno Bezos' también tiene efectos negativos, ya que los residentes de renta media han sido expulsados de la ciudad. El presidente del consejo de la ciudad, Bruce Harrell, se refirió al “miedo a lo que se está produciendo en Seattle”.

La decisión de Amazon de crear HQ2, una segunda sede, en otra ciudad de EEUU ha avivado los temores de que las medidas que está impulsando Seattle puedan alejar a la compañía de la ciudad. El hecho de que Amazon haya advertido de su intención de potenciar las oficinas en otras ciudades aviva también estos temores.

En un comunicado, el vicepresidente de la compañía, Drew Herdener, señaló este lunes que Amazon reanudará las obras del edificio en el centro de la ciudad pero que está evaluando si quiere seguir creciendo en Seattle. “Seguimos muy preocupados por el futuro que está creando un Ayuntamiento que tiene una visión y un discurso hostil hacia las grandes empresas y esto hace que nos planteemos si queremos seguir creciendo aquí”, indicó.

Marilyn Strickland, presidenta de la Cámara de Comercio de Seattle, expresó la opinión de los que se oponen a este impuesto: “Crear un impuesto sobre el empleo no solucionará los problemas de vivienda y de personas sin hogar en nuestra región”. También elogió el papel mediador que ha desempeñado Durkan.

La alcaldesa explicó que la versión suavizada del impuesto permitirá abordar la crisis de las personas sin hogar sin poner en peligro la creación de nuevos puestos de trabajo que son de vital importancia.

La iniciativa se aprobó por unanimidad. Durante la votación, los socialistas, que eran partidarios de un impuesto más elevado, vitorearon: “¡Volveremos a por más!¡Volveremos a por más!”.

Traducido por Emma Reverter

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