La carta de las multinacionales de la alimentación a los gobiernos: actúen ya o el mundo pasará hambre
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Las existencias de alimentos por todo el planeta sufrirán una gran crisis de stock debido al coronavirus. Algunas de las mayores empresas mundiales de alimentación como Unilever, PepsiCo o Nestlé advierten de que a menos que los gobiernos actúen, la cantidad de personas que sufre de malnutrición crónica podría duplicarse.
Las multinacionales piden en una carta a la que ha tenido acceso The Guardian que las fronteras permanezcan abiertas al comercio, que se ayude a los sectores más vulnerables en los países del sur y que se pueda invertir en producción de alimentos más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. Exhortan a los gobiernos a que “adopten acciones urgentes y coordinadas para evitar que la pandemia Covid-19 se convierta en una crisis global humanitaria y en cuanto a la alimentación”.
El G20 recibe cada vez más presiones para actuar: un grupo de economistas reconocidos con el Premio Nobel y algunas personas que han pasado por altos cargos en bancos de desarrollo han escrito al conjunto de los países más poderosos aconsejando un gasto de miles de millones de dólares en políticas de desarrollo para que el mundo en vías de desarrollo pueda salir de la crisis en la que sumirá el Covid-19. Esta semana, más de 100 antiguos jefes de gobierno entre los que se encuentran Tony Blair, Gordon Brown y Nicolás Sarkozy, han pedido también al G20 que actúe urgentemente o asuma el riesgo de que los brotes se conviertan en algo recurrente.
Pero por el momento no hay demasiada coordinación. La Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas muestra una preocupación creciente ante el hecho de que pese a las buenas cosechas y el alto nivel de producción, las restricciones a la exportación y las tarifas aprobadas por algunos gobiernos pueden llevar a situaciones de escasez.
Esas advertencias de carácter urgente provenientes de actores relevantes de la industria alimentaria llegan mientras algunos países han comenzado a restringir el acceso a algunos alimentos. La limitación al movimiento de personas debido a los confinamientos también amenaza provocar escasez de trabajadores del campo en un momento crucial para la recogida de productos maduros que podrían echarse a perder.
En esa carta pública, los líderes de la industria alimentaria advierten de que “el riesgo de una gran interrupción en el suministro de alimentos durante los próximos meses no cesa de aumentar y afectará más a los países de bajos ingresos que dependen de las importaciones, esto es, gran parte del África Subsahariana”.
Piden encarecidamente que puertos y fronteras sigan abiertos para que fluya el comercio de alimentos y que los países que más exportan “deben dejar claro que seguirán suministrando a sus consumidores los mercados internacionales”
Las empresas piden también inversiones en la producción local de alimentos y que se trate a los campesinos, a quienes trabajan en el procesamiento de alimentos y todo lo relacionado con la cadena de suministro como parte fundamental de la actividad económica. Los pequeños campesinos necesitan acceder al crédito para seguir produciendo y se pide a los bancos y las grandes empresas que los ayuden.
A medida que la gente pierde sus empleos y ve como disminuyen sus ingresos debido a confinamientos o problemas de salud, es probable que aumente el hambre. “No será difícil plantear escenarios en los que el número de personas que sufre hambre a diario, que ya ronda los 800 millones de personas, pudiera doblarse en los próximos meses y que haya un gran riesgo de que aumenten la malnutrición y los problemas de crecimiento de los niños”, añaden las empresas de alimentos.
Van a ser necesarios algunos programas de distribución de alimentos seleccionados y dirigidos por los gobiernos, el sector privado y las organizaciones solidarias. Habrá que generar redes de solidaridad, añade la carta. Habrá que dirigir ayuda económica en efectivo al mundo en desarrollo y debe ir mucho más allá de las medidas de alivio de la deuda que algunos países sugieren, concluye.
La distribución de comida va a ser también de vital importancia. Wanjira Mathai, Directora para África del World Resources Institute cree que “tenemos que garantizar que el suministro y distribución mantenga la entrega de comida a los sectores más vulnerables de nuestra población, sobre todo en las zonas urbanas más densamente pobladas al tiempo que contenemos el Covid-19”.
“Para eso resultará vital que se incluyan la inversión y el apoyo a la distribución final, la última milla, la que llega a las casas de la gente. La comida no puede quedarse en los almacenes”.
Los gobiernos se prepararan para recuperar sus economías de la crisis provocada por el Coronavirus y deberían invertir en que el sistema de producción de alimentos sea más sostenible tanto en lo que tiene que ver con la sociedad como con el medio ambiente. Eso requerirá de nuevas inversiones así como de modificaciones a los subsidios ya existentes, el tratamiento y cuidado de tierras agrícolas para llevarlas a la fertilidad y poner foco en la producción de comida nutritiva y de precio asumible. Por supuesto, también hay que reducir el despilfarro de comida.
“El sistema de producción de alimentos actual es frágil debido a que se ha invertido menos de lo debido de manera sistemática, se han esquilmado los recursos naturales y se han gastado, a veces de manera incorrecta, cientos de miles de millones destinados a ayudas a la exportación”, dicen los firmantes de la carta. “No hay manera de resolver esto a corto plazo pero podemos hacernos con esta oportunidad para recuperarnos más y más fuerte”.
Defienden desarrollar un sistema de redes de suministro regional de alimentos que además incluyan atención sanitaria y algún tipo de apoyo en los ingresos de los campesinos. También que se invierta en nuevas tecnologías. Los países ricos podría ayudar a los pobres a conseguirlo.
“Conseguir que la alimentación funcione correctamente es fundamental para una recuperación resiliente, creará potenciales millones de nuevos puestos de trabajo por todo el mundo, menos hambre, más seguridad alimentaria y mejor gestión de algunos de los recursos naturales más importantes: suelo, agua, bosque y océano”, concluye la carta.
Las empresas que firman la carta también anuncian sus propias medidas respecto a la crisis del Covid-19. Nestlé trabaja con la Cruz Roja y provee de alimentos, productos nutritivos y agua embotellada para las iniciativas humanitarias. Ha donado alrededor de 10 millones de euros a países en crisis. PepsiCo ha donado 45 millones de dólares para países desarrollados y en vías de desarrollo y ofrece 50 millones de raciones de comida a bancos de alimentos. Unilever dona 100 millones de dólares de sus productos y extiende 500 millones de dólares en crédito a sus pequeños productores.
Traducción: Alberto Arce.
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