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¿Tiene el mundo razones para temer la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca? La opinión generalizada es que sí. Este blog colectivo de eldiario.es vigilará de cerca al nuevo presidente norteamericano y si es preciso hará la autopsia de lo que quede de Estados Unidos.

Trump anima a los turistas a ir a Guam

Vista de satélite de la isla de Guam

Isabel Piquer

Es una deformación profesional: para Donald Trump, las crisis son oportunidades de negocio. Y si no, que se lo digan al gobernador de Guam, que gracias a la crisis con Corea del Norte va a “convertirse en mundialmente famoso” y verse invadido por los turistas. Ese al menos es el análisis del presidente estadounidense después de que el dictador Kim Jong-un amenazara la semana pasada con lanzar cuatro misiles balísticos en dirección a la pequeña isla del Pacífico.

El gobernador de Guam, Eddie Calvo, tuvo la buena idea de colgar la conversación con Trump en su página de Facebook y no tiene pérdida.

“Me siento muy seguro con usted al mando señor presidente”, le dice Calvo a Trump. A lo que éste le contesta: “Os respaldamos al 1000%” y “vas a convertirte en un tipo muy famoso” y también “el turismo va a subir mucho”. Calvo, entusiasmado, sigue en la misma línea : “Ya estamos al 95%, pero cuando se calmen las cosas vamos a tener una ocupación del 110%”. Y Trump confirma: Guam “parece ser un sitio muy bonito, un paraíso”.

Para que luego digan que no se toma en serio la política exterior.

A los habitantes de la isla no les ha hecho mucha gracia la conversación. “A Guam la están usando como a un peón en un juego” de ajedrez, decía al New York Times el rector de la universidad local, “parece que es nuestro papel en la vida”.

Pequeño recordatorio de lo que es Guam: un territorio no incorporado a Estados Unidos (parecido a Puerto Rico aunque no del todo) que fue hasta 1898 colonia española dentro de la Capitanía General de Filipinas. Ahí viven 157.000 personas que dependen de dos grandes negocios: el turismo y las dos bases estadounidenses, de la marina y de la fuerza aérea, que tienen desplegados a unos 7.000 soldados. Está a algo más de tres mil kilómetros de Pyongyang.

La isla recibe 1.3 millones de turistas al año y aparentemente la perspectiva de ser el objetivo del dictador norcoreano no parece haber hecho mella en las intenciones vacacionales de sus visitantes. “Las cosas van como siempre”, ha asegurado la Cámara de Comercio de Guam.

Pero sigamos con el tema de los negocios y las crisis, y de cómo piensa Trump cuando piensa en temas internacionales. A mediados de julio, el presidente estadounidense dejó totalmente atónitos a sus generales cuando comparó la guerra de Afganistán con la remodelación de uno de sus restaurantes favoritos de Nueva York, el Club 21.

Aparentemente estaba hablando de la estrategia a seguir en el país donde Estados Unidos lleva luchando desde hace dieciséis años, cuando no se le ocurrió mejor ejemplo que el del cierre del restaurante que solía frecuentar desde sus inicios como magnate inmobiliario, como ya contaba un artículo del New York Times de 1976. El Club 21 cerró unos meses en 1987, después de que un consultor externo muy caro, contratado para renovar su imagen, aconsejara simplemente ampliar la cocina.

“El mensaje”, contó luego a la cadena NBC uno de los presentes en la reunión, “es que los asesores que cuestan muy caro o los consejeros que supuestamente lo saben todo, dan peores consejos que los que están con las manos en la masa”.

Durante la reunión, Trump echó en cara a sus generales que “no estaban ganando la guerra en Afganistán”. Cuentan que el Secretario de Defensa, el general James Mattis, dejó el encuentro muy airado. A lo mejor él también necesita una cocina más grande o mejorar el turismo con unos cuantos misiles.

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