Del mundo digital al físico. Esa es la tendencia procedente de EEUU marcada por el gurú del comercio contemporáneo, Jeff Bezos, dueño de Amazon. Si el cliente está en la calle, habrá que salir de la red y bajar a ella. Hace sólo unas semanas ya se abrieron en España 1.200 puntos de venta físicos de recogida de productos de esta tienda online y en el país norteamericano está por ver la apertura de una cadena de comercios con el sello Bezos. Lo inmaterial parece revertir (de nuevo) en materia.
Precisamente, al hilo de esta búsqueda de mercado acaba de abrir en Madrid la librería Bubok de la mano de la editorial online homónima de libros autopublicados. Según explica su director, Sergio Mejías, la idea partió de “atender a la demanda de la gente. Nuestros autores querían ver sus libros en una librería, y aunque al principio lo intentamos con la distribución tradicional como vimos que era bastante complicado, decidimos hacerlo nosotros mismos”. Han comenzado con 200 libros –impresos bajo demanda, según haya decidido cada autor- y a precios estándares que basculan entre los 16 y 17 euros, tipificados también por los propios escritores. De las ventas, la librería, como sucede en la cadena tradicional del libro, se llevará un 30% (en digital es un 20%).
El negocio, en la calle
El negocio, en la calleEsta es la primera vez que los autores autopublicados –una cifra que no deja de ascender, sobre todo en el mundo anglosajón donde han aumentado un 400% desde 2007, según Bowker- tienen un lugar físico en el que vender sus libros. Bubok se ha adelantado a Amazon, aunque a Mejías no le sorprende que el universo Bezos también quiera estar a pie de tierra: “Al final el negocio es tener gente y si la gente me va a encontrar en la calle y hablando con ella, va a confiar más en mí para que se compre un producto que no se compraría en digital porque no se siente tan seguro. Es la única forma de poder competir”, afirma.
A esta cuestión se suma, según el director de Bubok, las complicaciones que existen para el comercio electrónico en nuestro país. Las últimas cifras de la ONTSI (Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones) reflejan que este aumentó en 2013 un 14,3% respeto a 2012, pero para Mejías aún hay demasiados obstáculos: “Para empezar, sólo el 25% de la población tiene acceso a la banca electrónica y las cosas no funcionan bien con las devoluciones. Suele ser una odisea que genera inseguridad y desconfianza”, observa.
Los impuestos, el lucro de Amazon
Los impuestos, el lucro de AmazonAhora bien, si es en la calle donde está el negocio y el e-commerce tiene tantas dificultades, ¿por qué no hay ya por doquier tiendas de Amazon en España? ¿Por qué han preferido que sus productos estén en puntos de venta de la empresa de mensajería Kiala? Para Mejías, la respuesta tiene que ver con la fiscalidad.
En la actualidad, los libros electrónicos tienen un IVA del 21%. La Ley del Precio Fijo garantiza que cada título se venda al mismo precio en cualquier punto de venta, ya sea la pequeña librería de barrio como la gran cadena o la tienda online. Sin embargo, Amazon, al cotizar sus impuestos al 3% en Luxemburgo posee un margen del 18% que no tiene el resto del sector editorial en España.
“Y de ahí es de donde vienen todas las quejas”, asegura Mejías, para quien si esta multinacional estadounidense tuviera una tienda física “tendría que asumir las reglas de todo el mundo y empezar a competir con otras multinacionales. Internet, sin embargo, es tierra de nadie”. O más bien, hasta la fecha, tierra de Bezos. Sólo en países como Reino Unido, donde la venta digital de libros llega ya al 14,3% -en España nos quedamos en el 3% y según los más optimistas, en el 5%- su cuota de mercado es del 79%, muy por delante de Apple y Google, según las cifras ofrecidas por The Literary Platform en la pasada Feria del Libro de Londres.
No es la tumba del digital
No es la tumba del digitalNo obstante, la apertura de una librería física para un negocio que durante 16 años ha sido digital no acaba drásticamente con todo el universo online. De hecho, esta librería también venderá libros digitales llamados PaperBook, una especie de tarjeta con un enlace que te llevará al ebook. Según su responsable, “hay libros en papel como los técnicos, que ya están muertos. Yo soy ingeniero informático y llevo 15 años sin leer un libro técnico en papel. Y prácticamente han desaparecido de las librerías porque en Internet puedes encontrar ya todo este tipo de información. Ahora bien, para una novela sigo leyendo en papel. Imagino que cada cosa tiene su momento”.
Como podría ser el de los periódicos. Se hace difícil pensar en un rebrote verde de quioscos, aunque es verdad que también hay otros negocios que están saliendo de la red para acudir al mundo tangible. Es lo que sucede con el vino y tiendas como vinopremier.com, que acaba de abrir dos locales en Madrid. “Es posible que esto de volver al mundo físico sea un fenómeno. Yo lo que creo es que ahora lo que toca es encontrar el equilibrio”, sentencia Mejías.