HBO Max envuelve 'FBoy Island' de humor para ofrecernos el reality de parejas de siempre

Valeria Ros, junto a las protagonistas de 'Fboy Island'

Adrián Ruiz

HBO Max estrenó el 3 de marzo Fboy Island, un reality presentado por Valeria Ros con el que la plataforma de pago impulsa su catálogo de entretenimiento dentro de nuestro país. Se trata del segundo formato original que lanza la compañía tras el estreno de Traitors España.

Con ello, HBO Max se abre a nuevos públicos -tras unos años centrados en la producción de series documentales y de ficción-, siguiendo así el paso marcado por rivales en el mercado, como Netflix o Amazon Prime Video. Ambos canales han aumentado su inversión en este tipo de contenidos con programas como Insiders o Amor con fianza, en el caso del primero, y LOL: Si te ríes, pierdes o Celebrity Bake Off, en el caso del segundo.

Probablemente, el éxito de La isla de las tentaciones en Telecinco propició que HBO se decantase por un formato de corte similar para su segunda apuesta de entretenimiento en España. El reality de Mediaset ha provocado una clara tendencia, con el lanzamiento de productos similares, como Love Island en Atresmedia, el citado Amor con fianza en Netflix (al que se le sumará muy pronto el novedoso Falso Amor de Raquel Sánchez Silva), y ahora este Fboy Island que ha llegado a HBO Max con el propósito aparente de darle una vuelta de tuerca al género.

Todos ellos tienen un claro denominador en común: la participación de concursantes jóvenes dispuestos a encontrar el amor (o ponerlo a prueba) en diferentes entornos paradisíacos. Estos están ubicados, además, en diferentes islas, dentro y fuera de nuestra geografía. Sin embargo, en el caso de Fboy Island (grabado en Sri Lanka) se ha tratado de innovar, por un lado, a través del intento de dejar una reflexión moral sobre las relaciones heteronormativas y, sobre todo, con la inclusión de altas dosis de humor en el producto final.

Para ello, HBO Max encargó el programa a Warner Bros ITVP, productora responsable de otros títulos de éxito en nuestro país como First Dates, ¿Quién quiere casarse con mi hijo? o Un príncipe para..., siendo estos dos últimos realizados por Eyeworks Cuatro Cabezas, empresa que acabó siendo absorbida por Warner en el año 2014. No es de extrañar, por tanto, que Fboy Island beba de esos mismos formatos, dejando patente ese sello 'tróspido' que tan bien funcionó en el pasado.

¿Qué es un Fboy?: la difusa mecánica del programa

Fboy Island encuentra el elemento diferenciador en una mecánica que, en un principio, no queda del todo clara. A pesar de que en la introducción Valeria Ros explica el funcionamiento del programa, cuesta llegar a comprender durante el desarrollo de las entregas cuál es el objetivo principal de los participantes del mismo, algo que no se vuelve a mencionar en el transcurso de la edición. Al tratarse de un producto novedoso, se echa en falta algún recordatorio más de su dinámica.

La mecánica es la siguiente: 22 chicos deben intentar conquistar a las tres protagonistas del reality: Rocío, Bárbara y Pilar. Sin embargo, 11 de ellos son 'chicos majos' que tienen la intención de encontrar en ellas el amor, mientras que otros 11 son 'fboys' que solo quieren seducirlas para alzarse con el premio de 50.000 euros que pone en juego la plataforma.

Si alguna de ellas elige en la final a un 'chico majo', los 50.000 euros se repartirán a medias entre las parejas resultantes, mientras que si el seleccionado es un 'fboy' este se llevará directamente los 50.000 euros, pudiendo compartirlos con su pretendida sólo si así lo desease.

¿Pero qué es realmente un 'fboy'? El término es la contracción de fuckboy, palabra que se utiliza para referirse a aquellos hombres que solo buscan el sexo en una relación. De este modo, lo más interesante es ver cómo las tres 'reinas' de la isla ponen todos sus sentidos a funcionar para intentar detectar quiénes de ellos quieren conocerlas de verdad y quiénes sólo buscan una aventura y el premio metálico del concurso. No lo tienen nada fácil, ya que prácticamente los 22 pretendientes son clones de sí mismos, chicos básicos, musculados y heteronormativos, cortados todos por la misma tijera.

El reality da un giro a las eliminaciones, haciendo que los participantes expulsados no regresen directamente a España, sino que son trasladados al 'Disfrutorio' (un espacio con todo tipo de lujos) o al 'Redentorio' (un lugar en el que probarán de su propia medicina, siendo sometidos a 'castigos' y a una 'terapia' que busca su 'reeducación') en función de si son 'majos o 'fboys'. Estas sesiones, anecdóticas en cada episodio, están impartidas por la propia Valeria Ros, que tratará de reconvertir a los participantes más canallas.

No obstante, estas partes están claramente ficcionadas, lo que regala al espectador más de una sonrojante escena en la que los concursantes dejan en evidencia sus esperables carencias interpretativas. Estas secuencias aportan poco al transcurso de la edición y empapan de inverosimilitud el resto de lo que ocurre en el programa. ¿Qué es real y qué está guionizado? Entre una cosa y otra, cuesta empatizar con todos los protagonistas, lo que dificulta engancharse a sus tramas.

El humor, un envoltorio para ofrecer el reality de siempre

Sorprendió la decisión de HBO Max de dar luz verde a un reality de parejas que choca, a priori, con la imagen de marca que históricamente ha tenido el gigante americano. Sin embargo, la apuesta no era del todo arriesgada, ya que se trata de un programa original de la compañía que se estrenó en Estados Unidos en el verano de 2021. El reality fue renovado por una segunda temporada que vio la luz un año más tarde, en julio de 2022. No obstante, finalmente fue retirado del catálogo de HBO Max en esa 'escabechina' llevada a cabo por la plataforma, que ha eliminado paulatinamente parte de sus contenidos para vendérselos a otros operadores.

A pesar de ello, el canal de streaming ha decidido darle una nueva vida a Fboy Island a través de versiones que se han lanzado en diferentes países del mundo. Entre ellos España, que ha adaptado el formato respetando uno de sus componentes más importantes: el humor. Durante su promoción, varias voces de HBO Max (como Yolanda Martín Campayo, productora ejecutiva del programa, o la propia Valeria Ros) han insistido en que se trata de “un dating de humor”, evitando utilizar la palabra 'reality' y alejándose así de cualquier apreciación negativa que esto les pudiera acarrear.

Pero está claro que el formato, como tal, es un reality al uso en el que la convivencia de una treintena de jóvenes es grabada día a día por las cámaras, que se cuelan incluso en las habitaciones de las protagonistas, mostrando parte de lo que ocurre en ellas. A pesar de que su mecánica esconde ese elemento diferenciador que explicábamos, la realidad es que el motor principal del programa son las relaciones personales que se desarrollan entre sus participantes.

HBO Max define pese a todo Fboy Island como “un dating de humor” y no miente al recalcar que la comedia está presente desde el primer minuto de su metraje. Lo está, en primer lugar, a través de un montaje que plasma ese sello 'tróspido' que mencionábamos. La plataforma incluye en la edición todo tipo de efectos de sonidos, rótulos, y sucesión de planos, que trasladan a la parodia todas las intervenciones de sus concursantes. Todo ello, en una maniobra que recuerda claramente a la que usaba Cuatro en ¿QQCCMH? o Un príncipe para... y que te hace asumir este formato como un spin-off más de la franquicia.

En segundo lugar, la comedia entra de lleno a través de su presentadora, que como en la versión original americana (Nikki Glaser), es una conocida humorista: la gran Valeria Ros. La vasca debuta como maestra de ceremonias de un programa de gran calibre y la decisión de su elección no puede ser más acertada. La cómica brilla en un papel que se distancia mucho del que desempeñan sus homónimas en otros realities de este tipo, e interviene para dar caña a los participantes ante algunas de sus decisiones. Valeria Ros pone en práctica la rapidez y solvencia que le ha brindado su larga trayectoria en la stand-up comedy para trufar de ácidos comentarios ciertos momentos que sí consiguen sacar al espectador más de una carcajada.

En definitiva, HBO envuelve de humor Fboy Island para ofrecernos el mismo reality de siempre en un nuevo programa que realmente aporta muy poca novedad al género.

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