Un pueblo, cinco amigas y un plan de venganza contra tres violadores de una menor que no fueron condenados. La premisa de Noche de chicas tenía todos los ingredientes para ser una de las series de más impacto del año. Más aún cuando veíamos que su reparto principal estaba formado por cinco actrices de renombre dentro de nuestra televisión. Sin embargo, todo se termina diluyendo en el desarrollo de una gran idea que se acaba convirtiendo en una oportunidad perdida.
La miniserie original de Vix, la plataforma de pago de TelevisaUnivisión, llega este miércoles 25 de octubre a Disney+ (seis meses después de su estreno en México) con un elenco plagado de rostros conocidos en la industria: María León, Leticia Dolera, Silvia Alonso, Paula Usero y la mexicana Aislinn Derbez, a la que descubrimos gracias a su genial trabajo en La casa de las flores, donde interpretaba a una de las hijas de la familia De la mora.
Todas ellas dan vida a cinco amigas que, en el verano de 2010, vuelven a un pueblo de la sierra de Madrid en el que pasaban sus veranos de adolescencia. ¿El plan? Disfrutar de un fin de semana juntas recordando aventuras del pasado y ver la final del Mundial de fútbol de Sudáfrica en la que España alcanzó la gloria. Sin embargo, todo se tuerce cuando una de ellas inicia, sin previo aviso, el secuestro de tres chicos partícipes de una violación en grupo a una menor que quedó impune en los tribunales el año anterior.
Se produce así, desde el arranque de la ficción, un potentísimo detonante que te atrapa en el primer momento y que desata un arsenal de preguntas sobre cómo se va a acabar resolviendo esta enmarañada situación. ¿Se unirán todas al plan? ¿Optarán por desmarcarse y llamar a la policía, metiendo a su amiga en problemas? ¿Está bien que se tomen la ley por su cuenta? ¿Pueden seguir confiando en un sistema patriarcal del que, en mayor o menor medida, todas han sido víctimas?
El debate sobre la justicia y los dilemas que se nos plantean ante la impunidad histórica de los delitos sexuales copa nuestra experiencia durante el visionado de la serie con una misma cuestión torpedeando constantemente nuestras mentes: ¿Tú qué harías?
Justicia y sororidad frente al dilema de la venganza
Como decíamos, Noche de de chicas encuentra en su planteamiento su principal valor. A lo largo de sus seis episodios, a los que ha podido acceder verTele, la ficción propone otra representación de la mujer víctima de la violencia machista, alejándola de una posición pasiva para darle la oportunidad de respuesta, aunque eso suponga llegar hasta las últimas consecuencias y, tal vez, acabar convirtiéndose en verdugo. Resulta interesante entrar en un imaginario en el que se le da la vuelta a la tortilla y se permita, con los debates morales que esto acarrea, que la ira y la acción a través de la violencia sea también una opción para ellas.
Las cinco protagonistas se encomiendan a ese “si tocan a una, nos tocan a todas” para acabar realizando un ejercicio de sororidad que entierra las posibles rencillas, disputas y cuentas pendientes que arrastran desde el pasado. Poco a poco, a través de diferentes flashbacks, vamos descubriendo cómo todas tienen motivos para no creer que las vaya a amparar un sistema que les ha arrebatado la voz, en algún casos incluso de forma literal. Un sistema que además las revictimiza, desde las altas esferas de la justicia, la propia sociedad y los medios de comunicación.
Ante esa eterna carencia, aquella ley del talión y del 'ojo por ojo' empieza a ser una posibilidad para todas, que encuentran en la empatía, y en el poder de su amistad, motivos suficientes para unir sus manos y, como Thelma y Louise, saltar juntas al vacío. Todo ello, ante la atenta mirada de los personajes masculinos, que son por una vez (o como pocas veces) relegados a un segundo plano desde el que, prácticamente maniatados, son meros espectadores de su propia suerte. Ellos callan y ellas, al fin, empiezan a tomar la palabra.
Nos encontramos, pues, ante una historia de empoderamiento de cinco mujeres que, tras entrar en un punto de no retorno, se plantean poner fin a su indefensión frente al statu quo. No lo tienen fácil, ya que entre ellas surgen las diferencias esperables de las diatribas éticas que a más de una se le presentan. ¿De verdad tienen que tomarse la justicia por su mano? ¿Significa esto ponerse a su altura? ¿Qué más puedes hacer cuando ya no te queda nada? Preguntas, preguntas, y más preguntas, que harán tambalear el plan de venganza.
La serie despista con su tono y un guion con alfileres
Sin embargo, y por desgracia, Noche de chicas termina siendo un ejemplo más de que una gran idea no es nada si no está bien desarrollada. Esa es la sensación que a uno se le queda tras el visionado de la ficción, que termina decepcionando más por su forma que por su fondo. El problema lo encontramos principalmente en el tono que se le otorga a la serie, el cual termina afectando de manera directa también a su guion.
Sus creadores decidieron darle a la miniserie un cariz de comedia negra -viniéndonos a la memoria títulos como Big Little Lies (historia con la que guarda además algunas similitudes) o referencias al cine de Tarantino en su puesta en escena- pero en este caso, no termina de funcionar. La gravedad de los hechos que se narran y que detonan toda la trama, y el nivel de dramatismo que supone para algunos de sus personajes, deja poco espacio para el humor con demasiadas escenas en clave de comedia de situación que acaban despistando al espectador.
Ofrecer un gag justo antes de una secuencia verdaderamente traumática para una de las protagonistas (o viceversa) crea un ambiente totalmente anticlimático en nuestro proceso sensorial ante ambas situaciones: la broma no termina de encajar y el momento dramático pierde fuerza y verosimilitud. Y es ahí cuando las actrices se quedan 'vendidas' frente a un texto que parece no estar del todo bien construido.
Su elenco principal resulta solvente, con una María León sobresaliente en su intento de encontrarle el tono a la producción y una Paula Usero obligada, por la circunstancia de su personaje, a redoblar sus esfuerzos en la expresividad de su rostro y de su cuerpo. Pero, episodio a episodio, las protagonistas se ven envueltas en algunas peripecias absurdas que restan credibilidad a la trama principal. Esta está trufada de algunos agujeros de guion, tanto en las decisiones que hacen avanzar la serie como en la forma en la que se resuelven algunos conflictos.
Por otro lado, se agradece el ritmo y la duración de los capítulos -25 minutos por entrega-, lo cual ameniza y hace muy fácil su visionado. No obstante, el reducido metraje de la ficción penaliza también esa construcción del background de las cinco protagonistas, con momentos en los que no terminas de entender algunas de sus determinaciones. Mención especial para su banda sonora, con una exagerada música de tensión en algunas secuencias que, por momentos casi paródicos, te terminan de sacar de la historia.
En definitiva, la Noche de chicas que celebra desde hoy Disney+ está cargada de luces y -demasiadas- sombras (al menos, más de las esperadas), haciendo que lleguemos a su desenlace -con esa final del mundial, que empieza a ser recurrente en nuestra ficción, como colofón- con una sensación agridulce, sabedores de que esta interesante historia nos podía haber dado mucho más.