Anne Igartiburu: “Cristina Pedroche me encanta. No es cuestión de cuánta piel enseña, sino qué mensaje hay”
Desde la Nochevieja del 2005, Anne Igartiburu es la persona con la que millones de españoles toman las uvas para despedir un año y dar la bienvenida a otro. Primero como “acompañante” y desde hace mucho ya como “la que lleva la retransmisión”, como ella misma define y valora, la presentadora se ríe al considerarla una leyenda de la última noche del año, ahora que afronta sus decimoséptimas Campanadas consecutivas en TVE.
Entrevistamos a la presentadora de Corazón para que nos cuente cómo ha llevado su regreso al diario, pero sobre todo para que repase su larga trayectoria en el evento más millonario de nuestra televisión, las Campanadas. Las que recuerda con más cariño, su interés por las audiencias, su experiencia el año pasado con Ana Obregón (con la que no podrá repetir por culpa del Covid y será sustituida por Jacob Petrus), y su consideración sobre haber sido por primera vez dos mujeres en La 1: “Para mí está bien el titular, vale, pero lo siento como más normalizado”.
Igartiburu nos adelanta también qué mensajes enviará en estas Campanadas, por la salud mental, contra la violencia machista, por la diversidad y en apoyo de los jóvenes y el colectivo LGTBI. Y desvela además que lucirá un objeto con significado muy especial: “Voy a llevar la estrella que llevé hace dos años, de Raffaella Carrá, que era y sigue siendo mi maestra, y este año le hago un guiño”.
De cara al futuro, la presentadora razona que la “experiencia y madurez” que ha adquirido le han permitido forjar un carácter que ahora quiere reflejar, y no oculta su deseo de “hacer más prime time”, desvelando su predilección por los datings ya que se siente “muy cómoda en ese registro”. “Llevo mucho tiempo esperando, y espero que por fin alguien quiera”, dice con paciencia Igartiburu sobre TVE, justo cuando se ha desvelado que conducirá un programa de entrevistas en Telemadrid.
Te enfrentas a tus decimoséptimas Campanadas consecutivas en TVE. ¿Sientes que la Nochevieja ya no sólo se asocia a La 1, sino también a Anne Igartiburu, como una leyenda de esta última noche del año?
[Ríe] Ya... ¿es curioso, verdad? Yo de hecho, claro, tengo las anteriores de ETB, que eran algo como más local, con Martín Berasategui y con gente popular vasca en la autonómica donde estaba trabajando, y veía las Campanadas en La 1, lo típico. Pero cuando empiezas a dar las primeras, te hace ilusión. La segunda, la tercera... Pero luego, te conviertes en que eres tú el rol que lleva el peso de la retransmisión, y de ser “acompañante”, porque siempre la chica iba como más de acompañante, a ser la que lleva la retransmisión y tienes caballeros que te acompañan. Imanol Arias, José Mota, Carlos Sobera, los de MasterChef, el otro, el otro... y empiezas a sentirte como muy útil. A mí me parece muy interesante esto, que diecisiete años consecutivos en La 1 no las ha dado nadie, menos una mujer. Más los que llevo en las autonómicas, significa un poco también confirmar la confianza que tiene la cadena en que la retransmisión va a salir bien. Y además no sólo depende de mí, tenemos un realizador, continuidad, reposiciones, emisiones, guionistas... un montón de gente que está ahí metida.
¿Hay alguna que recuerdes con mayor cariño o que fueran más importantes para ti?
Sí. Primero porque las di con Ramón, y segundo porque estaba embarazada. Fue un año muy chulo para mí, estaba embarazada de poquito además, y fueron con Ramón, que quieras que no es mi compañero desde que estábamos en ETB hace 30 años.
De todas ellas, las del año pasado fueron especialmente alabadas por ser tan emotivas. No sólo por Ana, sino también por cómo lo encajasteis con la pandemia. ¿Cómo serán las de este año?
En reuniones ya hemos comentado que si viene gente a la plaza habrá menos, eso seguro, y no sabemos incluso ni si definitivamente dejarán pasar. ¿Cómo me gustaría que fuera? Pues las primeras palabras que me vienen son “prudencia” y “cuidado”. No sé lo que diré el 31, pero ahora me gustaría que fueran de mucha prudencia, de aplicar todo lo aprendido en todos los sentidos: a nivel sanitario, de protocolos de cuidado, y también a nivel emocional, logístico, sentimental, familiar, profesional, vital... Me gustaría que este año, si ya el pasado reivindicaba un poco esto, sigamos aplicando lo que hemos aprendido de reflexión, de consideración con los demás, y también, por qué no, valorar y apreciar la vida.
Llevaré algo que tenga que ver con el respeto a todo el colectivo LGTBI, y todo lo que tenga que ver con el respeto entre los seres humanos. Que somos seres amantes y amables, no deberíamos de estar odiando
¿Te gustaría dar algún mensaje? Lo digo porque tras la triste muerte de Verónica Forqué, parece inevitable poner una vez más la salud mental sobre la mesa. ¿Desde la TV se puede ayudar, o al menos concienciar, para que todos estemos mejor? ¿Ese puede ser un buen mensaje?
Claro. Salvando las distancias, García Márquez hablaba del “susto del amor”. Nosotros hemos vivido el susto del miedo, de la pérdida. El año pasado estábamos todavía con el susto, y este año estamos pagando el precio caro del duelo, de la ausencia. Y por eso precisamente tenemos que poner más atención en las personas que quizás, en un momento dado, son más vulnerables y tienen menos recursos emocionales para salir adelante de un golpe como este. Se está haciendo más evidente la necesidad de ser considerados, y no solamente nosotros como ciudadanos, sino también las instituciones. Se ha ido escondiendo durante siglos cuando había un problema con la mala gestión emocional, con una enfermedad mental. Yo estoy ahora con el libro de Ángel Martín, por ejemplo, porque le voy a hacer una visita, y este libro habla perfectamente de cómo se vive en primera persona el dolor en el proceso de no estar bien.
Parece que siempre tenemos que estar bien, y más ahora con las redes que siempre estamos todos tan guapos y tan estupendos. Pues bueno, para estar bien hemos tenido que morder el polvo. Entonces, cuando nos salga ese polvo por una comisura del labio, necesitamos mirar al amigo y decir: te necesito. Cuando estamos ahí decimos: ¡Va, todo está bien! Bueno, estará bien, pero ahora estoy mal, estoy jorobado o jorobada.
Así que tienes toda la razón. Es uno de los guiños que voy a hacer, a la consideración y al cuidarnos los unos a los otros desde la parte emocional. Quiero también hacer mucho hincapié porque este año ha sido un año en el que hemos visto la falta de respeto con las personas que son distintas, y también con el poco respeto que se ha tenido al ámbito de la mujer, donde se ha visto violencia hacia la mujer y en general de personas y diversidades, de como tú concibas tu vida y tu identidad. No tenemos que olvidar que son cosas importantes, que cada uno tiene que sentirse feliz en su piel y acompañar a las personas, sobre todo a las más jóvenes, que son momentos complicados para los más jóvenes, a buscar su identidad, su espacio y su lugar.
¿Y a parte de mensajes, tienes pensado algún homenaje?
Yo llevo objetos chiquititos cada año, que han pertenecido o que pertenecen a alguien, y hago un pequeño homenaje. Voy a llevar la estrella que llevé hace dos años, de Raffaella Carrá, que era y sigue siendo mi maestra, y este año le hago un guiño. Es muy particular, pero lo llevo conmigo. Y luego llevaré algo que tenga que ver con el respeto a todo el colectivo LGTBI, y todo lo que tenga que ver con el respeto entre los seres humanos. Que somos seres amantes y amables, no deberíamos de estar odiando.
El año pasado fue la primera vez que dos mujeres se ponían al frente de las Campanadas de TVE. ¿Qué significó para ti, y que puede significar para el propio país?
Pues mira, voy a ser súper honesta: ya ha habido mujeres que han dado Campanadas a nivel nacional, y fueron Pilar Rubio, Sara Carbonero y Marta Fernández. Un trío maravilloso en Telecinco, que dieron ellas las Campanadas ya. Pero sí es verdad que en la televisión nacional pública, en La 1, es la primera vez que lo hemos dado, Ana y yo. Para mí está bien el titular, vale, pero lo siento como más normalizado. No me gustaría que fuera un titular. Somos dos comunicadoras que tenemos una trayectoria yo creo que ya reconocible, y no me duelen prendas en decirlo. Quisiera también que fuera normalizado, porque todo el valor tienen mis otros compañeros, y quizá es echar piedras sobre mi tejado, no lo sé, pero yo lo veo más por la carrera profesional y por tener a Ana García Obregón ahí en el balcón, que me parece increíble. Una señora que lleva muchos años, que ha hecho muchas cosas. Y si no hubiera pedido a Rafaela Carrá, o Antonio Banderas, o Miguel Ángel Muñoz, u otros muchos, independientemente del sexo.
[NOTA: La entrevista se realizó antes de conocerse la baja por Covid de Ana Obregón, y que será sustituida por Jacob Petrus]
¿Hasta qué punto te preocupa la audiencia que consiga la emisión? ¿Al día siguiente lo miras, te preocupas, comparas con otros años?
Sí claro. No me preocupa, pero sí me interesa. Me gusta mucho, y de hecho nosotros antes de terminar la retransmisión primero hacemos una conexión con Canarias, y hacemos una promo, que nos baja muchos puntos. Me da mucha pena porque si no la media sería mucho más alta. Porque nosotros no terminamos hasta que termina la conexión última con Canarias de “nos vemos en una hora”, y metemos un vídeo promocional de la cadena. Eso hace que la gente ya cambie de canal, y sí que me gustaría que fuera la media verdadera, que es justo hasta que decimos “feliz año nuevo, y hasta el año que viene”. Pero sí que me gusta tener mucha audiencia, como a todos, porque al final somos profesionales, y queremos mirar la cifra lógicamente.
Actualmente es Cristina Pedroche quien acapara mucho la atención, sobre todo por su trabajado look. ¿Qué opinas de ese “fenómeno”?
Me parece una muestra de creatividad, de hacer un guiño con su vestuario, que también es una herramienta de trabajo como cualquier otra. Normalmente son guiños y una declaración de intenciones sobre algo, no es solamente el vestido, es que hay ahí una chica que está trabajando muchísimo. Me encanta, qué te voy a decir. A mí Cristina me parece estupenda, haga lo que haga, y siempre le da una vuelta de tuerca, se arriesga y no es una cuestión de cuanta piel enseña o cuánta deja de enseñar, sino qué mensaje hay y cuál es el guiño que hace a una generación de comunicadoras que están libres de cualquier tipo de estereotipo, y que ella también está buscando su sitio, su espacio, y arriesga. Y me parece muy bien.
¿Te imaginas cómo sería volver a vivir una Nochevieja sin tener que dar las Campanadas?
[Ríe] Pues... no sé. A veces digo: bueno, si me llaman bien, y si no me llaman, ¿qué haría? Y no sé qué haría. Supongo que las vería desde algún sitio lejos, al calor. Me imagino que haría algo así, pero no sé, no tengo ni idea.
¿Y te gustaría probarlo algún año? ¿O mientras TVE quiera y te llame, tú sigues dispuesta?
Sí, sí. De hecho, me encantaría llegar a las 20, que me quedan tres, como número redondo. Como este año, que hacemos 25 años de Corazón, y yo digo: quiero llegar a los 25 de Corazón. Sí, me encantaría, y mientras me llamen yo voy a estar, por supuestísimo.
Quiero hacer más prime time. Quiero hacer entretenimiento familiar, emocional
Hablando de 'Corazón', acaba de volver a diario. ¿Cómo has llevado el regreso, y también esa etapa sólo en el fin de semana?
Con la pandemia llegó una llamada de teléfono y fue algo así como: no vengas. Era lógico, no podíamos hacer otra cosa. Luego se volvió con el fin de semana, y al principio lo recibí con mucha alegría porque era volver, y también el formato fin de semana a mí a nivel familiar, logístico, me viene fenómeno. Y cuando ya seguíamos con el fin de semana, la gente nos pedía volver entre semana, y todos los compañeros, redactores, equipo querían. Entonces cuando llegó la llamada del entre semana, pues estupendo. Yo estaba encantada con el fin de semana, te confieso que ya me había acostumbrado, pero yo creo que está bien, y cada día a las 9:00 verTele saca a sus audiencias, y miro. Según dejo a los peques en el cole lo primero que hago es parar, abrir verTele y mirar cómo vamos. Y vamos muy bien, estamos dejando ya más puntos de lo que dejaba el programa anterior, dejamos una buena bandeja a informativos que también es importante, y tenemos un equipo tan ilusionado, con tantas ganas... Ahora mismo en esta transición, Rufino, que es el director, está volcado con todo el equipo de subdirectora, redactores.. a tope. Está siendo muy duro, y tengo que reconocer que en la transición está todo el mundo volcado, porque que hay que recuperar, coger un poco el ritmo antiguo, con nuevos redactores, con nueva línea un poquito más extensa porque tenemos más minutos... pero felices, encantados. Y yo creo que la cadena también está contenta.
Tras recuperar esa ventana diaria, ¿qué te gustaría? ¿Echas de menos algún formato de prime time? ¿Te gustaría probar en algún magacín?
Pues mira, llevo ¿25?, ¿27 años? No sé, casi 30 van a hacer en Televisión Española, porque empecé con El Imperdible en el 94, y quiero hacer más prime time. Quiero hacer entretenimiento familiar, emocional. Me gustan mucho los datings, me encantan todo lo que tenga que ser hablar de las relaciones, para hablar abiertamente de cómo sentimos los seres humanos, que es mi motor de vida. De hecho, todo lo que trabajo en el ámbito del desarrollo personal habla sobre la comunicación y las relaciones de las personas, la gestión de la emoción. Y sí me gustaría hacer algo que sea como se hacía antes en Una carta para ti, o Sorpresa, sorpresa o un dating en el que me quiero declarar a ti, te quiero pedir que te cases conmigo, o te quiero confesar que eres mi profe y estoy enamorada de ti, o mamá voy a salir del armario. Lo que mueve el mundo son las emociones y los afectos, y me gusta mucho. Me siento muy cómoda en ese registro. De una manera blanca, sin llegar a amarillear. Me gusta mucho, y creo que la tele tiene también un cometido de entretenimiento emocional, y me gusta muchísimo esa parte. O bueno, si llega un concurso será un concurso, si es un talent será un talent... Llevo mucho tiempo esperando, y espero que por fin alguien quiera. No sé, ya veremos. No depende de mí.
También estoy forjando un carácter que se tiene que reflejar, que va con la madurez del ser humano, de ponerme ante una cámara y ser líder a la hora de contar historias. De liderar y de tomar las riendas de cualquier asunto que suceda en el plató, como me pasó con el Cobra, cuando de verdad tienes que decir: oye, para. Eso también se nota. Yo lo he visto con Raffaella, con María Teresa Campos, con Mercedes Milá, con las maestras, o incluso con Jorge Javier. Hay que saber respirar el plató y el pálpito. Y eso también requiere de experiencia y de madurez.