José Pinto cuenta cómo es su vida tras “¡Boom!” y desvela detalles de lo que no se ve en TV
Dos meses después de abandonar ¡Boom!, José Pinto ha concedido una extensa entrevista a Radio Xálima para repasar su aventura en el concurso de Antena 3 y su actual vida fuera de 'Los Lobos'.
Entre otras cosas, Pinto valora a su sustituto, Alberto Sanfrutos, del que destaca su función “multiservicio” para responder preguntas de cualquier temática. Puede que Sanfrutos y sus compañeros Manu, Valentín y Erundino se lleven algún día el bote. Algo que José Pinto ya imaginó durante su paso el programa. “Cada cierto pensábamos que esto estaba maduro para llevarnos el bote”, asegura. Sin embargo, dejó ¡Boom! sin conseguirlo. Y tiene claro por qué. Según su teoría, en la bomba final hay preguntas dificultad media, alta, muy alta y 4 “imposibles”. Afirma que de estas 4 últimas siempre conseguían responder 2 o 3, pero nunca las 3. De ahí que crea que Los Lobos ganarán el bote cuando “el programa afloje un poquito”.
En caso de que así ocurra, el lo verá por televisión. Un medio del que dice estar “hartito”, aunque no descarta volver a ella “más adelante, cuando me desintoxique un poco”. Y es que lleva hasta su última participación en ¡Boom!, emitida el pasado 18 de diciembre, José Pinto llevaba “casi dos años y medio” apareciendo en la pequeña pantalla, pues enlazó su paso por Saber y ganar con el del formato presentado por Juanra Bonet.
Para más inri, ambos concursos se graban en Barcelona, lo que le suponía un gran esfuerzo físico con tanto viaje. Según cuenta en la entrevista, para ir a la grabaciones primero tenía que recorrer 125 kilómetros desde su pueblo, Casillas de las Flores (Salamanca) hasta la capital salmantina para coger un pueblo destino Chamartín (Madrid). Allí cogía el Cercanías para llegar a Atocha, donde cogía otro tren hasta Barcelona. Allí siempre le esperaba un taxi para ir al hotel antes de grabar cada programa. “Entre el viaje de ida, el viaje de vuelta y dos días de grabación hacía 40 horas, lo que se considera una jornada semanal. Y además tenía que hacer mi trabajo en casa con las vacas”, explica José Pinto.
Por si fuera poco, las jornadas de grabación no eran precisamente breves. “Entrábamos a las 9:30 de la mañana y casi siempre salíamos a las 21:30 de la noche”, cuenta. Además, la grabación de cada entrega “dura bastante más de dos horas” porque, entre otras cosas, “cada vez que explota una bomba hay que parar y limpiar”.
Sin embargo, esa ajetreada vida acabó por “motivos personales”, como él mismo ha señalado en varias ocasiones. Ahora se dedica a dos de sus pasiones, el cine y la lectura, y a su trabajo en el campo. “Sigo con las vacas y sigo sin tiempo para viajar”. Y es que viajar es otra de las cosas que le gustaría hacer en esta nueva etapa de su vida. Sobre todo “conocer lo más cercano de España y Portugal”.